Hace unas semanas anunciábamos la salida de la revista .38, en que se incluía la reseña que os dejo a continuanción, entre otras muchas exquisiteces que os recomiendé leer vivamente. ¿Lo hicistéis? 😉
La tercera de las novelas que Almuzara publica en español de Qiu Xiaolong suponía, para mí, un reto muy importante ya que si el debut del autor chino con «Muerte de una heroína roja» me deslumbró, la continuación de las aventuras del inspector Chen, «Visado para Shanghai», me dejó más bien frío.
Y me dio rabia ya que, con Qiu Xiaolong se inició mi fascinación por ese Crimen Globalizado que nos lleva a leer tramas negras y policíacas que se desarrollan en escenarios tan distintos a los habituales del género, de Suecia e Islandia a Tailandia, Camboya o, como en este caso, China.
Una China sumida en cambios tan vertiginosos como inasibles para buena parte de la población. Entre ellos, el de la vivienda y la construcción. Con lo que hemos oído hablar sobre la famosa burbuja inmobiliaria, la especulación urbanística y la grosera invasión de demenciales centros comerciales que se ha producido en nuestras ciudades, ha tenido que ser un autor chino, residente en EE.UU., el que ponga el dedo en la supurante llaga de uno de los asuntos más candentes de la actualidad del siglo XXI.
La novela comienza con el inspector Chen tomándose unas vacaciones. Como sus seguidores más acérrimos ya sabemos, para completar el magro sueldo que cobra uno de los mejores policías de Shanghai por el ejercicio de su cargo y gracias a su vocación literaria, ha de hacer traducciones del inglés al chino, sobre todo, de novelas policíacas. Y precisamente por ello, por conocer los entresijos de una sociedad como la yanqui, el todopoderoso señor Gu le pide que le ayude con un trabajo muy especial: la traducción del proyecto Nuevo Mundo, un futuro centro comercial vanguardista que se construirá en el corazón de la ciudad y que será una recreación de la cosmopolita y chispeante Shanghai de los años treinta; un proyecto a caballo entre lo cultural y lo comercial que… bueno. Ya se verá en qué acaba desembocando.
Y mientras, en un Shikumen, una auténtica casa antigua y tradicional de Shanghai, una de esas casas enormes que se han ido parcelando y cuarteando para albergar a decenas de inquilinos, aparece muerta una mujer muy especial, famosa por haber escrito una polémica novela bastante crítica con el sistema y conocida por una antigua historia de amor con un intelectual purgado en la Revolución Cultural.
De la resolución de este caso se encargará el detective Yu, ayudante de Chen, que tendrá una inmejorable oportunidad de demostrar que es un gran policía y que sabe volar solo.
Lo mejor de la novela, además de esas continuas referencias a los clásicos de la poesía china (unos cuaversos le dedicamos) que pespuntean la acción, que a muchos irritan y a mí me encantan; es la doble dimensión de la historia de la China que nos plantea Xiaolong, como espejos que se miran, enfrentados, mostrando los sueños de un tiempo, devenidos en pesadilla años después.
Y, sin embargo, toda la novela transmite un cierto optimismo y esperanza en un futuro en que lo individual termina teniendo preeminencia sobre un sueño colectivista que se ha demostrado tan imposible como catastrófico.
«Cuando el rojo es negro» nos reconcilia con un Qiu Xiaolong analítico de la actualidad de un país que es todo un universo en sí mismo, atractivo, fascinante, contradictorio… Una gran novela.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.