"SEXO EN NUEVA YORK" SE CARGA A "INDIANA JONES"

La que se me viene encima en casa. La adaptación cinematográfica de “Sexo en Nueva York” recaudó en su estreno la nada desdeñable cantidad de 55,7 millones de dólares, diez más que las aventuras de Indiana Jones, al que han apeado de su podio recaudatorio en el mercado USA.


El 85% de los espectadores de la película de las picantes chicas neoyorquinas resultaron ser mujeres y, ya me estoy viendo el percal, con Sacai despanzurrada de la risa, ante el inaudito hecho de que Carrie, Samantha y compañía hayan dado sopas con ondas al bueno de Indy (cuya última película sigue provocando una buena cantidad de discusiones y comentarios.)

Por cierto, tras este pelotazo, imaginamos que las productoras hollywoodienses se volcarán, más aún, en la adaptación al cine de afamadas series de televisión. La próxima es “Expediente X”. Luego llegarán “El coche fantástico”, “El equipo A”…

¿Cine? ¿Televisión?

No limit!

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DUENDES DE IMPRENTA

Antes, cuando no había tanto procesador de textos y los periódicos se componían, letra a letra, en las imprentas; era usual que, ante una errata o falta de ortografía, los articulistas nos refiriéramos a esos misteriosos Duendes que cambiaban las letras de sitio, jugando con nuestra prosa.

Desde que Microsoft y Bill Gates pusieron a nuestra disposición el Word, el Outlook y otras herramientas por el estilo, ya no quedan Duendes en las rotativas. Hay falta de atención, prisas o desinterés a la hora de escribir un texto y enviarlo para su publicación, pero, con la moderna infografía, los Duendes se han quedado sin alimento para su voraz apetito, habiendo tenido que mudarse a otros lares.

A los Duendes gamberros, malotes y sinvergüenzas, me refiero. Porque en los periódicos sigue habiendo otros Duendes. Buenos, en este caso. Duendes dotados de una creatividad sin límites, de una imaginación sin igual y de una profesionalidad rayana en la perfección.

Para los colaboradores externos en prensa, sobre todo para los achantados tecnológicos de formación literaria y querencia por las letras, lo que hacen estos Duendes es un auténtico milagro.

Estamos en casa, trabajando con el portátil en un artículo sobre esas secuencias de cine que ya forman parte de nuestro acervo cultural, sentados en nuestra terraza, consultado nuestros libros, tirando de memoria y dándole duro al Youtube. Terminamos de juntar un puñado de miles de palabras, las repasamos, creemos que han quedado bien, pero siempre nos asaltan las dudas. ¿Habremos metido demasiados nombres? ¿Habrá mucha farfolla? ¿No se harán cansinas e indigestas para el lector? Abrimos el programa de mensajería electrónica, le adjuntamos el archivo a un mensaje que enviamos al periódico y nos tumbamos en el sofá a leer un libro, tan ricamente.

Entonces llega el día. Vas al quiosco bien de mañana, compras IDEAL, llegas a las páginas de Vivir y… ¡el milagro ha vuelto a ocurrir! Tus palabras se han convertido en un fastuoso reportaje de dos páginas en que Charlot, atrapado en un rollo cinematográfico, te mira mientras, por detrás, varias de las películas sobre las que tú has escrito, aparecen reflejadas en forma de fotograma.

¡Qué idea, convertir la máquina dentada de “Tiempos modernos” en un rollo de cine, provocando un juego visual de lo más atractivo e interesante! Como otra vez, cuando escribimos de libros cortos que se leen en un rato, mientras esperas el autobús o antes de dormir, y los Duendes jugaron con las cubiertas de un libro y las manecillas del reloj de una estación de tren.

Personalmente, me gustan los ordenadores y la nueva publicación a través de Internet, me encanta esto del Blog, poderle poner vídeos y música a las entradas, etcétera. Pero sigue siendo un placer inigualable eso de abrir las páginas de un periódico y descubrir que tus palabras, por arte de magia, se han convertido en una maravillosa doble página que invita a la lectura y a la contemplación.

Por eso, quiero dedicar estas palabras a los Duendes que, con su trabajo diario, obran ese milagro en las páginas de IDEAL. Son tres. José Santos, Carlos Valdemoros y María Ayllón. Tres Duendes buenos, profesionales, imaginativos y creativos que convierten un puñado de folios emborronados en una preciosa y obligatoria invitación a lectura.

Muchas gracias, amigos. De corazón.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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RETRATO DE FAMILIA CON MUERTA

Dedicado a Rodolfo, seguidor impenitente de esta bitácora
Y hermanísimo militante de Raúl.

Si empezamos esta reseña diciendo que la nueva novela de Raúl Argemí, “Retrato de familia con muerta”, publicada por Roca Editorial, ha sido galardonada con un premio literario, no creo que vaya a sorprender a nadie. Porque, hasta la fecha, todas las novelas de Raúl que se han publicado en España se han llevado alguna distinción. A estas alturas, es difícil recordar todos los galardones atesorados por uno de los narradores más potentes, sugestivos, duros y comprometidos de las letras escritas en castellano.

La nueva novela de Argemí ha ganado uno de los premios más jóvenes de nuestro panorama literario, pero también uno de los más prometedores y mejor considerados entre los aficionados a las letras policíacas: el Premio Internacional L´H Confidencial de Novela Negra.

Si el año pasado, la primera edición del premio recayó en Joaquín Guerrero-Casasola, un mexicano afincado en Barcelona que contaba el Distrito Federal más caótico y sinsentido; en esta ocasión ha sido un argentino, igualmente afincado en la ciudad condal, el que ha contado la realidad más sangrante de una Buenos Aires salvaje que, contra lo que el uso de tales adjetivos pudiera hacer presuponer, no acontece en las Villa-miserias de los arrabales ni está protagonizada por pandilleros drogadictos o representantes del lumpen más tirado y miserable.


“Retrato de familia con muerta” se desarrolla en lo que se conoce como un “country”, una especie de urbanización privada, enrejada y protegida por guardias de seguridad en que no está claro si las grandes y costosas medidas de seguridad persiguen que los malos no entren… o no salgan.

Porque, ¿quiénes son los malos en la novela de Argemí? ¿Y los buenos? De los mejores hallazgos de la novela es la denominación de “los inocentes”, aplicada a esas personas que siempre parecen estar por encima del bien y del mal, vestidas de impoluto blanco nuclear, bien peinadas, guapas y siempre ataviadas para la ocasión. Los inocentes, protagonistas y artífices del viejo aforismo: “Entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Ella, en el caso que nos compete, es una señora de la alta burguesía. Pero podría fácilmente ser un trasunto de la democracia, en general, de la esperanza en un mundo mejor. Del futuro de un pueblo, de un país, encerrado y rigurosamente vigilado y controlado para que no se desmande.

Contar de qué va “Retrato de familia con muerta” no es necesario. Podríamos decir que es una novela negra que encantará a quienes no son especialmente aficionados a la novela negra ya que, pocas veces el “quién lo hizo” tiene tan poca importancia. Una novela negra en que la investigación llevada a cabo por un juez insobornable y hasta cierto punto trastornado, adicto y enganchado a su obsesivo trabajo sirve para mostrar los entresijos de una sociedad neocapitalista en que quedan puestas de manifiesto la contradicciones de las teóricas socialdemocracias modernas, que fomentan unos sistemas cada vez más clasistas y exclusivistas.

Y todo ello narrado con el estilo fragmentado, los capítulos cortos, la multiplicidad de puntos de vista, la ironía y el brío habitual de un Raúl Argemí que, efectiva y posiblemente, haya escrito su obra maestra. Hasta el momento. Porque no dudamos, ni por asomo, de que su novela del año que viene será mejor que ésta y peor que la del año 2010.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

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X QUERÍA CORRER

Despedíamos la semana laboral, el viernes, con esta imagen de Garfield. Y anticipábamos que iba muy en relación con una nueva entrada del Proyecto Florens que, en este caso, es un relato en que se cuenta la historia de X, un tipo cualquiera que, en un momento dado, decide cambiar su rumbo vital. Y no es fácil. Veréis que el relato escrito por José Antonio Flores tiene muchas aristas, ha dado mucho que hablar (ver los comentarios) y aún tiene mucho recorrido por vivir.


Con una dedicatoria muy especial para nuestro amigo Paco Montoro, a ver qué les parece la historia de este hombre, X, que quería correr…