Son fotografías de tamaño gigantesco, de paisajes, pero interpretados por la lente y, por tanto, por la mirada del autor. Son fotos de paisajes casi apocalípticos, equinocciales, que dan idea del pavor y el terror que tuvieron que suponer para aquellos exploradores, viajeros y descubridores que se enfrentaban a esos parajes ignotos y amenazantes de los que nada sabían.
Impresionantes imágenes que conmueven y evocan unos tiempos que nunca volverán. Tiempos en que el hombre estaba desnudo ante la naturaleza y era, más que pequeño, realmente minúsculo.
Naturaleza espectacular, pero hostil, violenta, dura y descarnada.
A mí, desde luego, me ha encantado la exposición.
Si tienen ocasión, no dejen de verla.
Jesús Lens.