Pues sí, amigos. Esto es lo que hay y esto es lo que queda.
Tengo un petate preparado, esperándome para salir zumbando. Lejos. Muy lejos. Se me hizo extraño, ayer, rebuscar en el baúl de los recuerdos montañeros y recuperar guantes, pasamontañas, forros polares, cortavientos, botas, saco de dormir invernal, etcétera.
Pero me harán falta.
Me voy al invierno, en pleno verano, a subir riscos, cruzar quebradas, pasar puertos de montaña, bajar a valles en sombra y cruzar ríos tumultuosos.
Me voy a Sudamérica y, por lo general, estaré desconectado, off-line y descoberturizado. No me llevo portátil, ni smartphone ni ganas para usarlos o echarlos de menos.
Me voy a tierras lejanas, extrañas, agrestes y montaraces.
Por eso quería cerrar este capítulo veraniego con una sonrisa, que acompañará a los visitantes blogueros que entren en las próximas semanas.
Sed felices, cuidaos mucho y… ¡nos vemos a la vuelta!
Jesús sud-escapista Lens