Mayo Negro

Mayo, el mes de las flores, el mes primaveral por excelencia, cuando el incipiente calor hace que nos quitemos las capas de ropa con que nos hemos protegido del invierno y permite que volvamos a ver ese gozoso espectáculo de piel, carne y músculos…

Mayo, el mes en que la alfombra de Cannes muestra lo mejor, lo más glamuroso del mundo del cine.

Mayo, el mes de las cruces y romerías, el primer mes sin “r” que anticipa un verano de moragas, sardinas y noches tan cortas como intensas.

Y, sin embargo, hay otros Mayos. Aunque estén en este. Hay un Mayo mediterráneo que no huele a espetos ni al salobre del mar. Hay un Mayo alicantino que tiñe de rojo y de negro la nívea cal de los pueblos costeros.

Fran y Mariano: Dos tipos más que sospechosos...

Porque Mayo, en Alicante, es sinónimo de negritud, de corrupción, tiros, violencia y sangre.

Llega Mayo Negro y los sospechosos habituales de haberlo perpetrado, el gran escritor Mariano Sánchez Soler y esa bestia parda conocida como Fran J. Ortiz (mi querido co-autor, efectivamente) hablan largo y tendido sobre el evento y, por extensión, sobre esa cultura paralela a la oficial: literatura de género, transversalidad, cine, cómic y un larguísimo y jugoso etcétera.

No debéis perdéroslo.

No es un consejo.

Es una advertencia. 😉

Jesús de la Banda del .38 Lens

No tengas miedo

Ya sólo el título de la película provoca las mismas sensaciones que, después, generará su ajustado metraje: por una parte, poesía. Por otra, amenaza. Confianza. Terror. Reto. Caída.

Lo escribía hace unos días, en una modélica y ponderada reseña, nuestro reverenciado Carlos Boyero: Armendáriz, que podría haberse convertido en un feliz mercenario a sueldo de cualquier productor, por su currículum y trayectoria, pasa. Y por eso su filmografía es tan corta: porque solo rueda las películas que le da la gana. Cuando le da la gana. Como le da la gana.

Chapeau.

Porque sus títulos, por lo general, no pasan inadvertidos ni sus películas terminan resultando intrascendentes, como lo son buena parte de las que se estrenan en nuestras pantallas.

Noche de domingo. Aunque el lunes fuera festivo. Sala pequeña. Pero sala llena. Público de mediana edad, en su inmensa mayoría. La película comienza con un diálogo, mientras la pantalla permanece a oscuras. Una elección estilística, la de no mostrar, la de ocultar, la de disimular; que es la única posible en una historia que, precisamente, va de eso: de ocultamientos, de esconderse, de mentiras, de no afrontar la realidad.

– ¿De que va “No tengas miedo”?

Buena pregunta. Hay una palabra, claro, que está en mente de todos. Es LA palabra. Pero, ¿va realmente de eso esta película?

Escribía Armendáriz en un artículo, el día en que se estrenaba, que después de haber entrevistado a un montón de personas que habían sufrido abusos cuando eran menores, fue una chica la que le dio la clave de la historia y le permitió arrancar. «Cada nuevo día lo vivo como si fuera el primero de mi vida. Es lo único que me ayuda a seguir adelante».

Sigue escribiendo Armendáriz, sobre esa entrevista: “Y tras un silencio, añadió: «Tú tienes un pasado sobre el que seguir construyendo algo. Otras no lo tenemos. Eso es lo que nos diferencia». No supe qué decir. Tampoco hablamos mucho más. Solo le di las gracias y, al poco, nos despedimos”.

Uf.

A mí, personalmente, leer ese párrafo me dejó sin aliento. ¡Son tantas cosas las que damos por supuestas en nuestra vida que, de repente, un testimonio tan sencillo como ése hace que salten todas las alarmas!

Sí. La película está muy bien construida y es muy ajustada. 90 minutos. No necesita más, Armendáriz, para contar la historia de Silvia. 90 minutos tan respetuosos y tan carentes de morbo, con la sordidez tan bien sugerida, que el personaje de Lluís Homar, resultando todo lo repulsivo que es, mantiene el tipo hasta el final del metraje, sin desmoronarse en ningún momento.

Pocas veces suelo decir esto: “No tengas miedo”. Una película que HAY que ver. Y punto. Otras son prescindibles. Ésta es indispensable. No es perfecta. Tiene alguna bajada de ritmo. Alguna redundancia. Pero no importa. La hora y media que dura se extiende, después, mucho más allá. Obliga a pensar. A hablar sobre lo que cuenta. Y eso vale su peso en oro.

Lo mejor: el primer “No tengas miedo, princesa. Y la cara de la niña, convertida en estatua de cera”.

Lo peor: Ya lo hemos dicho. No importa.

Valoración: O-BLI-GA-TO-RIA.

Jesús Lens

De Cuates y Gotanes

Acabemos el Puente con música, y no con muerte, mentiras, cinismo y asesinatos.

Una vez me preguntó una amiga que qué era eso de un Cuate. No me acuerdo de lo que le respondí en aquel momento. Pero una buena explicación habría sido decirle que un Cuate es un tipo que, de repente, un día te regala una joya de disco como ésta (en la que me ha costado entrar, de verdad, más de lo que me esperaba)

Rayuela, capítulo siete.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos…

… textos escritos y publicados hace años…

… con cronopios o sin ellos…

… en torno a su mundo de juego, a esa grave ocupación que es jugar cuando se buscan otras puertas.

Un, dos, tres, cuatro:

¡Tierra, Cielo!

Cinco, seis:

¡Paraíso, Infierno!

Siete, ocho, nueve, diez:

Hay que saber mover los pies.

En la rayuela, o en la vida

vos podes elegir un día.

¿Por que costado, de que lado saltarás?

…otros accesos a lo no cotidiano simplemente para embellecer lo cotidiano, para iluminarlo bruscamente de otra manera. Sacarlo de sus casillas, definirlo, de nuevo, y mejor.

…me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar.

…exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Un, dos, tres, cuatro:

¡Tierra, Cielo!

Cinco, seis:

¡Paraíso, Infierno!

Siete, ocho, nueve, diez:

Hay que saber mover los pies.

En la rayuela, o en la vida

vos podes elegir un día.

¿Por que costado, de que lado saltarás?

… yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

De verdades, mentiras, vivos y muertos

(Participa en la Encuesta de urgencia de la Margen Derecha, sobre si te crees o no lo de Bin Laden)

Arden los países árabes. Y arden los Estados Unidos. Explotan bombas, las personas se manifiestan y luchan a muerte y, parece ser, los Marines han matado a Bin Laden. Pero el cadáver no ha sido visto. ¿Arrojado al mar? ¿Quién se puede creer semejante cosa?

Reza un viejo adagio que “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”.

¿Estáis de acuerdo con ello?

A quiénes nos gusta el cine siempre nos ha parecido deslumbrante una vieja frase de “El hombre que mató a Liberty Valance”, que tiene mucho que ver con la anterior afirmación: “Cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda”.

¡Imprime la leyenda!

Resulta enormemente satisfactorio, divertido y aleccionador ver cómo ha reaccionado Barack Hussein Obama ante las mentecateces de Donald Trump acerca de su lugar de nacimiento y la posibilidad de que el Presidente estadounidense fuera inmigrante, más o menos legal.

Primero, pasó de él. Después, no tuvo rubor en mostrar en público su partida de nacimiento, aún a sabiendas de que Trump y sus corifeos seguirían incordiando con el tema. Porque la verdad es, en este caso, lo que menos importa. Lo único realmente trascendental es el ruido y la furia mediáticos, mantener elevada la temperatura del acoso periodístico, dejando a un lado no sólo la vergüenza, la sensatez y el decoro, sino las evidentes pruebas de que las chorradas esgrimidas contra el Presidente de los Estados Unidos no son más que eso: chorradas.

Pero la última jugada, magistral, de Obama, ha sido lo mejor: delante del propio Trump y de otros 2.500 invitados a una cena ofrecida a los corresponsales de la prensa extranjera, se ha descolgado con las siguientes, sorpresivas e imprevistas declaraciones:

«Por si acaso alguien no se ha quedado satisfecho, esta noche vamos a dar un paso más. Esta noche, por primera vez, voy a dar a conocer mi vídeo oficial de nacimiento. Pero les aviso, nadie ha visto estas imágenes en 50 años. Ni siquiera yo.»

¿Y qué contenían esas imágenes?

Un fragmento del principio de la película “El rey león”. Exactamente el fragmento en que el que pequeño Simba nace y es presentado en sociedad.

¿Nació Obama en el Serengeti?

A partir de ahí, Obama siguió cachondeándose de Trump, al que invitó a dar por zanjado el tema y a dedicarse a otras cuestiones igualmente trascendentales para la humanidad: ¿llegó realmente el hombre a la luna? ¿Hubo extraterrestres en Roswell?

A buen seguro, Trump y otros como él seguirán utilizando la demagogia y los altavoces mediáticos de esa derecha americana, capitalizada por el Tea Party, para seguir intoxicando, mintiendo y enmarañando, de cara a las elecciones del 2012.

Y habrá algunos que les crean, claro. Pero el común de los mortales, la gente normal que sabe pensar por su cuenta, no tendrá problemas en discernir la realidad de la ficción peor intencionada.

Porque después de las cuchufletas, llega la real politik: ¿Han matado los americanos, de verdad, a Bin Laden?

¿No está como muy rejuvenecido?

Hablemos de cosas serias, por favor, que está cayendo la del pulpo y no debemos quemarnos con según qué barrabasadas…

Jesús lion king Lens

PD.- Confirmado: es un fake que lleva meses en Internet.

¡No estaba muerto, que estaba de parranda!