EL INTERCAMBIO

Hay que ver «El intercambio», por supuesto que sí. Es verdad que, viniendo firmada por el maestro Clint Eastwood y tocando el tema que toca, esperábamos la obra maestra incontestable que la película no es, pero aún así atesora una enorme castidad de méritos que la convierten en cita cinéfila obligatoria para estas Navidades.

 

El punto de partida: desgarrador. Una joven y amante madre, fuerte, dura y hermosa, residente en Los Ángeles de 1928, se encuentra con que, a la vuelta del trabajo, su hijo ha desaparecido. Sin estridencias, Eastwood arranca la película a velocidad de crucero, haciendo que, en cinco minutos, estés perdidamente enamorado de la relación madre e hijo y, de igual manera, que la desaparición del pequeño te provoque hondo pesar, desgarro y dolor.

 

Pero la película no va de la búsqueda del niño desparecido. Al poco rato, un policía llega al trabajo de Christine Collins, espectacularmente interpretada por Angelina Jolie, una muñeca de porcelana rota en mil pedazos y reconstruida con esparadrapos, y le comunica a la angustiada mamá que su hijo… Imposible no conmoverse en ese momento. No les cuento más acerca del mismo para, en el caso de que no sepan cómo transcurre la película, no arruinarles un momento cinematográficamente memorable. Pero no tarden en ir a verla o, créanme, les reventarán la secuencia. Y, desde luego, si no quieren saber, NO vean el trailer.

A partir de ahí, la historia se bifurca, con tramas que se entrelazan y personajes que aparecen y desaparecen. Y comienza la desigualdad, claro. Toda la parte protagonizada por la Jolie me parece muy superior a la trama del rancho. Quizá porque el protagonista juvenil de ésta no termina de dar la talla y porque el doblaje, flaco favor le hace a la intensidad dramática que debería tener.

 

A todo esto, el guión de «El intercambio» está basado en hechos reales. ¿Hasta qué punto? No lo sé. Pero quiero investigarlo. Porque esta historia de corrupción policial, abuso de poder y desprecio por las libertades individuales más básicas contra los que luchan Jolie-Madre coraje y el clérigo interpretado por John Malkovich, pone los pelos de punta, literalmente.

 

Con resonancias al universo más turbio y negro de las novelas de James Ellroy y bebiendo de películas anteriores del propio Eastwood, «Mystic river», «Un mundo perfecto» y «Deuda de sangre» mayormente, la nueva película del maestro americano, aún no siendo todo lo perfecta y redonda que nos hubiera gustado, es un gozoso regalo para estas Navidades. Un regalo, eso sí, en absoluto complaciente. Un regalo que se puede resumir en los labios de la Jolie, pintados de un rojo fuego que lo mismo la hacen arrebatadoramente hermosa y sensual que dolorosa y desgarradoramente frágil, un trasunto del Joker más enfrebrecido y radical.

 

La verdad… antes de seguir hablando de «El intercambio» me gustaría volver a verla. Pero termino con un dato que debería resultar bien elocuente: hace unos días, durante la larga proyección de «Gomorra», no veía el momento de que saliesen los títulos de crédito y se terminase la película. Sin embargo, cuando pasaron los 140 minutos de «El intercambio», aún me quedaban ganas de más. De mucho más.

 

Lo mejor: Angelina Jolie.

 

Lo peor: La inconsistencia de alguna de las tramas y de algunos de los personajes.

 

Valoración: 8

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

PD.- Antes de la proyección de «El intercambio», pusieron los tráilers de las nuevas y presumiblemente oscarizables películas de Sam Mendes, Ron Howard y… ¡Clint Eastwood!, cuyo «El gran Torino» se estrenará muy pronto y nos devolverá a la pantalla al casi octogenario actor/director, en un papel duro, seco y contundente que, se llegó a rumorear, era ni más ni menos que Harry Callaghan, más conocido como Harry el sucio.

 

¡Qué tiemble el Misterio! El otro Clint ha vuelto. ¡Chitty chitty, Bang, bang!