Dennis Lehane, de Boston a Barcelona

Qué gran noticia, la de que Dennis Lehane ha sido galardonado con el Premio Pepe Carvalho, que le será entregado a principios de año, en el transcurso de BCNegra, uno de los grandes festivales internacionales de género policíaco.

Dennis Lehane callejón

En este premio Pepe Carvalho se dan la mano tres de las disciplinas artísticas que tanto han hecho por situar al Noir como uno de los géneros más demandados por lectores y espectadores de todo el mundo: la literatura, el cine y la televisión. Un maridaje perfecto que convierte a Lehane en el Go to guy del género negro y criminal del siglo XXI. El tipo a seguir. El masca. El puto amo.

Lo mismo el nombre de Dennis Lehane, así en frío, no les suena. Pero, ¿qué tal si hablamos de “Mystic River”, “Shutter Island”, “Desapareció una noche”, “The Wire” o “Boardwalk Empire”? Porque con todos esos títulos está relacionado Lehane. Y con muchos más.

Dennis Lehane Boardwalk Empire

Empecemos por “The Wire”, serie de culto que se ha convertido en título referencial para la nueva religión audiovisual del siglo XXI: las series de televisión. Las cinco temporadas de la obra magna de David Simon han concitado el aplauso unánime de la crítica y, años después de ser emitidas, el del público especializado, que las idolatra.

Lehane fue el guionista acreditado de unos cuantos episodios, pero tal y como contaba en la Semana Negra de Gijón de hace unos años, el proceso de creación de la serie implicaba a un grupo de trabajo que se encerraba en una habitación y que no salía hasta tener un guion perfectamente pulido y aceptado por todos los miembros de un exigente y avezado equipo creativo en el que, además de Simon y Lehane, participaban escritores como George Pelecanos o Richard Price, dos de los mejores novelistas estadounidenses contemporáneos.

Cameo en The Wire
Cameo en The Wire

Pero vayamos al principio de la trayectoria de un Dennis Lehane al que le han concedido el Premio Pepe Carvalho, justamente “por la amplitud y la diversidad de su obra, que significa la continuidad de la mejor tradición clásica de la novela negra americana”.

Y al principio de su trayectoria, en la década de los noventa del pasado siglo, encontramos a dos personajes que forman parte de la educación sentimental de los buenos aficionados al Noir: Patrick McKenzie y Angie Gennaro, cuyos apellidos ya denotan sus orígenes familiares y, por extensión, la importancia que la tradición católica tiene en las novelas de un autor que ha convertido a su ciudad natal, Boston, en un territorio mítico con denominación de origen, en el mismo sentido que Vázquez Montalbán radiografió Barcelona, Chester Himes lo hizo con Harlem o Raymond Chandler y James Ellroy con Los Ángeles.

Dennis Lehane Serie Negra RBA

Y un tema recurrente en las primeras novelas de Lehane: la desaparición de menores. Y lo duro que resulta para los policías investigarlas. Los demonios que despierta. Los fantasmas que saca del armario, trascendiendo fronteras. Como señalaba el jurado del Premio Pepe Carvalho, hablando de Boston y del barrio de Dorchester en que nació Lehane y en el que sitúa muchas de sus tramas y personajes: “en sus calles están también nuestras calles, nuestros barrios y ciudades”.

Una de las novelas de esta saga, “Desapareció una noche”, fue adaptada al cine por Ben Affleck, dando como resultado una película muy correcta e interesante. Pero las dos novelas de Lehane que más famosas se hicieron tras su adaptación a la gran pantalla fueron “Mystic River” y “Shutter Island”, dirigidas nada menos que por Clint Eastwood en 2003 y por Martin Scorsese en 2009, respectivamente.

La cinta interpretada por DiCaprio, adictiva y estimulante, fue un gran éxito de taquilla y, con “Mystic River”, Eastwood ascendió otro de los peldaños que han terminado por situarlo en el Olimpo de los Dioses del cine clásico norteamericano, poniendo en bandeja de plata el Oscar al Mejor Actor para Sean Penn y el de Mejor Actor Secundario a Tim Robbins. Una historia estremecedora sobre los abusos infantiles y la venganza que exorciza demonios pero, a la vez, condena a las personas.

Dennis Lehane Oscar

En sus novelas más recientes, Lehane ha vuelto la vista atrás para contar la historia del siglo XX en Boston, siguiendo las andanzas de Joe Coughlin, el díscolo hijo de un capitán de policía que no quiere seguir los pasos de su padre y se enfrenta no solo a su familia, sino a toda una forma de entender la vida en la Costa Este de los Estados Unidos. “Cualquier otro día” es un novelón de más de setecientas páginas, un brutal tótem literario al que siguió “Vivir de noche”, otra gran novela con la mitad de páginas y cuya versión cinematográfica está ya a punto de estrenarse.

Dennis Lehane vivir de noche

“Ese mundo desaparecido” cierra la trilogía de Coughlin y ya esperamos, ansiosamente, la publicación de “Since we fell”, un thriller de hálito hitchcockiano y que, por supuesto, transcurre en Boston. Una novela que aparecerá en Estados Unidos la próxima primavera y con cuyos derechos cinematográficos se ha hecho DreamWorks, la productora de Spielberg.

Enhorabuena a Lehane por la consecución del Premio Pepe Carvalho y al jurado por otorgarlo a una de las voces más originales, auténticas y respetadas del Noir contemporáneo.

Jesús Lens

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Sully

Qué arriesgadas las películas que cuentan historias reales que han pasado hace muy poco tiempo. Sobre todo, las que conocemos bien por haber tenido gran cobertura mediática y a cuyos protagonistas hemos tenido ocasión de ver, oír y escuchar en radios, televisiones y periódicos.

Es difícil olvidar la imagen de un gran avión de pasajeros, flotando sobre el río Hudson, tras un amerizaje de emergencia a los pocos instantes de haber despegado del neoyorkino aeropuerto de La Guardia.

Sully avión hudson

Pero, ¿qué había detrás de aquella imagen? Es decir, ¿quién era el piloto que realizó tremenda hazaña? Más o menos podemos recordar que todos los pasajeros se salvaron. Un milagro, de acuerdo a esa forma simplista de definir acontecimientos sorprendentes e inauditos. Pero, ¿sabemos mucho más sobre aquel acontecimiento?

En Estados Unidos, el piloto, Chesley Sullenberg se hizo famoso, acudiendo incluso al show de David Letterman junto al copiloto. Imagino que su popularidad duraría un tiempo y después se desvanecería. Y, desde luego, si hubiera venido a España, dudo que nadie lo hubiera reconocido y le hubiera invitado a una Alhambra Especial y a una tapa de morcilla.

Director of the movie Clint Eastwood (2nd L) poses with cast members Tom Hanks (2nd R), Aaron Eckhart (R) and Captain Chesley "Sully" Sullenberger at the premiere of "Sully" in Los Angeles, California U.S., September 8, 2016.   REUTERS/Mario Anzuoni - RTX2OR1Y
Director of the movie Clint Eastwood (2nd L) poses with cast members Tom Hanks (2nd R), Aaron Eckhart (R) and Captain Chesley «Sully» Sullenberger at the premiere of «Sully» in Los Angeles, California U.S., September 8, 2016. REUTERS/Mario Anzuoni – RTX2OR1Y

Ahora se estrena “Sully”, dirigida por Clint Eastwood, y el mundo tiene un nuevo héroe al que adorar y rendir pleitesía, un ídolo cuya hazaña jamás podremos olvidar. Al menos, no la olvidaremos los espectadores de una película corta, directa y contundente, que va al grano y que juega, a lo largo de su hora y media de duración, con el punto de vista.

La película comienza con un bajonazo. Reconozcámoslo. El abuelo Eastwood parece haberse animado a tomarnos el pelo y, a sabiendas de que el espectador conoce perfectamente el planteamiento de la historia, hace que se remuevan nuestros fantasmas más aterradores, poblados de aviones comerciales empotrándose en grandes rascacielos.

Sully Eastwood

Creo que si a algún otro director se le hubiera ocurrido comenzar una película como lo hace Clint, las huestes biempensantes de lo políticamente correcto se le habrían echado encima. Pero Eastwood está por encima del bien y del mal. ¡A Clint se le permite todo! O casi todo. Que hay espectadores que no le han perdonado que hiciera campaña por Trump. O, al menos, que lo apoyara.

A partir de ahí, “Sully” gira en torno a la investigación que las autoridades aeronáuticas pusieron en marcha para saber si el proceder del comandante fue correcto o, en realidad, si su maniobra fue una locura sinsentido que solo salió bien por pura chiripa.

Y ahí, como el auténtico Chesley Sullenberg reconoce, la película exagera. Porque los encargados de la investigación nunca fueron tan hostiles como los muestra Eastwood. Pero… ¡esto es Hollywood!

Sully

Con “Sully”, Clint Eastwood vuelve a filmar la historia de un tipo con el que se siente plenamente identificado: el hombre que toma una decisión individual, dura y arriesgada, basada en su experiencia, criterio y profesionalidad. Una decisión que le hace chocar contra el establishment, viéndose enfrentado a una maquinaria burocrática que trata de aplastarle.

Vamos, que cambias el Mágnum del 44 por el mando del avión… y Harry el Sucio y Sully son primos hermanos. Salvando las diferencias. Que tampoco son tantas.

¿Qué queréis que os diga? Que me gusta la defensa que hacen Eastwood y Tom Hanks del factor humano como hecho diferencial que nos hace superiores a las máquinas, algoritmos y programas informáticos.

Sully Tom Hanks

Y es que, los que de niños alucinamos con “Solo los ángeles tienen alas” sabemos que, llegados a determinado momento, solo el temple y la experiencia de un buen piloto de avión pueden salvar una situación comprometida, ahí arriba, cuando las cosas se ponen auténticamente feas.

Y, por supuesto, ya saben… cuando la leyenda se convierte en realidad… ¡imprime la leyenda!

Jesús Lens

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Festival de Jazz y patrocinios

Queda una cita, muy prometedora, en el Centro Lorca, pero el Programa Central del Festival de Jazz de Granada ya ha finalizado, con un notable éxito de público, que ha agotado las localidades en varios conciertos y se ha dejado las manos, aplaudiendo. Además, ha cosechado una excelente acogida por parte de la crítica.

Foto: Festival del Jazz de Granada
Foto: Festival del Jazz de Granada

Termina la 37 edición del Festival de Jazz de Granada y, a los buenos aficionados, nos sabe a poco. Se nos quedan cortos, seis conciertos. ¡Qué tiempos, en los que todo noviembre hervía con el mejor jazz mundial!

Que sí. Que hay trasnoches, como los del Tuntún, y actividades paralelas, pero que no están organizados por el Festival, como se indica en su página web. Un Festival por el que han pasado leyendas como Miles Davis, Dizzie Gillespie, Art Blakey u Oscar Peterson, pero que no solo mira hacia atrás, habiendo traído este año propuestas arriesgadas, diferentes y de una calidad excelsa.

Foto: Festival de Jazz de Granada
Foto: Festival de Jazz de Granada

Festivales de este calibre hay muy pocos en España. Por ejemplo, ahora comienza el de Barcelona y, a la mayoría de los músicos que actúan en la ciudad condal, ya hemos tenido la oportunidad de disfrutarlos en Granada o en el Jazz en la Costa de Almuñécar.

Sin embargo, hay una diferencia de grado entre el Festival de Barcelona y el nuestro: los patrocinadores y colaboradores. Cerca de veinte, he contado en el caso del certamen catalán. En el de Granada solo participan Diputación y Ayuntamiento. Y, en la Costa, el consistorio almuñequero. No está la Junta de Andalucía ni hay una sola empresa, entidad o institución.

¿Por qué? ¿Cómo es posible? ¿A qué responde semejante desapego entre el tejido social, cultural y empresarial granadino y un Festival de Jazz histórico, que cada año programa una extraordinaria selección de conciertos, excelentemente acogidos por el público?

Foto: Festival de Jazz de Granada
Foto: Festival de Jazz de Granada

Está claro que la crisis se ha cebado con el mundo de la cultura, pero ahora llega el mágico Hocus Pocus y cuenta con más de veinte colaboradores. La Orquesta Ciudad de Granada también se acerca a la veintena de mecenas y al Círculo de Mecenazgo del Festival de Música y Danza están adscritas cerca de cincuenta empresas.

Es necesario reflexionar acerca de la paradoja de que una de las grandes citas musicales del año se encuentre tan huérfana, sola y abandonada. ¡El jazz granadino merece más complicidad!

Jesús Lens

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El árbol más alto de Europa

Granada NO va a tener el árbol de Navidad iluminado más alto de Europa. O sí. Pero de otra manera diferente a lo que sugiere el mero enunciado que abre este artículo, si le quitamos el NO.  Y de ello hablo hoy en IDEAL.

Seamos serios y puntualicemos. El asunto es que un centro comercial de nueva apertura, situado en el término municipal de Armilla, provincia de Granada, ha decidido instalar un enorme árbol de Navidad como llamativo reclamo que le de visibilidad y renombre y le haga publicidad.

Árbol Navidad más alto de Europa

Y se da la casualidad, en absoluto casual, de que será el árbol de Navidad iluminado más alto de Europa. Pero Granada no tiene nada ver con él, más allá de ser la provincia en que abre sus puertas un centro comercial, privado, que sufraga todos los gastos de instalación y mantenimiento del proteico abeto navideño.

Y es que empezamos por escribir que “Granada tendrá el árbol de Navidad iluminado más alto de Europa” y, si no explicamos el dónde, el cómo ni el porqué, remataremos las inminentes e infernales comidas y cenas navideñas haciendo sociología barata de salón, entre orujos y patxaranes.

Árbol de Navidad, corriente y moliente, en Puerta Real
Árbol de Navidad, corriente y moliente, en Puerta Real

Porque si uno escucha, sin contextualizar, la noticia del arbolito de marras y piensa en los despropósitos del AVE, el Metro, la Fusión Hospitalaria o el Centro Lorca, se lo llevan los demonios. Que si cómo es posible. Que si hay que ver. Que si confundimos las prioridades. Que si esto es inadmisible. Que, con las carencias y déficits que tenemos, qué sentido tiene lo del árbol… Y de ahí a exigir una moción de censura contra Paco Cuenca solo median un par de gintónics bien aliñados.

Dejemos claro que Granada y el árbol de Navidad iluminado más alto de Europa mantienen una relación puramente circunstancial y que poco o casi nada los vincula. Sí. Es una pena y una vergüenza que el Metro no esté en funcionamiento para que, en diciembre, podamos ir a hacernos selfies frente al arbolito, pero nada tienen que ver una cosa con la otra. No hay relación de causa-efecto.

Centro Comercial Nevada

Siento ser un aguafiestas y fastidiarles una analogía muy tentadora sobre la fatuidad de esta tierra nuestra. Pero, a nada que lo pensemos, lo del árbol artificial más alto de Europa iluminando el corazón de una vega moribunda, masacrada y cementada, sí podría dar para una reflexión.

Jesús Lens

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Os vais a enterar todos

Populismo por doquier. Es la palabra de la semana y va camino de convertirse en la palabra del año. Populismo. Da lo mismo que se hable de Trump que de Le Pen, de los ultraderechistas húngaros, de los defensores del Brexit, de Maduro en Venezuela o de las primarias de Podemos en España.

Populismo

Catalogar el voto antisistema como populista es una fórmula cómoda para hacernos sentir bien. Tranquilos y reconfortados. Solemos despachar ese voto con displicencia, adjudicándoselo a gente poco preparada y/o engañada que no sabe lo que se hace. Solo que, cada vez más, ese voto acaba triunfando en las urnas. Entonces, nos echamos las manos a la cabeza.

Un voto, además, que no aparece en las encuestas. Y es que hay un voto, erróneamente considerado como populista, tanto de derechas ¿extremas? como de izquierdas ¿ultras?; con un componente que los institutos demoscópicos parecen no detectar. Un componente que podríamos definir como “Estoy-hasta-los-huevos. Os vais a enterar todos”. Un componente visceral -no irracional- que va más allá de la desafección política o del hartazgo de los partidos tradicionales.

united kingdom exit from europe relative image
united kingdom exit from europe relative image

Va para diez años que la crisis nos viene golpeando con fuerza, de forma demoledora. Diez años letales que se han cebado con las clases populares de la sociedad y que han diezmado lo que antes se llamaba clase media. Un período extremadamente largo que ha ahondado de forma abismal la brecha de la desigualdad, cercenando las expectativas y esperanzas de millones de personas.

Personas que, no pudiendo encarar el futuro con un mínimo de optimismo y conociendo el pasado del que venimos, miran a su alrededor y ven que el empobrecimiento no ha sido equitativo. Que hay determinados sujetos, culpables por acción u omisión de esta crisis, que siguen viviendo muy bien. Y que, encima, se permiten dar lecciones de moralidad. Y consejitos. Y avisos para navegantes, desplegando sus maniobras orquestales en la oscuridad.

Trumpazo

Estas personas, vapuleadas una y otra vez, no dicen a los encuestadores todo lo que sueltan, cabreadas, en las barras de los bares. Personas obligadas por las circunstancias a tragar, pero que no se conforman. Personas que, convocadas a las urnas un domingo (o un martes) cualquiera, sujetan la papeleta electoral como el que empuña un machete y ejercen su legítimo derecho al voto de forma vindicativa, al grito de: ¡os vais a enterar!

Jesús Lens

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