En la vida muchas veces hay que tomar decisiones, gusten o no, pero siempre con la dignidad por delante porque quien no actúa así, con nobleza, no merece ni el menor respeto y consideración. Se convierte en un simple títere, en una marioneta, en un hombre de plástico de los muchos que hay en esta sociedad en la que parece que todo es un dejar pasar sin tomar medidas, no sé si por miedo o por incapacidad.
Los demócratas españoles tienen una deuda histórica con México ya que durante la Guerra Civil, muchos mexicanos llegaron a España y dejaron su vida luchando al lado del bando republicano frente al golpe de estado del general Franco.
Asentada la dictadura, miles de compatriotas se exiliaron y encontraron en México un lugar seguro donde poder vivir y donde, en muchos, casos, tuvieron que quedarse para siempre sin poder regresar a su casa.
Ahora que México se encuentra en una situación extremadamente delicada por las sucesivas actuaciones demenciales de Donald Trump es el momento de hablar claro, de que se escuche la voz de España, ponerse al lado de México y crear un frente común con todas las naciones hispanoamericanos para decirle al actual presidente de Estados Unidos que «así, no», que como tal y como actúa tendrá frente a él no solo a Latinoamérica sino también a toda Europa.
Callarse, no decir nada y permanecer en silencio en esta situación (que solo es un instante en la Historia de la Humanidad), no solo es ser un desagradecido con los mexicanos, sino que es ser también un país pelele y actuar igual que el matón de Trump. Trump pasará, pero lo que no se olvidará será la cobardía de un país desagradecido, y yo no quiero que ese sea el mío.
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