Me pide el cuerpo, indignado, escribir sobre los demoledores resultados del Informe PISA, pero quiero empaparme bien de las excusas, que no razones, esgrimidas por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía para justificar lo que no es sino un fracaso sin paliativos. Otro más. Y así comienza mi artículo de hoy en IDEAL.
Por ello, antes de adentrarnos en las procelosas aguas del terrible informe, contextualicemos la situación. Por ejemplo, hace un par de días estaba en el cine, viendo “La llegada”. En la fila de atrás me tocó en suerte un grupo de adolescentes que debían estar en pleno proceso de preparación para integrarse en la nueva Generación Más Preparada de nuestra Historia. Así con mayúsculas. GMPH.
No les voy a detallar su comportamiento, zafio y grosero, incapaces de permanecer callados durante más de tres minutos seguidos, haciendo ruidos con sus pajitas y refrescos que abochornarían a un niño de ocho años o riéndose de bromas que ya no harían gracia ni en un jardín de infancia.
¿No estaremos siendo complacientes y generosos con lo de la GMPH? ¿Seguro que es la mejor preparada? Y, hablando de generaciones, ¿a cuál nos referimos? Porque los JASP del famoso anuncio de coches, ya peinan canas. ¿Son los Millenials, ahora, los más listos de la clase?
Sin duda, las nuevas generaciones tienen muchas más habilidades que nosotros y se manejan en el ámbito tecnológico con una naturalidad que, para los nativos analógicos, roza lo milagroso. Pero, ¿es suficiente?
Hablamos con mucha ligereza de la GMPH en un país cuyos índices lectores andan por los suelos, en el que programas de televisión como Gran Hermano cumplen la mayoría de edad y otros como HMYV cosechan unos sonrojantes altísimos niveles de audiencia.
Las GMPH apenas leen prensa, informándose a través de las Redes Sociales… y tragándose y propagando bulos infectos que crecen a velocidades exponenciales. Bulos que no se sostienen frente a un par de minutos de análisis, confrontación de ideas o reflexión.
Consulten las películas más taquilleras de los últimos años y comparen con la calificación crítica que reciben. ¿Y musicalmente hablando? Dos palabras: Maluma y Reguetón. Que molan mogollón.
Por supuesto, hablar de “la juventud” o de “los jóvenes” es una generalización injusta y reduccionista. Pero utilizar recurrentemente el mantra de la GMPH me parece complaciente. Y peligroso. Invita a un acomodamiento condescendiente… y a terminar siendo arrollados y PISAdos.
Jesús Lens