CINE DENTRO DEL CINE

Antes de cambiar nuevamente de puesto de trabajo, dejamos ultimado este proyecto, que arranca el martes 15. Le hemos puesto todo el cariño y la dedicación. Espero que lo sigáis con mimo y detenimiento.

AulaCine CajaGranada presenta, el primer semestre de 2011, un ciclo muy especial: “Cine dentro del Cine”, a través del que queremos mostrar cómo los cineastas han reflexionado sobre su propio oficio, desde un punto de vista tanto artístico como industrial y comercial.

La selección de títulos realizada nos sirve para tener una visión amplia, completa y diferente sobre la esencia y el ejercicio del propio cine: qué es y qué debería ser. De dónde viene y hacia dónde va. Y hacia dónde debería ir.

El ciclo se organiza en torno a tres ejes temáticos sucesivos y complementarios:

En primer lugar, el cine como arte, como profesión, como pasión; de cara a los propios cineastas y, en consecuencia, lo que el cine supuso para los espectadores. El cine como refugio, como vía de escape, como liberación, como adicción; de cara a los aficionados. Por último, el cine como negocio, como industria, como fábrica de estrellas, pero también como frontón en el que se estrellan los sueños.

Con este ciclo queremos resaltar las relaciones del cine con la vida real, cómo se influyen mutuamente y cómo el cine, muchas veces, puede ser más importante que la propia existencia, colaborando a transformarla y a hacerla un poquito mejor.

La selección hecha incluye películas de épocas muy distintas, directores muy variados y filmografías muy diferentes.

Un ciclo que, dadas las muchas lecturas que tiene y las múltiples posibilidades que ofrece, nos va a permitir abordar variadas perspectivas sobre el arte total, el arte más definitorio del siglo XX. Una mezcla de arte y negocio convertida en una todopoderosa industria que ha favorecido una colonización cultural sin precedentes a través de la difusión en Technicolor de un American Way of Life tan arrasador como teóricamente incuestionable.

Este cuadernillo se ha confeccionado siguiendo el orden de exhibición de las películas en el Teatro CajaGranada.

¡Advertencia!

Las reseñas que componen esta publicación contienen datos relevantes sobre la trama de las películas. Si el espectador aún no las ha visto, aunque la mayoría de ellas son clásicos del cine de todos los tiempos, le recomendamos que no lea estas reseñas hasta después de su visionado. (AQUÍ puedes descargar la Guía completa del Ciclo, que hemos preparado los responsables de AulaCine)

Y, antes de terminar, una petición: el día de proyección de la película, en el Facebook del Centro Cultural CajaGRANADA aparecerá un enlace con las reseñas que tenéis aquí impresas, a partir de las que organizaremos un Cine Fórum virtual al que os invitamos a sumaros, esperando vuestros comentarios, críticas y reflexiones.

Jesús Lens

DIÁLOGOS DE AMOR Y MUERTE

Sam Peckinpah es uno de esos directores con un universo propio y al que siempre conviene volver. No me extraña que Fernando Marías, en las dos veces que ha presentado nuestro libro, “Hasta donde el cine nos lleve”, siempre hable del director que más le ha impresionado de toda la historia del cine.

Estos días, gracias a esa joya de la televisión que es la TCM (el cine que tendrías que haber visto), estoy recuperando perlas como “La cruz de hierro”, “Duelo en la Alta Sierra” o esa obrita maestra llamada “La balada de Cable Hogue”, con su carga de humor, lírica y música.

Y que tiene diálogos tan maravillosamente sencillos como éste, sostenido por dos amigos, justo antes de despedirse:

– Es curioso. Por mucho que se haya viajado y por muchas mujeres que se hayan conocido, de vez en cuando aparece una que te llega a lo más hondo. Hasta el corazón.

– ¿Y qué se puede hacer?

– Supongo que con la muerte se le pasa a uno todo. Adiós Cable.

– Adiós, Joshua.

Como banda sonora, la canción del mismo título de la película de ese grupazo fronterizo, desértico y mestizo: Caléxico.

El amor y la muerte. Casi todo. Casi nada.

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(PD.- ¿Es esto amor?: TAP)

Jesús peckinpahiano Lens

TAP

– ¡Puta! ¡Puta! ¡Hija de la gran puta!

Era domingo por la mañana. Iba atravesando el Zaidín, bajo ese delicioso sol de invierno que calienta sin quemar, cuando semejante sarta de improperios me sacaron de mi ensimismamiento baloncestístico, preocupado por si el CeBé Granada ganaría esa mañana al CAI o no.

No pude ver al autor del referido discurso, tan monotemático como contundente, ya que el sujeto estaba subido en un coche que, justo al doblar la esquina de su calle, salió a toda leche, quemando neumáticos.

Al salir zumbando, dejó bien visible una pintada, escrita sobre la blanca pared de la casa de su ¿novia? ¿mujer? ¿amiga?:

Te adoro.

Me imaginé al individuo, arrobado de amor, escribiendo su declaración en la pared del objeto de sus deseos. Y, tiempo después, gritándole lo que pensaba de ella. Y surgió el chispazo. Del amor. Y del desamor. A la vez.

– Te adoro, puta.

Pensé que tenía que escribir un cuentito con ese título: “Te adoro, puta”.

Creo que suena extraordinariamente bien (desde un punto de vista fonético, entendedme) y que ofrece un sinfín de posibilidades.

El problema estriba en que, cada vez que intento escribir el relato, no me sale. O sea, no me sale nada que esté a la altura de ese proverbial “Te adoro, puta”.

Lo que me lleva a pensar que, posiblemente, el relato ya está escrito y que, con el TAP, queda todo dicho.

Dejo la pelota es vuestro tejado. Porque lo mismo os apetece escribir un cuentito que empiece así:

– Te adoro, puta.

Jesús des-inspirado Lens