Esta imagen me la manda Abel.
Porque, a veces, no ir a los servicios, en bares y restaurantes, puede ser un error garrafal.
¡Eso es un homenaje a la cerveza!
Jesús bírrico Lens
¿Habéis visto con qué película se inaugura la I Muestra de Cine Negro de Salobreña? ¿Habéis visto quién viene a presentar esa primera película?
A esta gente de Salobreña habría que darles un Goya por su sentido de la oportunidad, visión y talento.
Yo, voy.
Que el programa es la leche.
Y el trabajo de diseño de nuestro querido Colin Bertholet, más aún.
Jesús salobreñero Lens
Teníamos el corazón dividido, de cara a los Goya, entre «No habrá paz para los malvados» y «Blackthorn». Sobre las otras dos contendientes, la de Almodóvar y la de Zambrano, no podía opinar, ya que no las he visto. Pero no me llamaron la atención, ninguna de las dos, en el momento del estreno. «La piel que habito», coreada por los corifeos habituales; fue puesta a parir por gente de la que me fío, a pies juntillas, cinematográficamente hablando. Y «La voz dormida»… pues que tampoco. Dejémoslo ahí.
Así que, a medida que se iban abriendo sobres y los nombres de «Blackthorn» y «No habrá paz para los malvados» iban sumando premios, hasta la victoria final de Urbizu como guionista y director; me iba alegrando la noche.
Teniendo en cuenta que el Real Madrid había ganado la Copa del Rey de baloncesto, ese mismo domingo, lo podríamos definir como un día redondo.
Ahí arriba hemos dejado enlazadas las reseñas que publicamos, en su momento, sobre las dos películas premiadas.
¿Las habéis visto? ¿Qué os parecieron?
Jesús engoyado Lens
– He tenido algunas opciones de tirar y por suerte algunas han entrado.
No. No es falsa humildad lo que destila Carroll, con esas palabras, después de ganar la Copa del Rey de baloncesto con Real Madrid y tras haber masacrado de forma inclemente al Barcelona, el eterno enemigo, con sus lanzamientos.
La final que hoy ha ganado el Real Madrid tiene muchos puntos que conviene resaltar y que nos sirven para lanzar el Debate de los Lunes.
Porque cuando se anunció el fichaje de Pablo Laso como entrenador, alguien de “perfil bajo”, de la casa, antiguo jugador merengue; muchos nos temimos que, con esa decisión, Florentino iniciaba el desgüace del equipo de baloncesto.
¿Por qué nos empeñamos tantas veces en buscar fuera y lejos, sin mirar lo que tenemos en casa, muy cerquita?
El gran fichaje del año ha sido, precisamente, el de un Carroll que llevaba tiempo jugando en España, en un equipo pequeño como el Gran Canaria. Nada de grandes estrellas de la NBA o de equipos potentes de la Euroliga. ¡Otro tipo de la “casa”!
Un equipo, además, insultantemente joven.
– ¡Y tierno! – decíamos algunos. Falta experiencia.
¡Toma ya, la falta de experiencia!
Y, para colmo, un equipo que juega a tumba abierta, arrolladoramente al ataque, sin titubeos o contemplaciones; dejándose la piel en cada partido. Un equipo valiente y osado, que se deja de miserables conservadurismos.
Mientras otros juegan a no perder, este Real Madrid, el Real Madrid de Laso, juega a ganar. Y punto.
Y da espectáculo. ¡Vaya si da espectáculo! Nos hace vibrar, saltar y gritar.
¿Estáis de acuerdo con aquella máxima de Valdano de que la disquisición entre jugar bien o ganar es falsa de partida, ya que lo natural el ganar cuando se juega bien?
Y todo ello, en apenas un puñado de meses.
Meses en los que perdió a Rudy e Ibaka, que se volvieron a la NBA.
Y, para colmo, el Real Madrid venía tocado, después de perder algunos partidos importantes, destrozado por el Bilbao en la Euroliga. ¡Quién lo diría, viendo ese huracán de juego que ha sido hoy!
No sé si vale todo esto como motivo de debate.
Pero a mí, desde luego, me sirve para volver a entonar ese “CAMPEONES, CAMPEONES” que es propio del equipo de mis amores, que tanto nos maltrata últimamente.
Un equipo, en el mejor sentido de la expresión. Sin superestrellas. Todos comprometidos. Con una dirección clara y decidida.
Gracias, Herreros y Laso. Gracias por haberlo cambiado todo para que todo vuelva a ser igual:
¡Real Madrid, campeón!
23 copas nos contemplan. La última, 19 años después. ¡Qué bien sabe!
Jesús merengue Lens.
PD.- No creo que en 2008, 2009, 2010 o 2011 estuviéramos tan eufóricos, pero bueno. Ahí quedan. 😉