SOS Tombuctú

Hoy, en el fantástico Suplemento V de los periódicos de Vocento, como IDEAL, publicamos este reportaje sobre una tragedia que… bueno, que a continuación contamos.

Durante el primer cuarto del siglo XIX se desató entre los más avezados exploradores europeos la carrera por ser el primero en llegar a Tombuctú, la mítica estación caravanera del corazón de África… y volver para contarlo. Tombuctú, una de las ciudades santas del Islam, estaba vetada para los no musulmanes y viajeros infatigables, como el escocés Laing, terminarían pagando con su vida la osadía de entrar en sus calles. En 1827, el francés René Caillé, disfrazado como los nativos y simulando ser un religioso practicante, conseguiría pasar dos semanas en la conocida como Ciudad de los 333 santos y regresar a Europa para contar su viaje, en forma de diario.

La historia, siempre empeñada en repetirse, hace que dos siglos después, Tombuctú haya vuelto a convertirse en una ciudad cerrada, de facto, a los no musulmanes. El 1 de abril de este año, la ciudad cayó en poder del Movimiento Nacional de Liberación del Azawad, un grupo insurgente formado por tuaregs e islamistas radicales que ha aplicado en la región la sharia, la estricta ley islámica, como ordenamiento jurídico, tras proclamar la secesión del Malí de lo que han llamado el Estado Islámico de Azawad.

Tombuctú, ciudad fundada en el siglo XI, se enriqueció gracias al comercio de la sal y llegó a convertirse en una de las capitales culturales del mundo musulmán, atrayendo a poetas, pensadores, científicos y arquitectos de reconocido prestigio, como el granadino Es Saheli que, nacido en 1290, conoció en La Meca al rey del Malí y le acompañó de vuelta a su ciudad, en la que residiría hasta su muerte, en 1346. Es Saheli, a través de su trabajo con barro y troncos de madera, dio origen al famoso estilo arquitectónico sudanés con que están construidos buena parte de los grandes monumentos del África subsahariana. Así, fruto de su importancia histórica, cultural y religiosa, Tombuctú fue declarada por la UNESCO como ciudad Patrimonio de la Humanidad.

En Tombuctú se encuentra, por ejemplo, una biblioteca financiada por la Junta de Andalucía que alberga miles de libros, documentos y manuscritos recopilados a lo largo de los años por la familia de Ali ben Ziyad, un musulmán expulsado de Toledo en 1468 que, en su exilio, arrastró consigo ese importantísimo caudal bibliográfico. Tras cruzar el Estrecho, Marruecos y el Sáhara, ben Ziyad y los andalusíes que le acompañaban se establecieron en la ribera del Níger, manteniendo e incrementando una colección de textos que terminaría por dispersarse en el siglo XIX. Habiéndose dado por perdida, uno de los descendientes de aquellos andalusíes, Ismael Diadié, consiguió volver a recopilar buena parte de unos textos en los que se cuenta la intrahistoria de la región, del comercio y las caravanas; crónicas de viajes, documentos religiosos y otros muchos de carácter fantástico y fabuloso que narran leyendas, cuentos y relatos; no en vano, un célebre proverbio maliense reza que “El oro viene del sur, la sal del norte y el dinero del país del hombre blanco; pero los cuentos maravillosos y la palabra de Dios sólo se encuentran en Tombuctú”.

Precisamente por su importancia religiosa, cultural e intelectual, Tombuctú se convirtió en una de las ciudades de peregrinación más reconocidas del mundo musulmán y en ella recalaron numerosos sabios y estudiosos cuyas tumbas y mausoleos, en su calidad de hombres santos, eran honradas por sus seguidores y descendientes, que conformaban importantes y fervorosas cofradías. Hasta ahora. Hasta que el integrismo musulmán más ciego y reduccionista ha decidido que rezar a un santón, para que conceda una gracia al oferente, va contra la voluntad de Alá.

Estos días, el mundo asiste, impotente, a la sistemática destrucción de tumbas, monumentos y mausoleos por parte de la acción combinada de los tuaregs y los islamistas radicales en la ciudad de Tombuctú, en lo que Diallo Fadima, ministra de cultura del Malí, ha calificado como un crimen de guerra. Igualmente resulta paradigmático que los tuaregs estén colaborando con los islamistas radicales en la imposición de una sharia que prohíbe la música en una región en la que se viene celebrando desde 2001 el famoso Festival au Désert, una cita musical y cultural que atraía viajeros de todo el mundo y que servía para dar a conocer no solo la música tradicional tuareg, sino también buena parte de su cultura nómada y ancestral. En la edición de 2012 del Festival au Désert participó el mismísimo Bono, el líder de U2. Y la web del Festival anuncia la celebración de la próxima edición para los días 10,11 y 12 de enero de 2013.

¿Será posible, dentro de seis meses, volver a escuchar el desgarrado lamento de las guitarras que hacen sonar el blues africano y disfrutar con las carreras de camellos sobre las blancas arenas del desierto del Sáhara o la intransigencia integrista habrá triunfado y un nuevo periodo de oscuridad, cerrazón y bloqueo se cernirá sobre Tombuctú, volviendo a dejarla aislada y sola en mitad del desierto?

Los gobiernos de muchos países, incluido el español, han condenado enérgicamente los ataques al patrimonio histórico, artístico y cultural de Tombuctú, pero la destrucción continúa y las imágenes de los monumentos echados abajo, piedra a piedra, se clavan en nuestra retina y nuestra conciencia como aguijones envenenados y ponzoñosos.

Jesús Lens.

Viajero y escritor.

El mundo es nuestro

Se podrían aducir muchas razones por las que me gustaría que tú y tu gente fuerais al cine a ver “El mundo es nuestro”, de forma que la película se convirtiera en un éxito de taquilla absolutamente abrasador, como el mes de junio felizmente terminado.

La primera: que es española. Y además, netamente andaluza.

La segunda: que mete el dedo en la llaga de la crisis. Y lo hace con saña, crueldad y mala leche.

La tercera: que es una sátira, en la estirpe del mejor cine satírico español. No me extraña que Alfonso Sánchez, el actor que interpreta al Cabesa, pero que también escribe, dirige y produce “El mundo es nuestro” sostenga que Azcona y Berlanga son dos de sus referentes.

La cuarta: que es la primera película “grande” producida a través del Crowdfunding, es decir, de la microfinanciación colectiva hecha por decenas de pequeños productores que contribuyen con lo que buenamente pueden y quieren para que el Cabesa y el Culebra hayan saltado del Youtube al cine con mayúsculas. ¡Pedazo de homenaje a los productores enteristas! Y atentos al curro que tiene su web, modélica.

La quinta: que en la película aparece un bar, “Serranito”, que entrará con derecho propio en la versión ampliada y corregida de nuestro “Café-Bar Cinema”. Un bar en que estuve con Pepe y Álvaro, dos de los Sospechosos Habituales, en nuestra escapada sevillana al festival Territorios Sur. Si uno tuviera que ponerle nombre al bar de tapas por antonomasia de Sevilla, ése sería “Los serranitos”. ¡A la vera de la foto de Curro Romero, que aparece en la película, estuvimos poniéndonos morados de pescado! Y es que siempre da gusto ver retratado en pantalla un buen bar, máxime, si hemos estado en él… y nos ha gustado. ¡Güeno, el serranito, con su pimientito!

La sexta: porque es una película. Y es que, el temor, la duda, la vasilasión; podrían venir de creer que “El mundo es nuestro” es una recopilación, actualización o estiramiento de los sketches del Cabesa y el Culebra que millones de personas hemos visto en Youtube. Y no. Aunque hay diálogos en la línea de las filosofadas de los dos compadres, la película tiene su guion, su planteamiento, nudo y desenlace.

La séptima: porque es una película… ¡premiada! Y justamente premiada, en el pasado Festival de Cine Español de Málaga. Dos Biznagas se llevó “El mundo es nuestro”. Y, quizá, fueron pocas.

La octava: porque es una película premiada… y de atracos. ¡Con lo que me gusta un buen atraco en el cine! ¿Recordáis “Tarde de perros”, con Al Pacino agitando a las masas? ¿Y el arranque de “Pulp Fiction”? Pues en esta película vais a encontrar mucho y bueno, en la misma línea.

La novena: por los secundarios. Porque a los actores principales, como al militar el valor, ya les presumíamos lo que eran capaces de dar. Pero los secundarios… ¡Ay! La parejita, el parado con mono de trabajo, los empleados de la sucursal bancaria, la inspectora de Burgos, el mafioso… como un compendio de lo mejor de “El Jueves” y de “La Rue 13 del percebe”, comprimido en hora y media de cine.

Pero la décima debería ser la única razón por la que recomiendo vivamente ir a ver “El mundo es nuestro”: porque es estupenda, porque está filmada con pasión y amor por el cine y, sobre todo, porque dos días después de verla, todavía me estoy riendo con algunos de sus golpes, diálogos y salidas. Y eso es difícil, muy difícil de conseguir…

Así que, ya tardas. Déjate de milongas y tira para el cine. Que la cartelera está canina y raquítica, pero “El mundo es nuestro” reina con luz propia.

Jesús Lens

PD.- La razón 11 sería… ¡porque hacen vídeos como éstos, calentitos calentitos, para promocionar el cine español, más español que los Serranitos!

(Y las bellotas, para los marranos)

Entre la Marca España y Eurovegas

Marca España cuatro goles y la autoestima nos subió hasta límites que ni la Prima de Riesgo en sus mejores momentos, oiga.

Pero ya se acabó la fiesta del fútbol, a Nadal le han zumbado en Wimbledon y lo del Tour, sin Contador, no es ni parecido a lo de antes.

Así que, y a la espera de las Olimpiadas y el impulso de la ÑBA, ¿cómo hacemos Marca España en las próximas semanas?

Esa es una pregunta. Otra: ¿cómo repercutirá lo de Eurovegas con sus ludopatías, putas y leyes sanitarias y sindicales derogadas -o en suspenso- en la Marca España? ¿Contribuirá a reforzarla, al unirse al tópico de sevillanas, siesta y toros? ¡Cómo molará, unir las Tragaperras a la Sangría!

Y una cosa que me sorprende: teniendo una vinculación tan grande como tenemos en esta tierra con las vegas, la de Granada, Vegas del Genil, etcétera… ¿cómo es que no se le ha ocurrido a ningún preboste regional, en una Comunidad podrida por el paro, proponer que se instalara aquí esa fábrica de maná enriquecido que va a ser Eurovegas?

Me relamo de gusto pensando en lo jugoso de la polémica, entre el Metro, el Ave, la Autovía de la Costa, el Hospital Fantasma y el Nevada… ¡una explosión de Eurovegas!

¡Qué falta de visión emprendedora, por favor!

Jesús visionario Lens