Bus Stop

Lo primero que escuchaba cada día eran sus críticas, ácidas y vitriólicas, por lo mucho que tardaba el autobús. Que si menuda vergüenza, que si así iba España, que si era inadmisible…

 

 Paradójicamente, ayer por la mañana, el autobús llegó justo a tiempo.

 

 Él se encontraba de espaldas, gesticulando y haciendo aspavientos, como solía. Sobre el asfalto y fuera de la marquesina.

  

El conductor no se dio cuenta.

  

Yo tampoco le advertí.

  

Y esta mañana, por fin, pude hablar de fútbol con los demás viajeros, como la gente normal, mientras esperábamos la llegada del autobús. Que volvía a demorarse. Otra vez.

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Jesús Lens. Esperando (y desesperando)

En Twitter: @Jesus_Lens

La estrategia del pequinés

No son sus brillantes, brutales y desconcertantes golpes de efecto lo que más me ha gustado de la novela de Alexis Ravelo, “La estrategia del pequinés”, publicada por la editorial Alrevés en su colección de Novela Negra.

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Tampoco es lo bien planteada, llevada y resuelta que está la trama de la novela, lo mejor de la misma. Una trama al estilo clásico, con planteamiento, nudo y desenlace. Tres actos. Y algún flash back. Directo, duro y al mentón. Contundente. Seria narración. De las que te agarran y ya no te sueltan.

Y no. Tampoco son los personajes lo más arrebatador de esta historia. Y mira que son personajes interesantes, diferentes, complementarios y contradictorios. Los hay que te caen cojonudamente, nada más conocerlos y otros que, conforme hacen su primera aparición, ya te están tocando los cojones. Por decirlo suavemente. Los hay a los que te gustaría matar y los hay por los que podrías matar. Literaria y metafóricamente hablando, claro.

Alexis Ravelo

Lo que más me ha gustado de “La estrategia del pequinés” es, por tanto, que mientras la estás leyendo; te crees todo lo que pasa en ella. Te crees la acción. Te crees la trama. Te crees a los personajes. Te crees cómo hablan, cómo visten y cómo actúan. Te crees sus motivaciones, sus actos y sus reacciones. Te crees los garitos por los que pasan, las calles por las que transitan, los apartamentos y las casas en que viven y los polígonos en los que trapichean.

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Y creer lo que lees, cuando lees una novela negra y criminal que tiene un atraco como tema central; es de una importancia capital.

Estos meses estoy trajinando libros muy distintos. Ya lo vais viendo, si sois seguidores asiduos de este blog. Por eso, cuando he pillado una novela pura de género, la he disfrutado largo y tendido, leyéndola en un par de sentadas, evitando cualquier distracción que me apartara de las andanzas de El Rubio, el Palmera, Cora y Sanchís.

Alexis Ravelo, una de las cabezas visibles del noir canario, que está viviendo un momento de esplendor gracias al trabajo de Antonio Lozano, José Luis Correa, Juan Ramón Tramunt o Mariano Gambín; ha escrito una novela que no decepciona a los amantes del género negro y que atraerá a lectores poco habituales del mismo, si es que aún los hubiera, dado su feliz nivel de expansión.

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De hecho, tanto se ha expandido el género que ahora es imposible entrar en una librería y no encontrar decenas de anaqueles repletos de novelas con el sello de “negro”, “policíaco” y/o “criminal”. Por eso, ahora más que nunca, hay que separar el grano de la paja, lo auténtico de la falsificación, la denominación de origen del hecho-en-cualquier-sitio; la calidad del hecho-de-cualquier-manera; la literatura de sabrosa y nutritiva cocción lenta de la insípida y vacua literatura basura.

Y “La estrategia del pequinés” es, indiscutiblemente, una de las novelas negras que hay que leer este 2013.

Jesús Lens, aprendiendo estrategias.

En Twitter: @Jesus_Lens