EL DÍA E

Estoy muy contento de que el próximo día 19 de junio también sea El Día E. El Día del Español, o sea.

A ver. Del español como idioma, que conste.

Declarado El Día E como tal por el Instituto Cervantes, hay una web bienhumorada (y, por tanto, criticada por los salvadores de la españolidad más rancia) en la que se puede elegir tanto la palabra en español más votada como la más original, de las inventadas por los Internautas.

Hace unos años, una iniciativa semejante deparó que “Amor” era la palabra más bonita del diccionario español. Habrán sido los efectos de la crisis, pero tamaña cursilada ha sido afortunadamente relegada y la palabra que comanda la clasificación es la gloriosa y majestuosa “Tragaldabas”.

Por cuanto a las inventadas, casi en lo más alto está “Cagatrochas”.

O sea, comer y defecar. Y reír, claro.

Las cosas básicas del ser humano.

Si votáis y participáis, ¿nos diréis cuáles son vuestras palabras favoritas?

Jesús Tragaldabas Lens.

RABIA

Venía muy bien recomendada por la crítica que la había visto. “Rabia”. Un título tan corto como contundente que ganó la Biznaga de Oro a la mejor película del recién terminado Festival de Cine Español de Málaga, en el que se hizo acreedor, además, al premio a la mejor fotografía y al mejor secundario, Àlex Brendemühl.

Ya sabéis que, en la medida de lo posible, me gusta ver cine español. En las salas de cine. “Rabia”, en el fin de semana de su estreno, un sábado en la sesión de las 21.30, había concitado en Granada a la nada desdeñable cantidad de… cuatro espectadores. Toda vez que ninguno habíamos comprado refrescos o palomitas y que Multicines Centro no tiene parking, el “negocio” para la empresa fue, exclusivamente, el derivado de haber vendido cuatro entradas. ¡Modélico y encomiable su empeño por traer películas diferentes para que las veamos apenas unas decenas de espectadores!

No sé si habrá que bajar el precio de la entrada para películas intimistas y poco espectaculares cuyos gastos de producción sean muy bajos, a ver si así se anima la gente a ir al cine a ver filmes diferentes a las espectaculares “Avatar” o “Iron man”. O, lo mismo, este tipo de cine debería pasar directamente a formato DVD, streaming, televisión por satélite o lo que quiera que nos permita verlo en casa, cómodamente tumbados en el sofá, cuando nos dé la gana. Porque la supuesta magia del cine, en un complejo de multisalas con pequeñas pantallas y con cuatro espectadores en la sala es cualquier cosa menos magia.

De hecho, leyendo el número de junio de “Fotogramas” (¡Felicidades por ese número 2.000!), me di cuenta de que pasaba muy por encima por las páginas dedicadas a los estrenos (mayoritariamente lamentables, bochornosos y sonrojantes) del cine que está por venir este verano, para detenerme en la mucho más sugestiva sección de “El cine en casa”, sea en su versión DVD, sea en la versión satélite.

Y el caso es que “Rabia” es una buena película. Aclamada por la crítica, premiada y bien valorada por el público, cuenta una historia agobiante y desasosegante, sin nada que chirríe en su bien ponderado guión, que da vueltas sobre el tema de los celos de una forma muy interesante y novedosa.

Los secundarios, con una enternecedora Concha Velasco a la cabeza, están estupendos y los protagonistas, aunque a veces no se entienda qué dicen, están inconmensurables. Una buena película dirigida con pulso por el ecuatoriano Sebastián Cordero. Una película muy física que juega extraordinariamente con el decorado y la arquitectura de una de esas casas grandes, viejas y ominosas que terminan siendo un personaje más de la trama.

Y luego está el tema de la inmigración. Por ahí se ha oído que “Rabia” refuerza la tesis de que uno nunca debe meter interno a un inmigrante para el servicio doméstico. Y, vista la película, me preocupa esa tesis. ¿Qué tiene que ver que los protagonistas sean inmigrantes? La ida de olla que plantea la película le podría pasar a un sudamericano, a un español y hasta a un noruego. Y, desde luego, los personajes españoles no es que salgan bien parados del crudo retrato de la sociedad contemporánea que hace Cordero.

Una película muy reseñable que, en caso de que vayas al cine, tienes muchas posibilidades de verla solito. Lo que nunca se sabe si es bueno, malo o regular.

Valoración: 7

Lo mejor: la casa.

Lo peor: lo redundante de las canciones y que, a veces, se alargan demasiado algunas secuencias.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.