Para mí que este año los Reyes Magos se confundieron o son tontos, porque en la carta lo ponía muy claro «un barco teledirigido», bo, con la ilusión que tenía…. A mí siempre me habían traído juguetes, desde un helicóptero que parecía una mosca y jugaba con él en el salón, un coche con mando a distancia que no lo podía multar Tráfico, o una cometa, para estar más cerca de las nubes y no sentirme tan solo allá arriba; pero este año…
Yo me levanté como te levantas el Día de Reyes, que es tan pronto que hasta crees que eres otro, y entonces una señora que andaba por el pasillo; bueno, una señora no, mi mujer, lo primero que dijo fue «pero espabila» y me dio un sobrecito, pero un sobrecito pequeñito él… Lo abrí y encontré dos vales: uno para pasar un fin de semana en un balneario y otro para ocho sesiones de masajes.
Claro, yo esto, eran tan temprano que no sabía si lo estaba leyendo o soñando; pero con otro «espabila», ya me centré. Al principio cogí el sobre y por el rabillo del ojo miraba si había una caja donde pudiera estar el barco; pero ná, ná de caja, el sobrecillo ese y nada más, y entonces… pues como los toros, pero internamente: Diversidad de opiniones. ¿Un balneario? ¿unos masajes? ¿qué hago yo en un balneario? ¿qué hago recibiendo masajes? ¿y mi barco, dónde está mi barco?
Estaba ya así con el sobrecito en la mano, como melancólico, soñando con mi barquito, cuando reaccioné y me dije: «Pues unos días en un balneario, descansando y con agua calentita… no está mal, y que alguien te manosee todo el cuerpo y te desanquilose… pues tampoco»; pero claro, a este pensamiento le vino otro casi en paralelo, sí, para lelo, que así es como me sentía. «Y este cambio tan radical de los juguetes a estas actividades tan tranquis, casi extradeportivas… » y entonces pues como que me hicieron replantearme la vida, ya ves que tontería, mira que no hay cosas con las que te la puedes resetear, pero un sobre…
Y joé lo que hace el coco, tío, joé lo que hace, porque de repente me entró así como un vértigo, como un escalofrío, que me fui directo al cuarto de baño, me miré al espejo y me dije: «Hombre, no, yo creo que aún no», pero a la vez me dije «o igual sí porque… » y se me pusieron los pelos como escarpias.
Y es que me da que el próximo año, otra vez nada de juguetes ni juguetos e incluso ni balneario ni masajes ni leches, me da que en el 2016 me tocan las muletas o una caja, no la del barco, sino esas de 1,90 X 60 y que al abrirlas suena un padrenuestro, ¿sabes?, esas que no son precisamente de toda la vida. Bo, estos Reyes son tontos.