Las vacaciones tienen eso: que como consiste en tener tiempo, piensas, meditas y te enteras; bueno, yo no, me refiero a la gente normal. Y en esto del pensamiento, así por la mente se me vino estos días lo de los encierros. Yo supongo que eso de los encierros es como una religión, como ser católico o mahometano incluso imbécil, lo eres y lo eres y no hay remedio, no puedes luchar contra ello.
Que te gustaría ser budista… pues te jodes, no lo eres, a no ser que subas todos los días cien bombonas de butano a casa, las de color naranja, y al final, pues oye, todo es un empezar, porque igual un día ese color rojizo te afecta, pintas una sábana, te la lías a la chepa, te afeitas la cabeza y… pero es raro, mucha bombona de dios tienes que subir, creo.
Realmente esto de la tradiciones se lleva en la sangre. Tu naces en Pamplona, por ejemplo, y te van los cuernos que no veas, los de los toros me refiero, y por mucho que trates de evitarlo… pues imposible. Ves un manillar de una bici de carreras, pues para ti como si son las astas de un mihura, te pones nervioso y ya te da ganas de ponerte delante. Vas a colgar la ropa a un perchero… pues tocas el colgador como si fuera el pitón. ¿Y lo puedes evitar? Pues no; si eres de Pamplona, no; si eres de Huelva, sí ¿por qué?, huelvan comentarios.
La verdad que parece una bobada, pero es así. Por ejemplo, ¿vives cerca de El Rocío, en Sevilla? pues saltas vallas; ¿eres del País Vasco?, levantas piedras; ¿eres catalán?, enamorado del Ibex 35; ¿eres gallego?, nunca tendrás nada claro.
Lo complicado en esto de las tradiciones es cuando no eres de un solo sito, sino que de alguna manera eres de dos. Que tu padre es de Pamplona y tu madre del Rocío…. pues dudas si te van los cuernos o las vallas, hasta que poco a poco, por eso de los genes, pues te declinas por uno, aunque en esto hay casos muy sencillos.
Sin ir más lejos el mío, que lo digo no por presumir, sino para aclararte las ideas. Mira, como por parte de padre soy de Palencia y de madre gallega… pues que quieres que te diga… entre no tener nada claro y la manta palentina, pues me tiró más la manta y no hay dios que me quite la siesta. ¿Y es mejor una tradición que otra?, ¿es una más o menos más peligrosa?, pues todas tiene su aquel. Si te contara la de veces que soñé que era de Pamplona y me empitonaba un toro… he dicho toro, ¿vale?