DE BARES Y EL PERÚ

Como ya sabéis, ando trabajando en otro libro de cine, «Café-Bar Cinema» (a cuyas evoluciones no me canso de animaros a conocer, a través de ESTA página del Facebook).

En este caso, el protagonismo es para bares y cafés. Y, desde que estoy ahí metido, cuando viajo me gusta descubrir motivos artísticos que los recuerden. Como por ejemplo, estas pinturas que fotografié en Cusco y Lima. Las dos primeras son unos frescos del Taller de Hilario Mendívil. Las siguientes, del Museo del Oro de Lima, un canto al Pisco, las tabernas, las Huacas y los bares… 

GRANADAS DEL MUNDO

Esta mañana hemos asistido, en la Mediateca Francisco Ayala del Centro Cultural CajaGRANADA, a la presentación de un proyecto tan interesante como atractivo y prometedor: Granadas del Mundo.Porque en el mundo, repartidas por los cinco continentes, existen unas 140 poblaciones que se llaman Granada o que, al menos, ostentan esa denominación. Y el objetivo es conectarlas a todas ellas, en principio, a través de una plataforma virtual. Y después, si San Milenio quiere, de forma física y real.

La Garnati del Malí, en la Curva del Níger, también existe
La Garnati del Malí, en la Curva del Níger, también existe

Con el apoyo de la Consejería de Innovación y Ciencia, Granada es hoy un poco más grande. Y, paradójicamente, el mundo es un poco más pequeño. O cercano. Si pincháis en www.granadasdelmundo.com os podréis acercar a Nicaragua, Colombia, Australia, Los Ángeles o el Malí, a golpe de ratón.

Historias, personajes, curiosidades y anécdotas varias jalonan la trayectoria de las Granadas de todo el mundo, desde la cercana y motrileña La Garnatilla a la lejana y misteriosa Garnati, situada en la Curva del Níger maliense.

Un proyecto que puede combinar lo cultural y turístico con lo económico y lo social, desarrollado por la inquieta y activa Asociación Cultural Pura Vida, que lo mismo organiza cine fórums que talleres de lectura o escritura creativa.

Un proyecto, además, brillantemente presentado por César Requesens, de Pura Vida, y por Francisco Cuenca, Delegado de la Consejería de Innovación.

Dicho todo lo cuál, me voy a permitir una digresión. ¡Qué buena impresión provoca Francisco Cuenca, situado por El País, el pasado domingo, como el candidato del PSOE a la Alcaldía de Granada!

Durante su presentación, antes y después, ha estado accesible, cercano y llano, sin perder un ápice de seriedad y profesionalidad. Francisco sabe comunicar y lo que dice va cargado de sentido.

Un detalle: para su intervención, se ha acompañado de unas notas. Eran unos folios perfectamente «mecanografiados» e impresos. Como corresponde. Pero, además, estaban profusamente garrapateados. O sea, garabateados a base de anotaciones manuscritas hechas a bolígrafo. Tantas, que parecía ser más lo escrito a mano que el original texto impreso.

O sea, que se toma las cosas en serio y tiene curiosidad. Porque, después, ha seguido tomando nota de algunas de las cosas que comentaba César, mirando continuamente la web y apostillando con alguna broma y oportuno comentario humorístico su intervención, con rapidez de reflejos, buen humor y mucho ingenio, algo que en estos tiempos, se agradece. Y mucho.

Francisco Cuenca ¿próximo alcalde de Granada?
Francisco Cuenca ¿próximo alcalde de Granada?

Así las cosas y si la noticia de El País no va mal encaminada, ¿habré conocido hoy a F.C. Alcalde?

El tiempo lo dirá.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

CUANDO LAS BARBAS DE LOS RICOS VEAS CRECER…

Esta columna salió publicada en IDEAL cuando andábamos de viaje, entre Perú y Marruecos. Ahora y solo ahora la blogueamos, a ver qué os parece.Una vez me dejé barba. Menudo desastre. Era una barba mustia y desigual, que salía a rodales y me daba un aire infecto, más descuidado de lo habitual. Me hacía parecer un tipo facineroso y alarmantemente sospechoso así que, rendido a la evidencia, me la afeité. Lo que no sabía entonces era que, de haber perseverado en el cultivo de aquella infame mata de pelos locos, ahora sería un tipo perfectamente adaptado a la moda del momento.

¿Vieron las fotos de Antonio Banderas, hace unos días, en su fugaz visita a Granada? ¡Tremenda y luenga barba abigarrada, entreverada de canas sin complejos! Dicen que es para su interpretación de Zorba el Griego, pero yo pienso que esa barba va mucho más allá de un simple requerimiento de cásting, a la verdad. Porque, ¿no es igualmente espantosa la barbita que luce, de un tiempo a esta parte, el guapo de Brad Pitt?

Para mí que los astros de Hollywood, incómodos por ser monstruosamente ricos en un mundo que se desangra por culpa de la crisis financiera internacional, han decidido mostrar su solidaridad con la clase obrera en paro afeando su imagen, intentando pasar más inadvertidos entre la multitud a través de esa estética homeless.

Y es que una barba no es cualquier cosa. Que le pregunten a Fidel «Nike» Castro, por ejemplo. O a los socialistas del 82, por el cambio. Una barba, más allá de la cuestión estética, es una declaración de principios. Hay barbas recias y sólidas, que denotan un carácter fuerte. Como la de Castellanos, ex-futbolista del Granada y del Valencia, que enseñoreaba su figura en el campo desde la profundidad de su espesa y negra barba. Está el modelo Gasol, una barba anárquica y despreocupada, propia del que se levanta por la mañana y sólo piensa en entrenar, ganar partidos, hacer pesas y mejorar su juego. Hasta que se enamora de una cheer leader del Barça y, como por arte de magia, empieza a recortarse con esmero la barbita.

Hay barbas, sin embargo, que resultan inanes e intrascendentes. Como la de Rajoy. Son lo que podríamos llamar barbas-excusa, que sólo sirven para disimular una papada imposible o un acné insostenible, pero que no aportan nada a su dueño y señor. Como la de Griñán, un fallido trasunto de la hidalga barba quijotesca que no resulta en absoluto creíble, sinceramente. Las barbas políticas son barbas perpetuas que, de tan vistas, ya forman parte del paisaje.

Por todo ello, la decisión de dejarse crecer la barba, en estos tiempos, ni es gratuita ni es baladí. De hecho, no sería de extrañar que el afeitado de la sorprendente barba del Príncipe Felipe fuese una cuestión de estado y que Zapatero, a la hora de hacer una crisis de gobierno, se cuide muy mucho de que sus ministrables lleven siempre las navajas bien afiladas. Y es que, ya se sabe: cuando veas las barbas de los ricos crecer, es posible que tus ahorros estén a punto de perecer.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.