La vida te da más que sorpresas; cuando menos te lo esperas, un proyecto que estabas seguro que iba a salir de una forma, da miles de cambios y se transforma en otro, por eso quizás sea maravilloso esto del vivir.
Y esto viene a cuento porque hace dos años, más o menos, se me ocurrió la idea de escribir un libro con poemas irónicos y desenfadados interpretando las líneas de las carreteras, darles vida de alguna forma con unas extraordinarias e impresionantes fotos de Antonio Amboade, un auténtico crack.
La idea era hacer una exposición (que estamos en ello) y cuando discurríamos sobre como llevarla a cabo, mi editor Francisco Villegas (Ediciones Cumio) nos dice que nos publica un libro, En tu línea (pincha en el enlace y en la foto central que te aparecerá)
Y cuando ya esta publicado el libro, y seguimos pensando en la exposición, un día recibo una llamada Alicia Longueira, directora de la Fundación Wenceslao Fernández Flórez, el autor de El bosque animado, y me dice que ha leído el libro, que le parece muy original, y que quiere hacer una adaptación para llevarlo a los escenarios.
Yo cuando oí eso, no aluciné, reflipé: «¿Una obra de teatro, una obra de teatro?». Primero pensé que no había entendido bien, porque me esperaba cualquier cosa, pero una obra de teatro con los poemas, una adaptación… pues ya llevan casi dos meses ensayando y para mediados de este año tendrá lugar el estreno, aunque obviamente desconocemos todavía donde.
En fin, eso, que la vida es alucinante y cada día te da más sorpresas, tanto que ya no me extrañaría que un día me llamara un ceramista y me dijera que con el libro quisiera hacer un botijo. Lo veo venir.