Ayer jueves, un trabajador murió en accidente laboral cuando, por razones que se desconocen, el avión que pilotaba se estrelló muy cerca de la base aérea de Los Llanos de Albacete en que debía aterrizar y donde le esperaban su esposa y su hijo, un bebé que ya nunca podrá disfrutar de su padre.
El accidente ocurrió hacia las doce del mediodía y, pocos minutos después, las redes sociales se habían llenado de chistes, chanzas y bromas sobre el Eurofighter estrellado, que había participado en el desfile del 12 de octubre.
A medida que leía la basura que determinada gente escribía sobre el accidente, sabiéndose desde el primer momento que el piloto no había saltado del aparato y que, por tanto, lo más probable era que hubiera muerto; me iba llenando de rabia, asco, ira e indignación.
Tengo que contenerme, mucho, para no escribir lo que pienso de la mala ralea de esa estirpe de hijos de perra que, en aras de una supuesta ideología progresista; ironizaban, bromeaban y se cachondeaban de la muerte de una persona.
Hemos llegado a tal punto de irracionalidad y cretinismo; hemos alcanzado tales cotas de inhumanidad que, para defender una ideología o una forma de pensar, hay personas supuestamente inteligentes que desprecian la vida humana. Gentuza que, para criticar el 12-0, la Hispanidad, la conquista de América o el nacimiento de Colón; celebran alborozados el accidente que ha costado la vida a un trabajador del ejército.
Tipejos repugnantes que, para criticar al gobierno de turno, utilizan la muerte de un soldado cuando sus restos calcinados todavía se encuentran en el fuselaje del avión siniestrado, ardiendo. ¿De verdad se hacen llamar de izquierdas? ¿De verdad se considera progresista esta manada de cabestros, esta patética recua de acémilas?
Y luego están los otros. Los ingeniosos. Los graciosos. Esa otra hedionda estirpe de anormales que, al calor de las redes sociales y con tal de mostrar al mundo lo listos y divertidos que son, no tienen empacho en burlarse de un trabajador, muerto en el tajo.
¡Qué asco, joder! ¡QUÉ ASCAZO!
Jesús Lens