Ayer volvimos al cine. Y salimos encantados tras ver ESTA película. Una Obra maestra. Hoy, en IDEAL, hablamos de cine. Y de tropelías e iniquidades. Y de formación. A ver qué os parece.
Aunque pidió que no la fotografiaran, la imagen de su rostro, perlado de lágrimas, dio la vuelta al mundo. Era la preciosa, sugerente, estimulante, exquisita y maravillosa Juliette Binoche, en Cannes, llorando amargamente cuando esperaba que le dijeran que las autoridades iraníes habían liberado a Jafar Panahi y, en vez de eso, le comunicaron que se había prolongado su régimen carcelario y que, en respuesta, él había comenzado una huelga de hambre.
Jafar Panahi es un director de cine iraní que, desde hace unas semanas, está entre rejas, por orden del gobierno de su país. Un acreditado y famoso cineasta, con una filmografía a sus espaldas que incluye películas tan reconocidas, premiadas y alabadas como «El círculo» y que, resultando incómodo para el régimen de Mahmud Ahmadineyad, ha terminado por dar con sus huesos en la cárcel.
Tras presentar su última película en el Festival de cine más famoso del mundo, el también director iraní Abas Kiarostami decía lo siguiente: «El mundo del cine está siendo agredido. Que cineastas estén en la cárcel por hacer películas es algo intolerable, el mundo no puede quedarse indiferente ante este atropello, porque con esto, es el arte en su conjunto el que está preso.»
La organización de Cines del Sur, que se apresta felizmente a cumplir su cuarta edición, se ha posicionado contundentemente en favor de la excarcelación del cineasta. Las circunstancias obligan a tomar partido y seguro que José Sánchez-Montes y su equipo van a aprovechar el festival de cine granadino para erigirse en plataforma que defienda la libertad de expresión y creativa de los cineastas y artistas de todo el mundo.
Cuando Irán está permanentemente en el candelero internacional por cuestiones referidas a la energía nuclear y a las armas de destrucción masiva, puede parecer intrascendente que su régimen haya encarcelado a un cineasta. Pero Kiarostami se muestra tan contundente como clarividente cuando señala que «el Gobierno iraní no tolera a los cineastas independientes de mi país y sólo pone palos en las ruedas del cine independiente… pero ahora ha traspasado unos límites inaceptables. No sé lo que va a ocurrir, porque nada de lo que pasa en Irán es previsible.»
Aunque sigue habiendo mucha gente que considera el cine como un mero entretenimiento, estoy más que convencido de la creciente, necesaria y esencial interacción de lo que ocurre entre los dos lados de una pantalla, frontera cada vez más liviana y permeable. Las pantallas presiden nuestra vida. Pantallas cada vez más versátiles y que nos ofrecen nuevas y excitantes prestaciones. Por ello, si saber leer es capital para desenvolverse en la sociedad, entender e interpretar las historias que nos vienen contadas en imágenes empieza a ser igualmente imprescindible. Y aprender a ver películas, una asignatura que debería ser obligatoria en los colegios de primaria.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.