Este año ha llegado antes que nunca. ¿Cómo? ¿Ya? ¿Ya toca? ¡Pero si sigue haciendo un calor increíble y aún no han cambiado la hora!
Sí. Vale. Pero, efectivamente, ya toca. Antes, incluso, que le Media Maratón de Motril.
El próximo domingo, 3.500 sufridos corredores nos dejaremos la piel sobre los 21 kilómetros y 90 metros del trazado de una prueba que me sigue apasionando, por mucho que lleve naufragando en la misma, una y otra vez, en los últimos años. Pero me da igual. Sigo amando las Medias Maratones, cuya distancia, dura y exigente, te obliga a darlo todo en carrera, si quieres terminar y cruzar la meta. Máxime cuando, como es mi caso, apenas estás entrenando con seriedad para conseguirlo, como acreditaba mi naufragio de hace tres semanas, en Guadix, en esta durísima Media Maratón del Melocotón que conté aquí.
El tiempo, el ritmo, las medias kilométricas… todo eso da igual. Se trata de terminar. Se trata de re-correr tu ciudad, entera, de cabo a rabo.
Se trata de correr.
¿Que por qué corro? Porque no me gusta que me salga hierba en los pies. ¿Y tú? ¿Tú por qué corres?
Jesús Lens
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