Amigos, hoy estoy muy contento. Los periódicos del grupo Vocento publican ESTE reportaje, que reproducimos a continuación. A ver si os gusta.
La Semana Negra del año 2010, que ya cumple su vigésimo tercera edición, se pone en marcha el día 9 de julio, desde la estación madrileña de Chamartín, con un nutrido grupo de escritores, periodistas, críticos y aficionados al género negro y criminal abordando ese famoso Tren Negro que les conducirá a Gijón, convertida durante diez días en la capital oficiosa de las letras policíacas internacionales.
Pero no sólo de asesinos, policías, ladrones y corruptos literarios vive Gijón estos días. Hace años que la Semana Negra amplió sus horizontes, para albergar a lo más granado de otros géneros de la literatura popular, como la novela histórica o la ciencia ficción. Además, para dar fe de la amplitud temática de uno de los encuentros culturales más populosos de Europa, las exposiciones que se podrán disfrutar este año van de los originales del famoso cómic “100 balas” a los soldaditos de plomo, el Fotoperiodismo y una selección de piezas arqueológicas mexicanas, con la colaboración del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México.
Diez días de presentaciones, tertulias, charlas y mesas redondas esperan a los autores y a los lectores, en un marco desenfadado y accesible en el que los aficionados a la literatura están más cerca que nunca de sus escritores de cabecera. Diez días en que también habrá tiempo y lugar para disfrutar de conciertos, cine, recitales de poesía, proyecciones multimedia de reportajes de fotoperiodismo, concursos de gastronomía y un etcétera tan largo como el lector sea capaz de imaginar. Porque Semana Negra es absolutamente inabarcable. Eso sí. Con la palabra como piedra angular de un tinglado que atrae a miles y miles de visitantes cada año.
En este marco, hemos querido saber qué leen los escritores que, este año, participan en Semana Negra. Tras el fenómeno Larsson, que el pasado verano tiñó de negro las playas de toda España gracias a la apasionante historia de la singular Lisbeth Salander, ¿qué nos recomiendan los autores para este verano? Y, trascendiendo la inmediatez y las novedades de un mercado editorial a toda máquina, ¿qué libro no podría faltar en su biblioteca, sin que ésta corriera el riesgo de venirse abajo?
Empecemos por el conocido como Jefe de la Banda, el astur-mexicano Paco Ignacio Taibo II, director de Semana Negra y principal culpable de que lo viene pasando en Gijón en los últimos veintitrés años. Para el verano, su recomendación es “El humo en la botella”, de Juan Ramón Biedma, publicada por la editorial Salto de Página. Una novela protagonizada por un grupo de locos que, en una Sevilla pesadillesca, intenta organizar un secuestro demencial. Y como clásico imprescindible, PIT II también elige a un latino: “Conversación en la catedral”, de Mario Vargas Llosa.
Otro clásico de las letras negras, Lorenzo Silva, se muestra más ecléctico, fiel al espíritu mestizo de Semana Negra. Nos recomienda “Lausana”, de Antonio Soler, “una novela intimista, protagonizada por una mujer, de una hondura extraordinaria y magistralmente escrita, para compone un excepcional retrato femenino”. Y como clásico, uno muy apropiado para la ocasión, por los colores que tiñen su título: “Rojo y Negro”, de Stendhal.
De los más veteranos nos vamos a uno de los autores noveles en Semana Negra. El cordobés Francisco José Jurado señala “El poder del perro”, de Don Winslow, como el título del verano. Una novela que se desarrolla en la frontera entre los Estados Unidos y México, poniendo el acento en la llamada Guerra contra las Drogas que ya se ha cobrado la brutal cifra de más de 20.000 muertos. Una novela que, como señala Jurado, “se adelanta a la tragedia que actualmente vive esa peligrosa línea que separa el primer mundo del tercero; porque nos anticipa el feo porvenir que ya despunta en el horizonte. Además, porque tiene una labor de documentación, una urdimbre en su estructura y un trabajo literario que deben ser destacados”.
Como clásico imprescindible, “Cosecha roja”. Aunque no sea el título más conocido de Dashiell Hammett, “para un escritor de novela negra es un libro iniciático, por cuanto pone las bases y la estructura de eso que damos en llamar «novela negra actual», en especial, al remarcar las aristas sociales que hacen posible la comisión de un delito”. Efectivamente, el escritor norteamericano es uno de los pilares esenciales sobre los que se asienta el género y títulos como “La llave de cristal” o “El halcón maltés” forman parte de la historia de la Literatura, con mayúsculas. No es de extrañar, por tanto, que la Asociación Internacional de Escritores Policíacos bautizara con su nombre al Premio más importante de las letras negras escritas y publicadas originalmente en castellano: el Premio Hammett que se falla, precisamente, durante la Semana Negra.
Fernando Marías, reciente ganador del prestigioso Premio Primavera, cambia de tercio en sus recomendaciones. Para este verano nos recomienda un libro de viajes: «Asturias para Vera», de Ricardo Menéndez Salmón, publicado por Imagine ediciones y galardonado con Premio Llanes de Viajes 2010, “porque da la vuelta por completo al concepto de literatura de viajes”. Y como libro capital de su biblioteca, “Frankenstein”, de Mary Shelley, “porque contiene todos los temas (o casi), todos los géneros (o casi), y todas las historias (o casi)”. ¡Casi nada!
El multipremiado escritor argentino afincado en Barcelona Raúl Argemí, por su parte, se muestra contundente, claro y diáfano en sus recomendaciones: “Homer y Langley”, de E. L. Doctorow, en la que se cuenta la historia de dos excéntricos hermanos aquejados de un brutal síndrome de Diógenes. Y, como lectura obligatoria, “Moby Dick”, de Melville.
El hispano argentino Carlos Salem, finalista este año del mencionado Premio Hammett con su imprescindible “Pero sigo siendo el rey”, se decanta para este verano, también, por “El humo en la botella”, de Juan Ramón Biedma. Y ello “porque resulta inquietante lo que plantea y no es cuestión de pasarse el verano leyendo libros sobre vampiros castos y otras chorradas. El que quiera algo que asuste de verdad, que lea a Biedma”. Y como Imprescindible, “El Largo Adiós” de Raymond Chandler, otro de los pilares básicos del género, al considerarla “una gran novela, de esas que no pasan y mejora cada vez que la lees de nuevo”.
Otro de los finalistas del Premio Hammett de este año, el argentino Guillermo Orsi, habla como lector. Y nos dice lo siguiente: “de Carlos Salem -de quien sólo he leído una novela y no creo vivir lo suficiente como para leer todo lo que escribe- recomiendo «Matar y guardar la ropa». Imaginación, diversión y profundidad en una trama que tiene más de una vuelta de tuerca y sale más que airosa, con una prosa siempre cuidada y de grata lectura. También y pese a que no le he terminado de leer -nunca termino de leer lo suficiente al genial Juan Ramón Biedma: «El humo en la botella».
Por cuanto a los Imprescindibles, Orsi también se decanta por los clásicos sudamericanos, Cortázar, Vargas Llosa, Benedetti, Roa Bastos, Rulfo… “y tantos, claro, que ayudan a empezar desde abajo, como cadetes de oficina, el duro y apasionante oficio de la literatura”.
Cambiando de tercio, le preguntamos a Paco Camarasa, librero y activista literario que, desde su librería “Negra y Criminal”, conecta La Barceloneta con el resto del orbe literario. Comenzando por su clásico de referencia, Camarasa también de decanta por “Cosecha roja”, de Hammett. Sus razones: “Porque fue el primer libro policíaco que al terminarlo, lo cerré, miré la portada y me dije: esto es otra cosa, esto es lo que me gusta.” Y como recomendación para estos meses, otro clásico, recién reeditado por Seix Barral: “Triste, solitario y final”, de Osvaldo Soriano. Una fantástica novela crepuscular en la que Raymond Chandler se da la mano con el Gordo y el Flaco y cuya exquisita literatura está a la altura de uno de los títulos más evocadores que se pueden imaginar.
Como el lector habrá podido comprobar, hay títulos que se repiten, clásicos indiscutibles y recomendaciones que pueden sorprender al más pintado. Es lo bueno de la literatura: siempre hay un libro adecuado para cada persona y para cada situación. Y ahora… ¡a leer!
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.