Para aprender cómo funciona Internet, pero de forma perfecta, es fundamental una cosa, pero fundamental; vamos que sin eso no puede ser: que el ordenador no sea tuyo. Como sea tuyo la fastidiaste, seguro, pero fijo, y te quedarás frustrado en medio de un mundo fascinante; pero si el aparatejo de marras es del Ayuntamiento o la Diputación y lo utilizas en una biblioteca o vas a un Ciber, por ejemplo… bueno, bueno, aprendes que alucinas y te adentras en el mismísimo futuro, en la cuarta dimensión, en los agujeros negros del saber con una valentía, con una alegría y una ignorancia internáutica…
«Está seguro que quiere… la web puede contener… ». Tú lees eso en la pantalla de un ordenata de cualquier institución y hasta te entra la risa. «¿Qué si estoy seguro?, bo», y te repites: «¿Pero que si yo estoy seguro Mr. Google, yo, Alberto Peláez?», anda, segurísimo, te creces, pinchas con el ratón y ¡¡ hala !!, hacia el más allá informático, hacia otra dimensión del conocimiento y a descubrir cosas increíbles.
Sí, increíble; lo mismo puedes llegar a una página que hablan de la posibilidad de viajar un día dentro de microorganismos por las entrañas de la tierra o una de Japón en la que se abren y abren a su vez páginas y más páginas como si estuvieran repartiendo cartas de póquer, y no es que navegues, es que vuelas.
Pero claro, esto si el ordenador no es tuyo, que hasta si te pones puedes escribir con los pies y poner los acentos con el codo; porque como sea tuyo, eso de navegar…. nada, y volar… ni un aleteo, chaval, ni uno.
Y fíjate lo que son las cosas, cómo cambia todo, porque si es tuyo y te dice lo mismo: «Está seguro que quiere… la web puede contener… », ya casi te da un sobresalto; lo de contener lo que contienes es la respiración y al ratón lo acaricias porque no vaya a ser que el animalejo adquiera vida propia y acceda él solito al sito y lo escaralle todo.
Y hasta tal punto te afecta el pasmo coronario que si hay alguien a tu lado le preguntas nervioso cómo diablos puedes salir del lío en el que te metiste y hasta mentalmente ves entrando al técnico en casa llevando la CPU o PCU, o como le llamen al cacharro ese, y a lo mejor termina destrozándotelo y te cobra un pastón por algo que nunca sabrás que hizo, ni él, claro.
Sinceramente; esto de la informática, de la Red y de los ordenadores (que yo lo mezclo todo como si fuera un pisto) realmente es un placer, un entretenimiento; bueno, la repera. Y si será la repera que yo pincho y pincho y repincho y hasta he descubierto que Internet tiene vida propia; de verdad, como si fuera algo humano, un ser terrenal, un ser vivo, con sensibilidad, con sentimientos, con alma y hasta con creencias religiosas, o por lo menos eso percibo en mi ordenador porque a veces me dice: «La página expiró», y de verdad que cuando leo eso de «expiró»… es que me da unas ganas de hacer un entierro; no sé, de rezar o poner una flor en la pantalla…