Peeters y Tomine… ¿presidentes?

«Nunca pases las vacaciones en Esquizofrenia.

Tendrás que pagar el doble».

 

Frederik Peeters

La mera posibilidad me pone los pelos de punta. O me los ponía. Porque, tras escuchar unas ciertamente sabias palabras, yo también he llegado a la conclusión de que no. De que no podría ser peor.

 peeters portada

Hoy, en su columna de El Mundo, Enric González, ironizaba sobre las diferencias entre la España de políticos serios y la Italia de políticos bufones. Esa Italia donde el payaso lo hacen sus personajes públicos, mientras que los ciudadanos ahorran y trabajan; sin necesidad de construir aeropuertos sin aviones, Bibliotecas sin libros; AVES que se arrastran o ciudades fantasma deshabitadas antes de haber albergado a persona alguna.

Así las cosas, ¿no serían grandes Presidentes, Peeters y Tomine?

Reconozco que sus historietas, algunas de ellas, me han impactado. Y conmocionado. E inquietado.

En concreto, “Desfase”, del álbum “Dándole vueltas”, me ha parecido una historia descomunal. La obsesión por el tiempo. Y es que el tiempo es importante. Y esos ladrones de tiempo que nos roban la fuerza vital, quizá no se merezcan morir apaleados. Pero una yoya a tiempo…

 Peeters Dándole vueltas

O ese cuarteto que, en “Constelación”, es capaz de protagonizar una siniestra historia negra y criminal, incluyendo un conato de amor fou, en pleno vuelo transatlántico. ¡Cómo juega Peeters con las perspectivas y los puntos de vista, con la visión parcial, única e intransferible de cada personaje!

Porque la realidad no es individual, como nos demuestran los perros que protagonizan “El país de la felicidad”. Y, cuando trata de serla, acabas con una camisa de fuerza.

 Peeters Constelación

Y luego está la soledad. Y los desencuentros. Y ahí entra Tomine. ¿Os acordáis de ZP, solo, por saber hablar inglés, en las Cumbres mundiales? ¿Y RJ, el pobre? Pues para rumiar las soledades, nada mejor que leer “Sonámbulo y otras historias”, en las que el presente es duro, sobre todo cuando flashes del pasado se cuelan en él.

Un tipo con fiebre al que una antigua novia va a cuidar. Un pobre diablo al que una amiga quiere animar su más que probablemente triste cumpleaños. Y lo que pasa. O lo que no pasa, más bien. O esa letal hora del almuerzo, un mediodía cualquiera, en un curro cualquiera. O, hablando de curros, esos curros de verano en los que la expresión “matar el tiempo” adquiere toda su dimensión.

 Tomine 2

Y luego están esas personas, los Otros. Los que forman parte de las estadísticas, pero nunca tienen nombre ni apellidos. Los Otros. Los diferentes. Los que circulan por carreteras secundarias y no tienen ganas de conducir por las autopistas.

Sí. Yo creo que les votaría como Presidente, a Frederik Peeters y Adrian Tomine; después de leer los cómics que han publicado. Porque si los que están ahí son los normales… ¡viva la a-normalidad!

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Y ahora, a ver los 15 de marzo de 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012.

Es viernes

Ayer, si te acuerdas, te rogaba que me odiaras. Hoy, sin embargo, te invito a sonreír, gracias a esta preciosa imagen que me hace seguir mi Cuate Pepe. Me gusta la foto. Es alimento para el espíritu. Transmite. Transmite.

Sonrisa Bob

Y es que los caminos rectos, aunque sean fáciles, no suelen ser atractivos. Ni deparar sorpresas. Me gustan los caminos sinuosos y empinados, llenos de curvas. Senderos estrechos que discurren por paisajes desconocidos, diferentes y atractivos. Esos caminos que suben más alto que las propias nubes. Caminos por los que hay que avanzar despacio y con tiento. Pero avanzar. Siempre hacia arriba. Siempre adelante.

 

Caminos que terminan por desembocar en lo alto de una montaña, donde brilla el sol y desde donde se contempla el mundo entero, siéndote el amo del universo.

 

Y todo ello, partiendo de una sonrisa, claro.

 

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