ORIGEN

A mí, lo que me hubiera gustado, de verdad, es ver el careto del directivo del estudio al que Nolan le contó de qué iba “Origen”. O, mejor aún que ver su cara de estupefacción, estar dentro de su cerebro para poder escuchar sus pensamientos:

– “A éste se le ha ido la olla, se le ha subido el éxito de “Batman” a la cabeza o, lo que es peor… ¡nos quiere hundir!, lisa y llanamente. Como no se calle en dos minutos, llamo a los de seguridad para que se lo lleven al loquero.”

 

Y, sin embargo, “Origen” es una de esas películas que hay que ver. Sí o sí. Una película que hay que ver, además, muy rápido, antes de que todo el mundo se ponga a hablar de ella y te la reviente. Y las salas que la proyectan, ojo al dato, están a reventar. Porque, al intentar explicar de qué va, es casi imposible no contar detalles que te avancen algo de una trama, por otra parte, complicada, enrevesada y repleta de matices y detalles. Tantos que, por lo que voy leyendo en Internet, Facebook y demás, buena parte de quiénes la hemos visto ya estamos pensando en verla otra vez.

Os ahorro, por tanto, el contar de qué va. No quiero que me maldigáis y me deis la patada, cruel y despiadadamente. En vez de eso, hagamos memoria. ¿Os acordáis de una película llamada “Memento”? Fue antes de los Batman y de que Christopher Nolan pasara a jugar en las Grandes Ligas de Hollywood.

“Memento” era una película de estructura imposible que irritó a algunos sesudos analistas, pero que, esencialmente, enamoró, impactó y sorprendió al resto de los espectadores. Era una película que buceaba en el interior de un cerebro humano perturbado, aquejado de una extraña enfermedad: olvidar lo que había acontecido unos minutos antes. A partir de ahí, su estructura era muy compleja, de delante hacia atrás, con un guión perfecto, que funcionaba como un artefacto de relojería que desembocaba en un final sorprendente, abierto, de los que te dejan con la boca abierta y pensando, para tus adentros… “¡qué cabrón!”

No sé si, al rodar “Memento”, Nolan ya tenía en mente algo de “Origen”. Pero son dos películas con muchas concomitancias entre sí. Y, paradójicamente, también se tocan con esa “Shutter island”, igualmente interpretada por Leonardo di Caprio. Y con “Mátrix”, por supuesto. Y con las grandes películas de atracos de todos los tiempos, saga de Ocean incluida.

¡Vaya añito más estupendo llevamos, con películas que bucean y se sumergen en el cerebro de los protagonistas, en las capas de su consciente… y de su inconsciente! Películas adultas, con guiones complejos, que apelan a las neuronas del espectador, más que a sus tripas o su corazón. ¿Será la crisis o, sencillamente, la constatación de que la teoría de la mierda y el millón de moscas no tiene que ser necesariamente cierta?

Las Redes Sociales arden, desde el viernes, con una palabra: “Origen”. Y con una apostilla: “tienes que verla”. Y, que haya escuchado, no ha habido quejas a dicha recomendación.

Así que, mejor lo dejamos aquí. Por el momento. Pero volveremos. “Origen” es una de esas películas llamadas a cautivarnos y llamarnos, una y otra vez.

Valoración: 8

Lo mejor: que se puede hacer cine comercial para adultos, interesante y atractivo, con una sólida historia y un buen guión. ¡No al millón de moscas!

Lo peor: lo innecesario de algunas escenas de acción, tiros y persecuciones.

Jesús Lens, que volverá a “Origen”.

PD.- ¿Todos los viajes de Sidney a Los Ángeles son tan divertidos? Entre “Perdidos” y “Origen”, no veas…