Se sentía sola aquella noche. Viernes. ¡Qué tiempos aquellos, en los que padecía algo parecido a una fiebre, los fines de semana! Ahora, lo único que padecía era la nada, la abulia, el vacío existencial en que se había convertido su existencia.
Vida de hotel.
¡Con lo que le había excitado, años atrás!
Vida de apartamentos de alquiler mensual, amueblados y acondicionados para entrar en ellos y vivir.
¿Vivir? ¿Era aquello algo parecido a una vida?
Abrió la Tablet y se conectó a Gmail. Abrió una cuenta putera y se envió a sí mismo un mensaje.
“Será mañana. Objetivo autentificado. Ventana de buen tiempo a las 18.15 horas. ¡Atención!”
Y se autocontestó:
“Recibido. El arma está en perfecto estado. Revisada y probada. Vamos a usar sus sesos para hacer un graffiti en las paredes del Nou Camp”.
Cogió el teléfono. El cifrado. Y marcó su propio número. El personal. El de prepago. El que usaba para llamar a los putos y a las líneas eróticas. Agravó su voz:
– ¿Tú eres gilipollas?
No le costó, con la cantidad de vodka que se había bebido, responderse a sí misma poniendo voz de borracha.
– ¿Pero qué pacha, Tron? ¡Relájate, coñio! ¿Tú creessss que alguien se va a creer que mañana vamosh a dishparar un misil tierra-aire contra el Palco del Nou Kampppp, para reivindicar la Yijad Islámica en Catalunyyyya? ¡Joooooooder! Un atentado como eshte no se le ocurriría ni a los de la agencia esha de espías. Código 3. O como she llame la japuta…
Colgó.
Y se fue a la cama, a ver una peli porno, mientras esperaba a que los hombres del CNI pasaran a hacerle una visita y le animaran un poco aquella aburrida noche de viernes.
Jesús Lens
Cuentecillo dedicado a todos los que, hoy viernes, y otros viernes, sábados, jueves… están solos, abandonados y más aburridos que un pijote.
Con este vídeo damos el pistoletazo de salida a un nuevo proyecto que ponemos en marcha Juan Manuel Cid y un servidor, que aún no tenemos terminado de definir, pero sí algo avanzado.
Aquí presentamos un garito, el Ónyx que… bueno. ¡Vedlo por vosotros mismos!
¿Qué os parece? En serio: ¿te imaginas que hubiera un garito como este ahí abajo, en la puerta de al lado? ¡Qué peligro! ¡Qué gusto! ¡Qué maravilla! ¡Qué adicción!
El escritor catalán Carlos Bassas del Rey ha sido el ganador del VII Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona con su obra El honor es una mortaja, un galardón que recibirá hoy vienes a las 20:30 horas en la antigua Capilla de la Residencia de San Pedro de Carmona de manos del Alcalde de la ciudad, Juan Manuel Ávila Gutiérrez, y de Manuel Pimentel Siles, presidente de la editorial Almuzara.
El honor es una mortaja es una novela de lenguaje descarnado y diálogos punzantes y ágiles. Una narración trepidante por la que discurre un elenco de personajes que remite al más clásico género negro: policías de diferentes pelajes y generaciones, asesinos profesionales, matarifes novatos, un detective de oscuro pasado, mujeres que pagan por los pecados de sus maridos y un turbio empresario del crimen. Pero es también un recorrido por distintas formas de entender la venganza, el honor y el deber en dos culturas muy lejanas, pero quizá no tan distintas.
Para su autor se trata de una historia de venganza a la que se le ha eliminado todo el componente emocional.
“Me interesaba explorar la posibilidad de un personaje que decide acometer una venganza sin odio, sin que sus sentimientos jueguen un papel en su motivación, sino por simple sentido del deber, como un supuesto samurái clásico. Por una cuestión de obligación. Ver si ese hecho anula el propio concepto de venganza tal y como lo entendemos en occidente; si la venganza, para ser comprendida como tal, necesita de esos mimbres o no. Así es la pena de muerte, por ejemplo: una venganza fría, institucionalizada y mecanizada en la que se aplica un deber sin que los sentimientos jueguen un papel en ello”.
La historia comienza cuando un rumano es asesinado con el cubo de una fregona; un inmigrante muerto que no importa a nadie, salvo al hombre que ha querido arrebatarle la vida y al policía que habrá de ocuparse del caso. Al primer cadáver le seguirá el de un cómplice, ambos crímenes unidos en apariencia por el mismo asesino, torpe pero resuelto.
El inspector Herodoto Corominas tira del hilo hasta relacionar estos crímenes con un atraco ocurrido dos años atrás en el que muere una mujer y su hijo, cuyo padre amnésico está condenado a olvidar quién fue el asesino. ¿Por qué iba alguien a vengar la muerte de dos completos extraños, a los que no recordará jamás?
El honor es una mortaja es una novela que entronca ejemplarmente con los cánones clásicos del noir, un ámbito literario en el que la tradición de los Chandler, Hammett y compañía pesa lo suyo y ha ejercido desde siempre un notable influjo entre los incondicionales del género. Bassas ha urdido una trama en la que la venganza juega un rol esencial, y en la que los diálogos, chispeantes y cargados de sarcasmo e ironía, constituyen una baza ganadora de primer orden.
“Me gusta el género negro porque, más allá de las tramas policiales, detectivescas, criminales, es un género social muy apegado al terreno, al día a día. De un realismo a veces doloroso, otras irónico, otras mordaz. Al menos el género negro que a mí me gusta, el que parió Manuel Vázquez Montalban y el que practican Camilleri y Petros Márkaris, otros dos grandes referentes; y el que nos regalan escritores como Guillermo Orsi, Lorenzo Silva, Fred Vargas, Leonardo Padura o Amir Valle: compromiso con la realidad, crítica social, personajes de la calle, que uno se encuentra por la vida. Es la novela negra que inició Hammett”, comenta el autor.
Carlos Bassas del Rey (Barcelona, 1974) es Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Completó su formación como guionista con seminarios internacionales impartidos por maestros como Richard Walter o Linda Seger y es escritor audiovisual de diversas productoras, labor que compagina con la docencia en la Universidad Pública de Navarra y en la Escuela de Imagen y Sonido de Pamplona.
Ha escrito cortometrajes, documentales, largometrajes, videoclips y spots publicitarios para empresas nacionales y multinacionales. También ha dirigido e impartido numerosos cursos de escritura creativa y narrativa audiovisual, ciclos de cine y conferencias sobre el séptimo arte, además de ser comisario de dos exposiciones («De Altamira al cinematógrafo: una odisea de la imagen» y «Navarra y el cine»).
En 2007 fue galardonado con el Premio Plácido al Mejor Guión de Largometraje en el IX Festival Internacional de Cine Negro de Manresa, y su guión Malinche fue subvencionado por el ICAA en las Ayudas al Desarrollo de Guión de Largometraje. Ha desempeñado labores como director de fotografía y montador, además de ejercer la crítica de cine en diversos medios y ser jurado en certámenes de cortometraje (Peralta, Bidasoa, Pamplona).
En 2009 fue coordinador del libro Tasio 25, editado por el Gobierno de Navarra con motivo del aniversario de la película de Montxo Armendáriz, y es Vocal de Cine del Ateneo Navarro.