Tras el interminable cúmulo de multazos y cierres de locales para erradicar el jazz en directo de todas las ciudades españolas, y ante la noticia de la condena de más de dos años y medio de cárcel para el presidente de la asociación musical granadina El Secadero, he de confesar públicamente haber escuchado jazz en el Secadero. Mea culpa, mea grandissima culpa…
Así comienza Antonio el artículo que sigue AQUÍ.
Hay cosas en él con las que comulgo. Otras, con las que no. Pero cascarle a una persona más de dos años y medio de cárcel por programar jazz en directo en El Secadero me parece un despropósito.
¡Yo también he ido al Secadero! ¡Yo también soy culpable!
Jesús Lens