“—¿Por qué quieres ser taxista, Bickle?
—No puedo dormir por las noches”
Así comienza “Taxi Driver”, la mítica película de Scorsese interpretada por Robert De Niro, muchas de cuyas secuencias, imágenes icónicas, diálogos y monólogos forman parte de la mejor y más adictiva cinefilia.
Sandino, el protagonista de “Taxi”, la más reciente novela de Carlos Zanón, publicada por la colección Salamandra Black, tampoco puede dormir por las noches. Pero hace ya mucho tiempo que es taxista. En Barcelona, una de esas ciudades que son un mundo, un universo en sí misma.
Por no gustarle, a Sandino no le gusta ni conducir. Pero es taxista. Como su padre. Como su hermano. El mundo de Sandino está hecho de libros, películas y, sobre todo, de canciones. De muchas canciones. Y de personas. Aunque a las personas reales les asigna papeles alternativos en las ficciones que le gusta tramar en su cabeza. Una cabeza diferente. Que funciona a su aire.
Sandino sale de casa el martes, de madrugada, para enfrentarse a lo desconocido. Otra noche de insomnio. ¿Y van…? Pero éste no va a ser un martes cualquiera. Porque Lola, su mujer, le ha dicho que tienen hablar. Sandino sale corriendo, tras apurar el café. Prefiere dejar la conversación pendiente. Para la noche. Cuando regrese a casa. Porque intuye lo que hay detrás de una frase que es una sentencia. De muerte.
Entonces, comienza la odisea.
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Jesús Lens