¡Qué gran cable le echó al PSOE, el pasado sábado, el diputado de ERC llamado Gabriel Rufián! Y, de paso, hay que ver lo complicado que se lo ha puesto a Pedro Sánchez y, más cerca, a José Antonio Rodríguez, el activo alcalde de Jun, y a José Antonio Pérez Tapias.
Los dos políticos granadinos han sido defensores muy activos del No es No y, por ende, o bien de unas terceras elecciones o del pacto con, entre otros, los miembros de Unidos Podemos y de ERC. Y de ello hablo hoy en IDEAL.
Ahora, la pregunta que se hacen buena parte de los socialistas, es: ¿y con ese tipo es con el que queríais sondear una posibilidad de gobierno progresista y del cambio? ¿Con él y con la chavalería de Unidos Podemos que le aplaudió y dio palmaditas en la espalda? ¿Esos son los compañeros de viaje que buscabais?
Una manera como otra cualquiera de desviar la atención de la abstención que permitirá gobernar a Rajoy. O, al menos, intentarlo. Pero es que Rufián se lo ha puesto muy fácil con una intervención más propia del Club de la Comedia o de la barra de un bar que la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados.
Que sí. Que es inadmisible el halo de corrupción que rodea al PP e incomprensible la confusión programática e ideológica en que se ahogan los diferentes PSOEs que hoy son. Pero que, con su discurso zafio y faltón, Rufián ha dado un balón de oxígeno a los miles de socialistas que no sabían dónde meterse tras la abstención.
Porque Rufián pertenece a otro partido que, dependiendo del lado del Ebro en que sitúe, defiende una cosa y, a la vez, la contraria, sin que le duela en prendas apoyar a esa otra derecha, nacionalista y conservadora, igualmente manchada por la sombra de la corrupción.
Y estas son las incongruencias que alejan cada vez a más gente de la política. A la vez, estos discursos zafios, mentirosos, hipócritas y en blanco y negro, agitan a los fieles acólitos que, anulada su capacidad de razonar, insultan y golpean a quienes no piensan como ellos.
Malos tiempos para la política. Por culpa de los corruptos, por supuesto, pero también por los violentos que no dudan en poner en práctica métodos fascistas para aplastar las opiniones e ideas contrarias a las suyas.
Jesús Lens