Quiso la casualidad que decidiéramos irnos de viaje a Escandinavia justo antes de que la TNT empezara a emitir “Vikingos”, una serie producida por The History Channel que ahora mismo ha empezado a emitir Antena 3.
Y quiso la buena fortuna que pudiéramos ver los primeros seis episodios de la serie antes de viajar a las tierras vikingas y los tres últimos, a la vuelta.
Los muy cinéfilos (o seriéfilos, que para la cuestión es casi lo mismo) somos muy dados a buscar, cuando viajamos, paisajes, personas o situaciones que nos recuerden nuestras películas o series favoritas. Y, desde luego, “Vikingos” y Escandinavia van bien cogidos de la mano. ¡Esos fiordos! ¡Ese Museo del barco vikingo de Oslo! Esos tipos rubios y titánicos de casi dos metros, encantados de haberse conocido… Aunque la serie se haya filmado entre Irlanda y Canadá, los paisajes y el diseño de producción te trasladan a los mares del norte con absoluta fidelidad.
La serie, digámoslo ya, es excepcional. Desde un punto de vista puramente narrativo y, también, desde lo histórico e historicista. Así, mientras los primeros episodios son más dinámicos, repletos de acción, muerte, pillaje y destrucción; los últimos son más oscuros, calmados e introspectivos. El número ocho, en concreto, titulado “El sacrificio”, en el que se muestran los rituales mágicos y religiosos de los vikingos, es inquietante, atractivo, oscuro, místico y, por encima de todo, impresionante.
Desde la ropa a los sistemas de navegación, pasando por los barcos, las costumbres, el orden social, las relaciones sexuales, el papel de la mujer… todo ello está excepcionalmente mostrado y magistralmente narrado, en una de esas series que se paladean a cada fotograma.
El personaje principal es Ragnar Lodbrok, uno de los héroes más famosos de la cultura nórdica, conocido por haber saqueado Inglaterra, Francia y Bretaña y cuyas hazañas están bien documentadas. Cuando le veáis, caeréis rendidos a sus pies. Tipo duro y carismático. Decidido. Cruel. Curioso e inquisitivo. Y su gente, a la altura. Y su esposa… ¡ay, su esposa! Y sus enemigos, claro. ¡Si hasta los niños están bien y resultan creíbles!
Pero mi personaje favorito es el inquieto y ambiguo Floki. Un constructor de barcos con conocimientos médicos e ínfulas místicas que a veces parece actuar como un bufón mientras que, en otras ocasiones, es el más cruel de los vikingos. Aliado fiel de Ragnar, cuando se sienta a la mesa de los ingleses no dejará de admirarse por lo bien tallados que están sus muebles y de disfrutar de la cerámica con que fabrican sus platos y vasos… aunque termine rompiéndolos a cabezazos antes de romper a reír desaforadamente. ¡Un crack, Floki!
La primera temporada ha sido un éxito clamoroso. Firmada por Michael Hirst, de quien se recuerda su extraordinaria adaptación de la historia de “Los Tudor”, ya hay una segunda tanda de episodios comprometida. Pero el objetivo de Hirst es llegar hasta las siete temporadas, dado que la historia de los hijos de Lodbrok también resulta interesante, larga y jugosa.
¡Bienvenida esta nueva serie, esta saga de Vikingos que tan buenos ratos promete darnos!
Yo que tú no me la perdería.
Y pronto hablaremos del otro gran estreno del verano: “The Bridge”. Mientras, ve siguiéndola.
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