“El cebo”, el mejor Noir del cine español

Hace unas semanas, con motivo del estreno de “El hombre de las mil caras” y de “Tarde para la ira”, la revista Cinemanía hacía un repaso por los treinta y cinco mejores thrillers de la historia del cine español. Y, por encima de joyas como “La isla mínima”, “El crack”, “Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto” o “No habrá paz para los malvados”; en lo más alto del podio, se encaramaba nada más y nada menos que “El cebo”.

·Original Title: ES GESCHAH AM HELLICHTEN TAG ·English Title: IT HAPPENED IN BROAD DAYLIGHT ·Spanish Title: CEBO, EL ·Film Director: VAJDA, LADISLAO ·Year: 1958
·Original Title: ES GESCHAH AM HELLICHTEN TAG
·English Title: IT HAPPENED IN BROAD DAYLIGHT
·Spanish Title: CEBO, EL
·Film Director: VAJDA, LADISLAO
·Year: 1958

Dirigida en 1958 por Ladislao Vajda, “El cebo” constituye, efectivamente, una de las cumbres del cine español. Es, además, una rara avis en nuestra cinematografía, al constituir una coproducción hispano-germano-suiza dirigida por un cineasta de origen húngaro y con un guion en que participó el polifacético escritor suizo Friedrich Dürrenmatt.

Titulada en alemán “Sucedió a plena luz del día”, la película cuenta una historia muy angustiosa: la investigación del asesinato de una niña pequeña en un diminuto pueblo suizo. La única pista es un dibujo realizado por la pequeña, antes de morir. Y el único sospechoso, un vendedor ambulante que, detenido y encarcelado, termina suicidándose.

El cebo fotograma

El policía encargado de la investigación, al borde la jubilación, tiene muchas dudas acerca de la culpabilidad del fallecido y, tras dejar a un oficial  más joven en su puesto, seguirá investigando por su cuenta. Una investigación que no tardará en convertirse en algo más: en una auténtica obsesión que llevará al protagonista a tomar decisiones éticamente muy dudosas.

“El cebo” es, por tanto, una película de género negro completamente atípica, temáticamente emparentada con clásicos como “M, el vampiro de Düsseldorf” y, sobre todo, con “La noche del cazador”. En concreto, con el clásico imperecedero de Charles Laughton, además de tratar el tema de la violencia contra los niños, la película de Vajda conecta íntimamente por sacar la historia del ámbito urbano en que suelen acontecer las tramas del cine negro, llevándola a un ámbito rural.

La noche del cazador Gish

De ahí que el título original de la película en alemán, “Sucedió a plena luz del día”, resulte especialmente apropiado y elocuente, añadiendo a la propia historia unas estremecedoras dosis de inquietud y dramatismo. Sin embargo, tanto la fotografía como la desasosegante banda sonora beben directamente del expresionismo alemán, tan urbano, cambiando los altos edificios y los rincones oscuros por amenazantes árboles y enigmáticos recodos a la vuelta del camino.

Decíamos antes que en la escritura del guion participó el polifacético escritor suizo Friedrich Dürrenmatt, dramaturgo, novelista, cuentista, filósofo, grafista y hasta crítico de teatro. Habituado a escribir novelas policíacas para los periódicos, que se publicaban en entregas semanales, Dürrenmatt recibió el encargo, en 1957, de escribir un relato que, si gustaba a los productores, sería convertido en guion y, posteriormente, en película.

El cebo La promesa

El autor tenía una consideración muy particular sobre su país, llegando a declarar que “Suiza tiene algo grotesco en su carácter: sus intentos de constante neutralidad se parecen a los de una virgen ganándose la vida en un burdel que pretende, además, permanecer casta”; por lo que decidió escribir una historia sobre lo que él consideraba un problema de interés general, del que no se hablaba lo suficiente en público: los abusos sexuales contra la infancia.

Sin embargo, y a pesar de colaborar en la escritura del guion, no quedó satisfecho con el resultado final del mismo, por lo que Dürrenmatt decidió escribir una novela, “La promesa”, que se publicaría el mismo 1958 y que subtituló como “Réquiem por la novela policial”.

El cebo Durrenmatt

Una novela que comienza con una charla literaria en la que uno de los personajes hace la siguiente declaración de principios: “Por desgracia, en todas esas historias de crímenes subyace aún un fraude mayor. Y con esto ni siquiera aludo al hecho de que en ellas los criminales encuentran su castigo. Pues esos hermosos cuentos han de ser moralistas a la fuerza. Pertenecen al tipo de las mentiras necesarias para mantener el orden social, casi como un refrán piadoso: el crimen no vale la pena”. Y pasa, a continuación, a criticar la lógica racional que los autores imprimen a la resolución de los casos sobre los que escriben.

Una lógica que, en la vida real, la mayor parte de las veces no existe. A partir de ahí, la historia del asesinato de una niña. Y la detención de un ¿falso? culpable. Y la obsesión, por supuesto. Y el azar. Siempre el azar.

Varias décadas después, en 2001, Sean Penn dirigió la igualmente prodigiosa “El juramento”, protagonizada por un inconmensurable Jack Nicholson, en la que la acción se traslada a las zonas rurales del norteamericano estado de Nevada.

Original Cinema Quad Poster - Movie Film Posters
Original Cinema Quad Poster – Movie Film Posters

Una puesta al día del clásico de Vajda que demuestra la vigencia de una película, “El cebo”, que compitió en el Festival de Cine de Berlín y que ganó el Premio San Jorge a la mejor película española de 1958.

El cebo sospechoso

Una obra maestra incontestable del cine español que todo aficionado al Noir debería de ver, sí o también.

Jesús Lens

1 Twitter Lens

Coletillas

Hace unos días escribía en esta columna que es injusto el mantra que le ha caído al Centro Lorca como espacio “que mantiene una escasa actividad desde su inauguración”. Injusto porque no es verdad. Si bien es cierto que al edificio construido en la plaza de la Romanilla le falta la joya de la corona, el Legado del poeta que Laura García Lorca mantiene secuestrado en la Residencia de Estudiantes, es necesario reconocer a los responsables de su gestión la organización de conciertos, exposiciones, recitales poéticos, tertulias, etcétera.

Centro García Lorca

No son citas multitudinarias ni extremadamente populares, pero se trata de propuestas necesarias para una ciudad que quiere hacer de la Cultura su santo y seña. Sin embargo, cada vez que se publica una información sobre los agujeros en las finanzas lorquinas, la estafa del gerente o el desvío de fondos, la información incluye la coletilla de marras.

Son peligrosas, las coletillas. Y de ello hablo hoy en IDEAL. Por ejemplo, aquella sobre la buena gestión económica que el PP había hecho en el ayuntamiento de Granada. Una de esas verdades incontestables que ha resultado ser más falsa que Judas. Y con este tópico, paso a hablar de esas otras coletillas que cada vez cansan más: esas expresiones recurrentes que empiezan teniendo gracia y que no tardan en estar más manidas y sobadas que Operación Triunfo y la famosa Cobra.

El cuñadismo, por ejemplo, ha pasado de ser una definición ingeniosa y compresiva de la realidad social a convertirse en un insulto sin mordiente. Expresiones como “tal no, lo siguiente” o “como si no hubiera un mañana” solo son equiparables a la jerigonza empresarial que habla de sinergias o de capacidad instalada, eufemismos utilizados para enmascarar la realidad.

Cuñao

Sin olvidar esa nefasta terminología propia de la autoayuda, como lo de salir de tu zona de confort o lo de perseguir tus sueños. Esta última solo es admisible si le añades la humorada de que, si no los alcanzas, al menos adelgazas.

Coletas

Las coletillas son a la retórica lo que los refranes al pensamiento y a la argumentación: pobres recursos que demuestran pereza mental en quien los usa y falta de ingenio en quien los celebra. Ojo: todos los usamos, en uno u otro momento. Lo malo no es el uso, sino el abuso… ¿lo ven? Por cierto, ¿no les parece que, seguir llamando El Coletas a Pablo Iglesias, es el colmo de las coletillas?

Jesús Lens

1 Twitter Lens