“No solo soy incapaz de entender lo que está sucediendo, sino que se me está obligando a situarme en una posición que pone a prueba la paciencia más férrea. Son muchos meses de incumplimientos, de parálisis, de silencios…”.
Así se expresa nuestro alcalde, Francisco Cuenca, en una tensa y vibrante misiva remitida al ministro de Fomento. Se aprecia pasión y tensión en su escritura. Angustia y desazón. Soledad, abandono e incomprensión. Hay, también, mucho de reproche, de crítica velada… y sin velar.
Dado lo prosaico y, a la vez, lo poético de su nombre compuesto; Íñigo de la Serna no se arruga y contribuye a la necesaria revitalización del género epistolar a través de una carta en la que, después de mostrar su pasmo y sorpresa, renueva sus votos y su “compromiso con la alta velocidad a Granada, (que) ha sido firme”.
Porque el intercambio epistolar entre ambos mandatarios tiene como objeto de disputa la cuestión de la desconexión ferroviaria, no vayan a pensar ustedes otra cosa. Y al ministro, ahí, le sale el genio, preguntándole -imaginamos que de forma retórica- al alcalde “si ha abandonado la prudencia y responsabilidad o está haciendo un uso político, o las dos cosas”.
Reconozco que estoy impresionado por el derroche de pasión literaria y este eléctrico cruce de cartas. En Correos deberían pensarse la emisión de un sello conmemorativo de este duelo epistolar: desde que Trump amenaza con desatar el Apocalipsis nuclear a través de Twitter -ahí hay tema para el #TAT Granada de este año-, las cartas ya no son lo que eran.
No consta si Paco le ha respondido a Íñigo… pero debería. Y, por supuesto, queremos leer la carta. Completa. Y la respuesta del ministro. Y así sucesivamente. Además, no sé a ustedes, pero a mí me encantaría que las misivas fueran manuscritas, dada la fuerza que exudan.
Termino recordando que Julio Llamazares, uno de mis autores de cabecera, tiene un magistral libro de relatos cuyo título es ya un cuento en sí mismo: “Tanta pasión para nada”. Queridos Íñigo y Paco, haced todo lo posible por mantener la llama prendida. No permitáis que la cruda y tozuda realidad interfiera en vuestra relación. Seguid alimentándola. Continuad escribiéndoos con regularidad y concertad nuevas citas furtivas a mitad de camino entre Granada y Madrid; en Antequera o dónde quiera que sea. ¡Os seguimos de cerca!
Jesús Lens