Antes, cuando leía cosas como “Experiment”, “Project” o “Enssemble”, asociados a algún tipo de artista o manifestación cultural, me echaba a temblar.
Pero eso era antes.
Ahora, cada vez me gusta más lo interdisciplinar, las mezclas, el mestizaje y, en general, las cosas rarunas, diferentes y arriesgadas.
Siempre que salgan bien, claro.
Y, sobre todo, cada vez me gustan más cuando están relacionadas con ese universo creciente, expansivo, absoluto e inabarcable: el jazz.
La culpa de todo la tiene, por supuesto, Joe Zawinul, el tipo que me hizo caer del caballo y para demostrar que las etiquetas están para romperlas; las fronteras, para traspasarlas y, los géneros, para emborronarlos, mancharlos y mezclarlos entre sí.
Hace un par de años o tres, en el Festival de Jazz de Granada nos quedamos maravillados por Erik Truffaz, un brutal trompetista que mezclaba jazz, hip hop y electrónica. Cuando vi que volvía a España, al Festival itinerante “Jazz in Blue”, hablé con mi Cuate Pepe para intentar ir a Málaga, la ciudad más cercana en la que tocaba.
No pudo ser.
Pero ahora viene Robert Glasper y… ¡vamos a tratar de ir!
Porque, y a nada que lo escuchéis lo podréis comprobar, este tipo es una condenada maravilla.
Y el hecho de que haya estado presente en experimentos, proyectos y mezclas raras con músicos y artistas de todo origen, características y pelajes solo lo hacen aún más interesante, máxime cuando sus orígenes son tan clásicos y tradicionales como el gospel que, por influencia de su madre, tocaba en la iglesia, cuando era aún más joven.
Porque lo mejor de muchos de los músicos que agrupa “Jazz in Blue”, además de ser excelentes y revolucionarios, son insultantemente jóvenes. Y, por tanto, auténticos.
Yo, si fuera tú, no lo dudaría e iría a alguno de los conciertos de la gira, cuyo calendario y toda la información tenéis aquí.
Y, si no puede ser, siempre nos quedarán los discos.
Jesús blueman Lens
Y ahora, veamos los anteriores 12 de abril, qué publicábamos: 2008, 2009, 2010 y 2011