«El cuerpo»: proyectando una Visión en Conjunto

Ya lo hicimos con “Invasor”. Repetimos este viernes 28, a las 19.30, en Neptuno con “El cuerpo”, una película española, negra, y con un reparto excelente: Belén Rueda, Hugo Silva y José Coronado.

¡Otra Visión en Conjunto!

Haremos, por tanto, una Visión en Conjunto de la película y posteriores cañas en el bar “El secreto del buen hacer”, en la planta de arriba de Neptuno. Nos encontraremos, o bien en el cine o bien en la terraza del bar, tan bien climatizada que permite disfrutar de una buena y animada charla.

Después, para los más osados, el Rembrandt Club ofrece música en directo.

¿Te vienes?

Por cierto, tras escuchar el otro día a Fernando Marías en su presentación de “Invasor”, la novela, he vuelto a leer las 20 páginas finales contra las que su propio autor previene a los lectores.

¡Y qué razón tiene!

Hay que ser muy valiente para adentrarse en ese terreno, a pecho descubierto.

¿Habéis leído ya la novela, quiénes os la llevasteis? ¿Estáis en ello? ¿Qué os va pareciendo?

¡Nos vemos el viernes!

Jesús Lens

PD.- Recuerda esta oferta para apadrinar un libro. ¿Hace?

 

1 x 3

2 x 5

5 x 10

Es una ganga y quiénes lo están leyendo, o son grandes actores y mienten muy bien… ¡o les está gustando!

Gracias, Gente.

Veamos los 26 de diciembre de 2008, 2009, 2010 y 2011.

Por la libertad de Reboredo y en apoyo a Willy Uribe

«El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional». 

Haruki Murakami.

De qué hablo cuando hablo de correr.

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Pasé el viernes y el sábado en Las Alpujarras, con mi hermano, con Mamen y las niñas. Con José Antonio, Mari Carmen y los niños. Felices. En Trevélez, haciendo excursiones, disfrutando del sol, leyendo mucho, riendo, discutiendo amigablemente, comentando…

El domingo, igual, pero en Pampaneira, remontando el río y dando una vuelta por uno de los pueblos señero de una de las comarcas más bonitas, atractivas, subyugantes y maravillosas que he tenido la dicha de conocer.

Cuando volví a casa, el domingo, aunque llegaba dichoso y contento, traía un cierto regomello, que le decimos por aquí: que si platos alpujarreños, que si Alhambras Especiales heladas, que si chocolates artesanales… ya sabéis. Lo propio de un fin de semana de asueto y vacaciones.

El regomello, también lo sabéis, viene dado porque un amigo está en huelga de hambre. Willy Uribe. Sus razones, sus palabras, sus vídeos y los enlaces para firmar por la libertad de David Reboredo, los tenéis AQUÍ y os ruego que lo escuchéis y le deis toda la difusión posible. Porque es justicia. ¡Y firmad, por favor! Las firmas, sirven.

 

Cuando hablo de “mi amigo Willy Uribe”, lo mismo alguien piensa que somos Cuates, compadres o hermanos de sangre. No es así. Con Willy he coincidido algunas veces en Semana Negra, hemos compartido sidras, cañas, empanadas, y, como siempre ocurre en Semana Negra, palabras. Muchas palabras.

Sí recuerdo sus lágrimas de emoción en una de las presentaciones que le hacía Cristina Macía. Uno de esos momentos eléctricos que arrancaron un aplauso inmenso de quiénes les escuchábamos. Porque Willy es un tío sensible y emocional. Como el que más.

¡Salud a los Casablanqueros que aplaudieron a Willy el pasado domingo!

Luego he leído uno de sus libros. Y le seguía a través de Factual. Nada más. Y nada menos. ¡Si hasta creo que no éramos amigos del Facebook, que ya es decir!

Pero su huelga de hambre, que hoy, día de Nochebuena, alcanza más de dos semanas de duración, me ha impactado. Porque la hace por una causa justa, sin conocer siquiera a ese David Reboredo a quién EL GOBIERNO TIENE QUE INDULTAR, SÍ O TAMBIÉN. ¡Ya, por favor! Pero, sobre todo, porque es de justicia.

 

En esta vida, yo hago pocas cosas bien. Una de ellas es comunicar. Creo. La otra; correr. Y no porque sea bueno, sino porque soy constante, terco y cabezón hasta la cansinez y el aburrimiento.

Así que, ayer mismo, al volver de las Alpujarras, decidí dedicar mi carrera de Nochebuena a la causa de David y de Willy. Primero pensé en hacer 20 kilómetros. Tenía una costilla averiada desde el miércoles y llevo tiempo sin hacer entrenamientos largos así que… pero luego pensé que no. Que 20 kilómetros ya los he corrido este año varias veces.

Que para sufrir, de verdad, tenían que ser más. 25, por ejemplo. Desde que entrenaba para la Maratón de Sevilla no había hecho esa distancia. Hace ya más de cuatro años. Joder, Cuando aún estaba en los treintaytantos.

25 kilómetros, pues.

Cogí mi dorsal de la Media Maratón de Granada de este año, (aquellos infaustos 21 kilómetros de hace un mes) y lo tuneé con el #Reboredo y el @WillyUribe_WU que ya incendian la Red.

Antes de la carrera

No me dio tiempo a hacer una convocatoria más amplia a amigos corredores que, quizá, se habrían sumado a la misma. Todo fue fruto de un volunto. Nada premeditado o planeado. Ni el recorrido. Ni la hora. Pura improvisación. Un volunto, como digo.

Eso sí, Flor, la Gacela, no dudó un segundo en apuntarse y acompañarme. ¡Y menos mal que vino, que su compañía ha sido esencial!

La Gacela, a punto de echarse a trotar

Hablar sobre los sufrimientos de una carrera, cuando Willy lleva más de 15 días en huelga de hambre, sería ignominioso.

Solo diré que, cuando llevábamos 4 kilómetros, bromeábamos: “Ya solo nos queda una Media Maratón”. Al pasar el kilómetro 5, ya nos quedaban menos de 20. Y al llegar a los 12,5, que es mi recorrido habitual y las distancias a las que estoy acostumbrado; ya empecé a sufrir pensando en que me quedaba justo la mitad del kilometraje prometido.

Las medias por kilómetro: unos 5 minutos y treinta segundos en la primera parte del recorrido de la Bicha y, después, algo más rápido. Unos 5 minutos y diez segundos. Hasta llegar al kilómetro 20.

Como bien había previsto, el cuerpo se me vino abajo y ahí sí que sufrí como un perro, por la zona del Campus de la Salud.

Mostrenco desarbolado

Pero había que terminar.

Y terminamos.

Ahora apenas puedo andar y parezco un mostrenco robótico. Más de lo normal.

No pasa nada. Las rodillas, los músculos y los tendones se recuperarán. Y espero que la mucha gente con la que nos cruzamos esta mañana viera los nombres de Reboredo y de Willy en nuestros dorsales (el de Flor, bastante mejor currado que el mío) y sepan algo más de esta causa justa.

Just done it

Querido Willy, mucho ánimo.

Confío en que el indulto a David llegue pronto. Porque es de justicia. Pero si no, y si tú perseveras en la huelga de hambre, seguiremos apoyándoos con convocatorias como esta, pero con tiempo, por si más gente se quiere unir, a hacer el recorrido, completo o en parte. Corriendo, en bici o en moto.

Un abrazo muy fuerte, desde el cíberespacio, David y Willy.

La Gacela y el León, con David y con Willy. ¡Ánimo compañeros!

Y gracias por haber sacudido nuestras conciencias y agitado nuestras vidas.

Jesús Lens

PD.- La prensa de Cataluña empieza a interesarse por la iniciativa de Willy. La prensa normal, quiero decir. Porque la red, los blogs y los Facebook arden con su historia. Ojalá cunda el ejemplo y más prensa se haga eco de la historia.

Jirones de sal seca. No pasa nada. La lucha de Willy continúa.

Insisto:

¡Porque es de justicia!

Hazlo tú mismo

Ayer publiqué este artículo en IDEAL. A ver qué os parece. Pero así, 2013 será soportable y llevadero. Incluso. Creo. Lo titulamos: Nadie lo hará por ti, pero sí contigo. Y dice así:

Lo del Milenio, además de todo lo que ya se ha escrito, es síntoma de algo que me he hartado de decir, pero que no me canso de repetir: nada volverá a ser lo mismo cuando termine la crisis. Y cuanto antes lo asumamos, antes estaremos en condiciones de enfrentarnos a ella. A la crisis. Para derrotarla. Posiblemente, con sus mismas armas.

Igual que el Milenio no va a arrancar a Granada de su subdesarrollo secular en cuanto a infraestructuras ni va a contribuir a forjar un proyecto consensuado de ciudad del futuro; ningún partido, entidad o institución va a sacar adelante ninguno de tus proyectos, ideas, esperanzas, sueños, anhelos e ilusiones.

¡Hay que asumirlo!

Una vez desvelado el secreto, puedes enfadarte, cabrearte, jurar en arameo y darte cabezazos contra la pared. O asumirlo y darle la vuelta a la tortilla. Es decir, hacerlo tú mismo. ¡El célebre Do it yourself, que nos sonaba tan peliculero, yanqui y extraño y que ahora tenemos que hacer nuestro!

 

Si te gusta el baloncesto, tendrás que montar tu equipo y, cuánto más serio y profesional lo quieras hacer, más tendrás que pringar. Si te gusta la música, a pasar por taquilla y a pagar por los conciertos. O por las copas en los garitos que programan música en directo. Y si te gusta leer… ¡a pagar, aunque sea por los cuentos y los relatos! Si no, las canchas se agrietarán, los garitos chaparán y las editoriales quebrarán. Y nuestra vida será más pobre, más triste, más miserable.

Es verdad que, en lo más crudo de la crisis, tener que pagar por muchas cosas que antes eran gratis o extremadamente asequibles, resulta doblemente doloroso. Pero pensemos que, a sensu contrario, la gente empezará a valorar todo lo que tú hagas y pongas en marcha. Todas esas iniciativas de las que antes hablábamos y a las que apenas dábamos valor alguno.

Ahora que el invierno, más que acercarse, ha llegado con toda su crudeza y, dado que no hay exceso de leña con la que hacer fuego para calentarnos, nos toca acercarnos los unos a los otros, apoyarnos, viajar juntos y compartir todo lo que está por venir. Igual que los pingüinos soportan las gélidas ventiscas antárticas y los gansos viajan miles de kilómetros en formación de V. Porque nadie va a hacer las cosas por ti, pero sí que te van a ayudar a que tú mismo puedas sacarlas adelante. Con esfuerzo y con trabajo. Pero con orgullo y pasión.

 

Si un amigo tiene un amigo que da un concierto, vayamos con él. Compremos su disco. Y la camiseta del club de atletismo del hijo del compañero de trabajo. Y el libro del vecino del cuarto. Veamos cine español. Por lo legal. Y vayamos al teatro. Una vez, manque sea. No dejemos de tomar unas cañas, de vez en cuando, en ese bar que tanto nos gusta y cuya camarera siempre ha sido tan simpática y se ha portado tan bien con nosotros, aguantando nuestras chorradas sin dejar de sonreír. Si alguien te dice que ha leído un buen artículo en el periódico, no lo busques en Internet: ¡cómpralo en el quiosco, aunque sea alguna vez, si no puede ser a diario! Y el café. Ese café que, en barra, siempre sabe mejor. Y pasa por las tiendas, por las librerías, por las galerías. Entra. Mira. Lo mismo encuentras algo tan bonito como asequible.

Y, por supuesto, hay que contarlo. Estaremos en crisis, pero jamás hemos tenido a nuestra disposición tanta chismología tecnológica para descubrir, compartir y comunicar. Para ponernos mutuamente en la pista de todo lo bueno y mucho que se hace a nuestro alrededor.

 

¡Consigamos que 2013, a falta de grandes fastos y magnas celebraciones, esté repleto de pequeños gestos que nos hagan la vida más agradable, soportable y llevadera! Una justa combinación de imaginación, unión y acción nos permitirá sortear los sinsabores de un año que no vamos a consentir que sea tan nefasto como los agoreros pronostican. ¿A que no? Será juntos, paso a paso, como sortearemos 2013. Y lo tendremos que hacer nosotros. De mutuo acuerdo y de forma autogestionaria e independiente. Lo demás, solo son discursos. Y cuentos. De los malos. Sin final feliz. Sin final, de hecho.

Jesús Lens

¿Y los 23 de diciembre de 2008, 2009, 2010 y 2011?

El índice del miedo

Dinero.

¿Es susceptible, todo, de ser reducido a dinero? El mundo del arte, por ejemplo, que también tiene su presencia en la novela de Harris. ¿Y un accidente de avión? ¿Cómo es posible que el programa diseñado por el profesor Hoffmann estuviera vendiendo masivamente las acciones de una compañía aérea con excelentes resultados y aún mejores perspectivas de futuro… horas antes de que uno de sus aviones tuviera un accidente?

¿Existen las matemáticas predictivas? ¿Cuál es su grado de fiabilidad? ¿Qué papel puede desempeñar la inteligencia artificial, si tratamos de convertirla en broker?

Y, sobre todo, ¿hasta qué punto es ética y permisible la maximización de beneficios de unos pocos si, con dicha acción, se provoca la ruina de miles, de cientos de miles de personas? O, quizá, es la ruina de muchos la que hace posible el beneficio de unos pocos. En realidad, ¿hay diferencia?

 

Si quieres leer de qué novela hablamos y otras de sus características, pásate por este enlace, en una de nuestras páginas hermanas, el Calibre 38 del incombustible Ricardo. Porque todos somos contingentes, pero Bosque es necesario.

 

Jesús Lens