¡Qué gusto, que las dos películas más atractivas de la cartelera sean españolas! A pesar de que ardo por ver “La librería”, de Isabel Coixet, y del magistral golpe de efecto de estrenarla precisamente el viernes en que se celebraba el Días de las Librerías; tenía una inaplazable cita con la primera sesión de “Oro”, de Agustín Díaz Yanes.
Lo mío con “Oro” ha sido amor a primera vista. Amor loco y arrebatador. Y miren que la cita era envenenada: tenía tantas y tan altas expectativas puestas en ella que abrigaba el temor, terror incluso, de que me decepcionara. Pero no. Les aseguro que no. Que las expectativas se vieron felizmente colmadas desde el primer fotograma.
Ustedes van a leer numerosas y obligatorias referencias a Lope de Aguirre, a la cólera de Dios de Herzog y a “El Dorado” de Saura, si buscan información sobre “Oro”. Que las hay, por supuesto. Para mí, sin embargo, las dos grandes referencias de Agustín Díaz Yanes a la hora de escribir el guion y dirigir la historia originalmente concebida por Arturo Pérez-Reverte son “Apocalypse Now” y “Grupo Salvaje”, lo que les hará comprender la magnitud del desafío.
“Oro” es un viaje al corazón de las tinieblas y, desde el primer fotograma, con la bruma ominosa y la jungla amenazante e impenetrable, el espíritu de la narración de Conrad y de la epopeya fílmica de Coppola resultan perceptibles en la pantalla. Un espíritu encarnado y personificado en la mágica aparición de un portentoso Juan Diego, trasunto del Dennis Hopper que vivía con Kurtz, en comunión con una naturaleza tan feraz como desaforada y adictiva.
Y está la huella del gran clásico de Peckinpah en esa partida de veteranos y curtidos soldados que, buscando la mítica ciudad cubierta de oro, irán encontrando otras cosas. Como el amor, la lujuria, el sexo y la traición. O la lucha de clases y la justicia social. Que en los años de Carlos V no se llamaban así. Pero que existían. Y si los atracadores de Peckinpah sellaban su suerte al son de “La golondrina”, cuando los soldados españoles entonan “La canción de los exploradores”, el espectador ya sabrá que no hay vuelta atrás.
Vayan a ver “Oro”, la mejor película española del año. Y hablamos pronto de los actores, la música, los nacionalismos, el caínismo, las banderas…
Jesús Lens