En permanente estado de shock

Hoy, en IDEAL, publico este artículo sobre un tema que, personalmente, me preocupa cantidad. No sé si compartirás dicha preocupación y estas tesis que siguen a continuación:

Fue un libro fatalmente profético, publicado en 2007 por Naomi Klein. “La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre” ya avanzaba el mundo en que nos encontramos en 2013, arrasado por medidas económicas salvajemente neoliberales pero absolutamente necesarias… a decir de sus ideólogos y ejecutores.

La doctrina del schock

La reciente portada de The Economist, publicación nada sospechosa de roja, comunista o sediciosa, en la que los presidentes de los gobiernos de los países de la UE se acercan peligrosamente al abismo, caminando como los zombis de “The walking dead”, es bien ilustrativa de estos tiempos de perplejidad sin fin.

Sleepwalkers

Y, sin embargo, lo peor podría estar por llegar. Estos días, las páginas de economía de los periódicos han publicado dos noticias con un denominador común: China. Por un lado, y debido a la imposición de severos aranceles por parte de la UE a los paneles solares de procedencia asiática, el gobierno de Pekín ha puesto en marcha una investigación sobre la industria del vino europeo y las subvenciones que dicho sector recibe de sus gobiernos, lo que supone una severa amenaza para uno de los productos estrella de las exportaciones españolas.

Por otra parte, la empresa alimentaria Campofrío ha sido comprada por un grupo cárnico chino. Bueno, en realidad, lo que ha adquirido dicho grupo ha sido la compañía norteamericana Smithfield Foods, que era la primera accionista del grupo español. El precio de la compra se ha cifrado en la nada desdeñable cantidad de 3.642 millones de euros.

Así las cosas, y sabiendo que China es la principal acreedora de los Estados Unidos, teniendo en sus manos buena parte de la creciente deuda externa del coloso norteamericano, y comprobado que el gigante asiático está invirtiendo y comprando ingentes cantidades de tierra en África; llegamos a un informe titulado “Tendencias mundiales 2030. Nuevos mundos posibles”. Se trata de un trabajo realizado por la Oficina de Anticipación Geopolítica y Económica de la Agencia de Inteligencia Norteamericana. La CIA, o sea.

China

¿Y qué dice ese informe? Entre otras cosas, señala que se acaban cinco siglos de preeminencia occidental en la economía mundial: si ahora mismo estos países absorben y producen el 56% de los recursos económicos mundiales, en 2030 apenas llegarán al 25%. Con todo lo que ello supone.

Estados como China, India, Brasil, Rusia o la propia Sudáfrica empiezan a ocupar su lugar en el mundo, a moverse y a consumir parte de una tarta que no es ilimitada. Cada vez hay más actores para disfrutar de unos recursos que, o bien están decreciendo de forma alarmante, o bien no pueden crecer al ritmo que sería necesario para satisfacer una demanda cada vez mayor.

China Dragón

En la EGB nos enseñaron que China era un animal dormido. Pero que, cuando despertara, no habría quién pudiera domeñarlo. Parece que la fiera ha despertado. Y que está hambrienta. Y que ya ha empezado a zamparse todo lo que encuentra a su paso.

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300. El origen de un imperio

En este mundo hay dos clases de personas: a quienes les gustó «300» y les fascinó su estética manierista y forzada hasta el extremo y quienes no. Aún recuerdo, la discusión, al salir del cine: ¡Qué maravilla! ¡Qué poderío visual! ¡Qué pasada! vs. ¡Qué despropósito! ¡Qué mierda! ¡Vaya basura de guión, interpretación y de película!

 

Ahora nos llegan los primeros ecos de la secuela de «300», titulada «300. Rise of an empire», justo cuando el director de la película original y partícipe directo en esta secuela, de la que podéis saber más aquí, Zack Snyder, se apresta a estrenar la nueva versión de Supermán, «Man of steel», en todos los cines.

300 Rise of an empire

Si el cartel es continuista, ya vais a ver el tráiler, que comienza con el mismísimo Leónidas, bajo el peso de un hacha vengadora…

 

¿Y tú de quién eres? ¿De los que sí o de los que no?

 

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