Leo interpretaciones para todos los gustos sobre los datos extraídos del Instituto Nacional de Estadística acerca de la llegada de turistas a Granada, su estancia en la capital y sus pernoctaciones… en habitación de hotel. Que sobre apartamentos turísticos oficiales, no hay datos hasta final de mes. Y de los no oficiales, piratas o clandestinos; ni los hay ni se les espera, lógicamente.
Así las cosas, el primer impulso es pasar página y olvidar el tema, dado que los datos resultan en exceso insuficientes. Sin embargo, las cifras sobre el sector hotelero nos pueden servir como pista, como indicio. Trataré de interpretar bien la información de Juanjo Cerero a la hora de sacar conclusiones, que menudo reportaje alfa-numérico se marcó ayer. Si meto la pata, espero que me corrija.
Según el INE, Granada capital habría tocado techo por cuanto a turistas hoteleros y los que vienen, duermen una sola noche. Eso nos permitiría concluir que la opción Alhambra & Go sigue siendo la favorita para la inmensa mayoría de visitantes a la ciudad.
Sin embargo, y dado que cualquier viernes y sábado tarde/noche, el centro de Granada está al borde del desbordamiento, debemos concluir que la inmensa mayoría de quienes nos visitan dos o más días seguidos, tiran de soluciones habitacionales diferentes a las hoteleras. Ahí, el sector tiene un enorme desafío por delante. Y lo puede afrontar, básicamente, de dos maneras.
La primera es fácil. La típica, la de siempre: bajar los precios para hacerlos más atractivos al viajero. Tirarlos, si es necesario, para tratar de hacerle competencia a los apartamentos turísticos. Eso ya sabemos lo que supone: peores servicios, desatención al cliente y precariedad laboral.
La segunda opción es ampliar la oferta de servicios a los clientes, con propuestas que vayan más allá de dormir y desayunar. Y la cuestión no es, solo, ofrecer un amplio catálogo de almohadas o tener en recepción el folleto de la empresa que sube y baja a los turistas a las zambras del Sacromonte.
Experiencias. Es lo que marca la diferencia y por lo que los viajeros están dispuestos a pagar más. Mucho más, incluso.
En unos tiempos en los que la información fluye a golpe de clic y los espacios urbanos son cada vez más monótonos e intercambiables, ofrecer experiencias diferentes, originales y memorables es la única posibilidad de distinguirse y seguir creciendo.
Jesús Lens