– Jessie, déjame preguntarte una cosa. ¿Cuál es el momento más memorable de tu vida?
– ¿Cómo dice, señor?
El Diácono enarcó las cejas.
– ¿No tienes ninguno?
– No sé si acabo de entenderlo, señor.
– El momento más memorable de tu vida -repitió el Diácono… Todos tenemos alguno. Podría ser una experiencia feliz, o triste.
(Jessie cuenta que el momento más memorable de su vida no fue esta con una chica, sino la muerte de su padre, acaecida en trágicas circunstancias.
Continúa hablando el Diácono:
– En mi experiencia, el momento más memorable en la vida de un hombre rara vez es agradable. El placer no nos enseña nada salvo que el placer es placentero. ¡Y ya me dirás tú qué lección, eso lo sabe hasta un mono sacudiéndosela! En fin. ¿Sabéis cuál es la esencia del aprendizaje, hermanos míos? El dolor. Pensadlo bien. Por ejemplo, rara vez nos damos cuenta de los felices que somos de niños hasta que nos arrebatan la infancia. Normalmente no reconocemos el amor verdadero hasta que ha quedado atrás. Y entonces, entonces decimos: anda, pero si era eso. Ése era el auténtico… Lo que nos moldea es lo que nos mutila. Un alto precio, estoy de acuerdo. Pero… -extendió los brazos y les dedicó su sonrisa más apoteósica-… la lección que aprendemos de eso no tiene precio.
Dennis Lehane.
Cualquier otro día. (Excepcional novela cuya reseña tenéis AQUÍ)
RBA. Serie Negra.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Cuál es tu momento más memorable? ¿Es triste o alegre?
Yo, por desgracia, le tengo que dar la razón al Diácono. Y al pobre Jessie. (Si no lo quieres contar, el momento, marca si es alegre o triste en la Consulta de Fin de Semana de la Margen Derecha…)
Jesús Lens, inquisitivo.