– El lunes no puedo. Por la mañana voy al INEM y por la tarde tengo dentista.
Escuché esa conversación, entre dos amigas, el pasado jueves a mediodía, cuando iba corriendo hacia la Fuente de la Bicha, embargado por la dicha de que llegaba el fin de semana.
Y me sentí culpable, como nos viene pasando de un tiempo a esta parte.
Hasta hace relativamente poco tiempo estaba bien visto y era habitual quejarse de los lunes, tildarlo como “el peor día de la semana” y poner en Blogs y Muros chistes y/o dibujos más o menos humorísticos sobre lo ingrato que era comenzar la semana laboral.
Pero, todos lo sabemos, desde que los Lunes al Sol son una triste realidad para millones de personas; quejarse por tener que ir a trabajar resulta casi ofensivo.
Hoy, sin embargo, en el suplemento de El País leemos que, como señalaba Roberto Arlt, desde el domingo a media tarde empezamos a agachar la cerviz y que, el lunes, no sonreiremos por primera vez, de media, hasta las 11.16 de la mañana.
Así las cosas, ¿qué podemos decir sobre este nuevo lunes que ya asoma su patita?
Jesús lunero Lens