Mudarse no es un capricho. Pero una vez que decides hacerlo, hay que liarse la manta a la cabeza y no pensarlo. Ya has buscado un piso nuevo, le has pintado las paredes, le has acomodado las habitaciones a tu gusto… y hay que trasladarse.
La de dejar los muebles en la casa antigua, por ejemplo. Item más, la de no poner la propia casa antigua en venta. Muy al contrario, ¿qué pasa si tenemos dos casas abiertas a la vez? Unos días dormimos en una y, otros, en la otra. Unos días comemos en la vieja casa, con los vecinos de siempre, y otros días comemos en la nueva.
Internet permite esto y más.
Así que, desde ahora, Pateando el mundo tienes dos casas abiertas y a su entera disposición. Y el tiempo dirá si la vida nos lleva a pasar más tiempo en una o en otra…
Fdo.- Patón en (permanente) tránsito.