Disparos de jazz

Si hoy es miércoles, hoy toca jazz. Gracias a nuestra Asociación, Ool Ya Koo, de la que deberías formar parte, sinceramente. Si te gusta la música. En directo. Y en garitos con sabor.

Boardwalk Empire

Y toca una sesión de jazz vintage, de jazz homenaje, de jazz sentido. Jazz con Alessia Desogus y su revisión de las canciones de Billie Hollyday en «Lady sings the blues». Acompañan el gran Guillermo Morente, el igualmente grande Arturo Cid y Jaume Miquel, que fijo que también es grande, pero al que no he escuchado.

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¿Nos vemos? En el sensacional Magic. ¿La hora? Más o menos, entre cinco y diez minutos después de que el árbitro pite el final del partido de Champions…

En Twitter: @Jesus_Lens

 

El ejecutivo y el macarra

– Entonces, ¿lo ves posible?

– Por un precio, colega. Siempre por un precio…

– ¿Qué precio?

– Joder, hermano. Teniendo en cuenta lo que tú vas ganar, cincuenta mil me parece justo.

– ¿Cincuenta? ¿Nada más? ¡Hombre, ya puestos, que sean cien mil! ¡Qué menos!

– Cuarenta.

– Diez.

– ¡Anda y vete a cagar! Por esa pasta no es solo que no movería un dedo. Es que no haría ni por pensar en moverlo.

– Mira, no tengo toda la noche. Y nunca me ha gustado el regateo. Veinte mil. Última oferta. Lo tomas o lo dejas.

– Gastos aparte.

– Gastos aparte. ¿Cuándo estará hecho?

– Si todo sale bien, a fin de mes.

– Un trabajo limpio, doy por supuesto. Sin líos, complicaciones o efectos colaterales…

– Eso, Bro, ni se pregunta.

El ejecutivo y el macarra sellaron el pacto por el viejo rito de darse la mano aunque, la verdad sea dicha, ninguno confiaba excesivamente en el otro.

 El ejecutivo y el macarra

Se volvieron a encontrar, tal y como acordaron, a primeros del mes siguiente. En el mismo bar. En la misma mesa.

– ¿Todo arreglado?

– ¿Por quién coño me tomas? ¿Por uno de esos niñatos con los que estás acostumbrado a trabajar?

– ¡Cierra el pico de una puta vez! Solo quiero verlo con mis propios ojos.

En silencio, el ejecutivo abrió su cartera de cuero y sacó la escritura de la casa que le había conseguido al macarra, en subasta judicial, tras haber movido unos hilos y tocado las teclas precisas para que el juzgado y la policía lanzaran al legítimo propietario, que había acumulado algunos impagos.

El ejecutivo, enchaquetado y encorbatado, también sacó un puñado de llaves y las arrojó sobre mesa, junto al caos de papeles que había ido desplegando.

– Toda tuya. Las cerraduras están cambiadas. Nuevas. Puertas blindadas. De las alarmas te encargas tú.

 El ejecutivo y el macarra

Las carcajadas del macarra, vestido para la ocasión con una sudadera y un medallón de oro macizo, hicieron enmudecer al resto de parroquianos. Era una de esas risas desmesuradas, de las que salpican. Como si estuviera lloviendo saliva. Y es que no podía parar de reír, pensando en la cara que pondría el payaso de su vecino, aquel pijo de mierda, cuando se enterara de quién se había quedado con su casa. ¡Con la de veces que el muy mamón había llamado a los municipales, quejándose por el jaleo que montaban sus jóvenes camellos cuando daba una de sus habituales fiestas!

Jesús Lens

Este relato es una nueva libre interpretación de uno de los Garabatos Digitales de Colin Bertholet. En este enlace y en este otro tenéis otras de esas improvisaciones.

 

¡Seguimos!

La verdad sobre «La verdad sobre el caso Harry Quebert»

Voy a decirlo a modo de pregunta:

¿De verdad es verdad todo lo (bueno) que se ha dicho y publicado sobre «La verdad sobre el caso Harry Quebert» o, quizá, haya llegado el momento de hablar sobre la verdad de fenómenos tan solo aparentemente incomprensibles como «La verdad sobre el caso Harry Quebert», de Joël Dicker?

La verdad sobre el caso Harry Quebert

Y hasta ahí puedo leer… hasta que no acabe de leer «La verdad sobre el caso Harry Quebert», lo que, la verdad, empieza a quitarme el sueño.

¿La has leído? ¿Por qué? Y, en caso afirmativo, ¿qué te ha parecido?

Jesús Lens que en Twitter es (oh originalidad) @Jesus_Lens

Compañera fiel

“En conclusión: mañana, otra vez, sol y buen tiempo” –concluyó el locutor.

Fue justo entonces cuando creyó oírla, a la hijaputa, descojonarse de la risa.

Le bajó el sonido a la radio.

Efectivamente, era ella, diciéndole con voz queda:

¿Qué? ¿Creías que te ibas a librar de mí? ¡Pues te jodes! Mañana y, por lo que he visto en Internet, todo el resto de la semana. Como mínimo.

 The Shadow

Como vio que iba a la cocina y, por su actitud, sabía que su objetivo era el cuchillo cebollero, rebajó el tono de su cantinela:

Pero mira que eres ingrato y cruel conmigo, tu compañera fiel, siempre a tu lado. ¡Ay! Ya me echarás de menos, cuando te falte…

Sabía que tenía razón. Pero no era menos cierto que estaba hasta las pelotas de ella, todo el santo día junto a él, como un perrillo faldero.

Cansina, aburrida, maldita y pegajosa… ¡qué ganas tenía de perderla de vista! ¡Qué ganas de que, por fin, el cielo se cubriera de nubes y el agua de la lluvia se la llevara por delante, de una vez!

¡A su sombra! Esa jodida y condenada sombra fatal…

Yo soy yo y mi sombra
Yo soy yo y mi sombra

Jesús Lens, insistiendo en que Se acerca el invierno, pero no lo parece.

En Twitter: @Jesus_Lens

 

Neocomunicación

Hoy, en IDEAL, hablamos de esa Neocomunicación que comentamos en este artículo. Creo que es importante seguir reflexionando sobre la comunicación del siglo XXI, en sus diferentes modalidades.

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La frase es:

«No es lo mismo saber lo que pasa que estar informado«.

Y, a partir de ahí, Redes Sociales, Foros, etc.

¿Cómo ves tú esto de la neocomunicación?

TAT Granada

¡Hablamos!

Jesús Lens

En Twitter: @Jesus_Lens