El atlas de las nubes

Si hace unos años, cuando leí la novela de David Mitchell, publicada por aquella editorial que con tanto cariño recordamos, Tropismos; me llegan a decir que sería llevada al cine por los hermanos Wachoski y que sería interpretada por Tom Hanks, Halle Berry, Hugh Grant o Susan Sarandon, en diversos papeles; habría pasado meses y meses babeando y ansiando el día del estreno.

 El Atlas de las Nubes Cartel

Fui a verla el pasado domingo. Y la vi por casualidad. Por una doble casualidad. La primera, la foto de una nube. La segunda, que estaba demasiado cansado como para quedarme en casa, agonizando toda la tarde, tras una larga, larguísima carrera. De no haber concurrido ambas circunstancias, seguramente no habría ido a verla al cine.

Y es que la crítica, unánimemente, ha puesto a parir “El atlas de las nubes”. Bueno, nuestro admirado José Enrique Cabrero rompe una lanza a su favor, lo que es muy de agradecer. Pero es de los poquitos que ha dicho algo bueno sobre la película.

 El Atlas de las Nubes película

Desde luego, yo no te voy a recomendar que vayas a verla. Pero tampoco te diría que no vayas.

Porque estamos ante una película especial. Rara. Diferente. Complicada. Y que a mí, personalmente, en algunos momentos me ha emocionado y, es otros, me ha dado grima. ¿Cómo recomendar una película con momentos risibles y grotescos? ¿Cómo no recomendar una película con pasajes mágicos y poéticos?

Tratar de explicar el argumento de “El atlas de las nubes” sería un ejercicio de futilidad. El lema: “Todo está conectado”. Que a mí me gusta. Pero que podría ser el slogan de una operadora de móviles, sin ir más lejos.

Sostiene Tom Tykwer, el tercero de los directores de la cinta, que la idea de la película es construir “una metanarrativa que haga que la historia fluya toda ella en un único momento”. Y es así porque “toda ella surge de la necesidad de dar sentido a lo que vivimos”.

La película, que tiene la nada desdeñable duración de tres horas, cuenta la historia de la humanidad. Así, en bruto. Su historia pasada, presente y futura. En seis momentos del tiempo. Con seis personajes principales y otros seis acompañantes… interpretados por el mismo actor/actriz, conveniente (y a veces inconvenientemente) caracterizados.

 El Atlas de las Nubes Hanks

“La película es una discusión de los límites. Y aquí me refiero tanto a las limitaciones de la narración convencional, como de la política, como del ser humano…Y, por supuesto, de la sexualidad”. Esto es del tri-director, que conste. A mí no se me habría ocurrido ni harto de Milnos.

Y es que, la verdad sea dicha, no sé qué más decir sobre “El atlas de las nubes”.

Bueno sí. Una frase sentenciosa, que espeta una de las protagonistas: “Tienes que hacer lo que no puedes dejar de hacer”.

 El Atlas de las Nubes

De ti depende, si una de esas cosas es ir a ver “El atlas de las nubes”. O no. Yo no te digo ni que vayas ni que dejes de ir.

Sino todo lo contrario.

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Yo votaría Chanante. ¿Y tú?

Es curioso que ahora, en Italia, el malo sea Beppe Grillo.

Claro. Como se descojonaron de él durante tanto tiempo (ya sabes, esa condescendencia de los poderosos: un payaso, un cómico, un irreverente, un bufón…) no entienden que ahora él, Beppe, pase de ellos, cuando le reclaman todas esas cosas importantes de la alta política: responsabilidad, conciencia, compromiso…

¿Perdona? ¿Res… qué? ¿Comproqué…?

¡AndalaMierda!

Lo de Beppe es mucho más serio de lo que nos quieren hacer creer. Hasta el punto de que, los bufones, los auténticos imbéciles, son los otros. Los que no se enteran de nada, los que no son conscientes de que todo está cambiando y de que son ellos los que van a terminar por dinamitar esta Europa fosilizada, corrupta e inmovilizada. Por su culpa.

Pensemos en España. Imaginemos que los Chanantes deciden dar un paso adelante y constituirse en movimiento que, después, se convertiría en partido político para concurrir a las elecciones. Y que, como portavoz, llevaran al Gran Wyoming.

Piensa en ti mismo, el día de las elecciones, en la intimidad de cabina electoral. De verdad, ¿serías capaz de NO votarles?

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