Y no me refiero al precio. Me refiero a lo que cuesta, a lo complicado que es preparar una buena oferta cultural, interesante, atractiva y no excesivamente costosa.
Hoy, y perdón por la expresión, le he pegado un palo a mi cuenta que no ha sido corriente.
En primer lugar, porque vengo de adquirir mi abono para el Festival de Jazz, ese Festival que comparto con mi Cuate Pepe y que, como señalamos aquí, este año es más corto, pero igualmente intenso que en ediciones anteriores.
De verdad: ¡un lujo!
Pero es que, aprovechando que pasaba por la taquilla del Isabel la Católica, me he traído un folleto de ese pedazo de Festival que se ha dado en llamar “Cita en el Palacio” y que, durante los días 19 a 21 de octubre, nos va a tener encadenados al Violón: música, cine, literatura, magia, danza… ¡todas las artes en tres intensos días!
Por si fuera poco, acabo de cumplimentar dos boletines de adhesión a sendas asociaciones culturales. La primera es Calibre 18680, surgida en Salobreña al calor de la extraordinaria acogida de la I Muestra de Cine Negro de la villa costera y en torno a la combativa e inquieta figura de Juan Madrid.
Además de preparar la II Edición de la Muestra, que promete muchos y buenos momentos, la Asociación quiere seguir apuntalando a Salobreña como el gran referente cultural de la costa de Granada, con una amplia y variada panoplia de actividades. Conociendo el carácter de sus padres fundadores, seguro que será un éxito. Y ahí, hay que estar.
Y, a la vuelta de verano, Arturo Cid y otro grupo de entusiastas de jazz han puesto en marcha la nada fácil de pronunciar Asociación Cultural Ool-Ya-Koo, con su página de Facebook, sus estatutos, etc. Y, por supuesto, ahí también estamos, apoyando el desarrollo de la escena musical granadina.
Todo ello conlleva esfuerzo, tiempo, ilusión, dedicación, trabajo… y dinero.
Es cierto. Estamos en crisis. Y tal y tal. Y no es que queramos desmerecer o quitar hierro a la situación. Se trata de reivindicar la acción. Si queremos algo, si algo nos gusta, hay que ponerse en marcha y empezar a defenderlo. A construirlo. Desde abajo.
Se acabó el tiempo de las subvenciones, las ayudas, etcétera. Ahora, si una actividad resulta interesante, rentable y atractiva; será apoyada y patrocinada. O no. Pero se acabó el tiempo en que la cultura nos venía dada desde arriba. Toca pelearla. Desde abajo. Con uñas y dientes. Y para eso hay que organizarse, asociarse y moverse. Y rascarse el bolsillo.
Lo queremos, sí. Pero nos va a costar.
De nosotros depende. De nuestra respuesta. De nuestra actitud. De nuestras ganas. ¿Es Granada (y alrededores) tan indolente como se la critica? ¿Somos los granadinos, a parte de unos mala follás reconocidos, incapaces de sacar adelante nuestros proyectos y ejecutar nuestras ideas?
Vamos a ir viéndolo.
Empezando por el tejido cultural, masacrado por la instituciones y destrozado por los Presupuestos.
De momento, hoy, le hemos pegado un susto monumental a la cuenta corriente. Los réditos están por venir.
Iremos contando.
Pero hay que recordar dos consignas. Una: ¡Seguimos! La segunda: Así ¡SÍ!
Jesús siempre-positifo Lens
Ahora, a ver los 10 de octubre de 2008, 2009, 2010 y 2011.