Hasta ayer no caí en la cuenta de la enorme importancia que tienen las palabras “pabellón cubierto” en nuestras vidas. ¡Con qué naturalidad las usamos en nuestro lenguaje cotidiano! Y con qué sencillez los hemos incorporado a nuestra agenda. A ellos. Los pabellones.
Cuando mi querido Alberto Tarifa me dijo que el sábado había un Tres x Tres de baloncesto, no dudé en apuntarme, junto a Sergio y Owen. A lo que no presté mucha atención era al motivo del torneo: la inauguración del nuevo pabellón cubierto del colegio Mulhacén. Y de un asunto aparentemente banal hablo hoy en IDEAL.
Y allí nos plantamos, ayer por la mañana, junto a varias decenas más de jugadores, la mayoría de ellos mucho más jóvenes que nosotros; dispuestos a compartir un puñado de horas de deporte y confraternización.
A mitad de torneo, se hizo la inauguración oficial del pabellón y uno de los participantes en el acto recordó la cantidad de veces que hemos ido a hacer deporte y nos hemos encontrado con los partidos suspendidos por la lluvia o las inclemencias meteorológicas. En ese preciso instante me vino una cascada de recuerdos: la asignatura de gimnasia en el colegio, las competiciones escolares, las peñas de baloncesto, los partidos del Patronato, los Intercajas y los meses de entrenamiento…
Hoy domingo, miles de granadinos disfrutarán de cientos de actividades deportivas que se celebrarán en los muchos pabellones deportivos de nuestras ciudades y pueblos. ¿Somos conscientes del logro y el avance que supone no depender del tiempo para practicar deporte? ¡Cuántos equipos y peñas no han surgido al calor de unas instalaciones que, en cientos de barrios y municipios, le han cambiado la vida a la gente!
Me encantó participar en un acto tan sencillo, pero a la vez tan sentido y emocionante como el de ayer. Un acto que me sirvió para darle valor a algo que viene formando parte de mi vida desde hace años y años: practicar deporte en las mejores condiciones posibles.
Un lunar empañó la jornada: mi querido tocayo Jesús, tan buen deportista como mejor persona, sufrió una grave lesión de rodilla en una entrada a canasta. Ayer mismo fue operado y, conociendo su tesón y su fortaleza, sé que no tardará en volver a nadar, correr y montar en bicicleta, participando en sus Triatlones. Sirva esta columna como homenaje a un tipo extraordinario y vitalista que jamás pierde la sonrisa.
Jesús Lens