Cada persona transmite sensaciones muy distintas, cuando te encuentras cara a cara con ella. Unas son excitantes, otras sensuales, aburridas, sosas, interesantes, divertidas, aterradoras, plúmbeas, reconfortantes… la variedad es casi infinita.
Hay muy escasas y contadas personas, sin embargo, que consiguen transmitir una sensación tan especial como difícil: la paz.
Paz, serenidad, sosiego, bienestar interior… personas dotadas de un aura especial que, cuando te acercas, te atrapa.
A mí, esa sensación, sólo me ha invadido cuando he estado junto a Muhamad Yunus, María, de Quéntar, y Antonio Mesamadero.
Mesamadero, ustedes lo saben, es uno de los dibujantes de IDEAL. Además, escribe unas estupendas columnas, libres y radicalmente independientes. Y dentro de muy poco debutará con un Blog para melómanos que hará las delicias de todos.
Nos vemos poco, Mesamadero y yo, aunque somos vecinos del Zaidín. Pero cada vez que te da un abrazo, notas cómo las pulsaciones bajan de ritmo, los problemas se desvanecen, las dificultades se relativizan y las cosas, en general, son más sencillas, fáciles y agradables.
Mesamadero es, sencillamente, una persona buena.
Hace unos meses, cuando tuve que cambiar de Blog, decidí abrir uno que se iba a llamar El Ágora.
Mesamadero tuvo la gentileza de hacerme este Logo, rico, brillante y fastuoso.
Luego, entre unos y otros me convencisteis de que iba a ser un título pretencioso, frío y poco adecuado para el espíritu que anima esta Bitácora, que terminaría llamándose Pateando el Mundo.
Le pedí mil excusas a Mesamadero, que las aceptó con la naturalidad de un buen amigo, lo que le agradezco enormemente.
Y como este domingo tuve la suerte de encontrarlo, de darle un abrazo y de charlar cinco minutos con él, volviendo a sentir la calidez de una buena persona, pues me apetecía contarlo y compartirlo con ustedes. Si los psiquiatras conocieran a Mesamadero, harían buena la famosa frase de “Más abrazos y menos Prozac”.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.