Halloween tras la reja

Con lo de Halloween pasa como con lo del salto de la reja, en El Rocío: nunca está claro cuándo es el momento apropiado para que los mozos peguen el primer brinco, dando el pistoletazo de salida al virginal frenesí almonteño.

¿Está usted pensando en hablar mal de Halloween? Pues ajuste los tiempos. Si lo hace demasiado pronto, parecerá usted un amargado y un mala follá de tomo y lomo. Pero si retranquea en exceso y clama contra las invasiones foráneas demasiado tarde, quedará como un cansino y un pesao, tan repetitivo como reiterativo.

Los argumentos a favor y en contra de Halloween están tan trillados que resulta ocioso entran en ellos. Da igual que vista con vaqueros, se pirre por los tomates, las patatas o el chocolate y esté encantado con los Magos de Oriente, mucho más nuestros que ese okupa de las Navidades llamado Papa Noel: al guardián de las esencias patrias nunca se le podrá convencer de que Halloween, mola.

Tras disfrutar del Tenorio -seguramente grabado en una cinta VHS, de cuando Televisión Española era una Televisión como Dios manda- y tras cenar un potaje de castañas y unos huesos de santo, nuestro granaíno de pura cepa enfilará el Paseo de los Tristes, meditando sobre el ser y la nada, sin entender el éxito de las telarañas, las brujas y esas calabazas tan gordas como huecas.

En serio: hay debates que conviene obviar. El de la celebración/condena de la Hispanidad es uno de ellos. El de Halloween/Santos, otro. Las afecciones y las desafecciones son tan viscerales que no cabe ningún tipo de debate sobre el particular.

Lo paradójico de la cuestión es que la persona para la que Halloween es una intolerable muestra de colonialismo cultural extranjero, suele estar fervorosamente orgulloso de la Hispanidad… y de su expansión por toda Sudamérica. Y eso sí resulta más difícil de comprender. O no. Que ya se sabe que con la patria, como con la madre: con razón o sin ella.

Y ahora, les dejo, que se me pocha el glaseado de los huesos de santo.

Jesús Lens

Envuelta en la bandera

Suena temprano el despertador en San Telmo, hoy lunes. Susana Díaz lo apaga y se da la vuelta para dormir cinco minutitos más. Se lo puede permitir, que esta mañana tardará un pispás en vestirse: volverá a sacar la bandera blanca y verde del armario, se envolverá en ella, la sujetará con un sencillo imperdible y… ¡al lío!

Desde mitad de la pasada semana, cuando la ex ministra Tejerina dijo lo que dijo, hemos podido leer y escuchar decenas de veces la misma cantinela: Susana Díaz ha aprovechado la coyuntura para envolverse en la bandera de Andalucía.

Que ya me imagino a la de Triana, en la tienda, comprando trapos de tonalidad blanquiverde.

—¿Se lo envuelvo, presidenta?

—No, chiqui. Me lo llevo puesto. La que se envuelve soy yo.

Acción y reacción. De repente, el informe PISA es Dios. Gracias al cielo, eso sí, por las memes que le quitan hierro al asunto educativo y nos permiten reírnos gracias al ingenio colectivo que circula por la Red, con los infantes de Castilla-León convertidos, todos ellos, en genios matemáticos y metafísicos, émulos de Einstein.

Que el informe PISA dice lo que dice, es un hecho. Pero, ¿qué tal si vamos un poco más allá? ¿Qué tal si, por ejemplo, leemos a Julio Llamazares -otra vez- cuando habla de la auténtica tragedia de su tierra, Castilla-León? Lo escribía hace solo dos días, en su imprescindible columna de El País: El camino inverso. Aludía a la noticia de que un niño había nacido en la aldea de Pobar, una localidad radicada en lo que el autor llama la Laponia española, por razones obvias.

Llamazares prefiere hablar de la España despoblada, mejor que de esa España vacía de la que Castilla-León es paradigma. Una España despoblada -y pobre- con decenas y decenas de pueblos fantasma, abandonados porque sus habitantes se han ido trasladando a las ciudades, más ricas y con más oportunidades. Educativas, por ejemplo.

¿Cuál es la sentencia de muerte de cualquier pueblo? Que cierre el colegio. Porque no hay niños. Quedarse sin maestros. Las aulas vacías, por la ratio. La diáspora. La soledad. El fin.

Hablemos del PISA, claro que sí. Pero hablemos también de la población y de su densidad. Y de la geografía. De la España abandonada. De la España vacía. Y hablemos, ya puestos, de la financiación autonómica.

Jesús Lens

De rosas y viajes en el tiempo

“Éste es un viaje en el tiempo y en la geografía. En el tiempo, hacia el pasado, hacia la época en la que se construyeron esos maravillosos edificios que han sobrevivido al tiempo como representaciones de la ciudad de Dios en la Tierra y que conocemos como catedrales, y, en la geografía, a través de un país que es un mosaico de regiones tan diferentes como sus paisajes”.

No es baladí la tilde sobre el “Éste” que abre esta columna y con el que, a su vez, empezaba el preámbulo de “Las rosas de piedra”, un monumento de la literatura de viajes escrito por Julio Llamazares. No es baladí porque el primer tomo del largo periplo por todas las catedrales de España se publicó hace ahora diez años, cuando la RAE era firme con la cuestión de los acentos… ortográficos.

Acaba de salir la segunda entrega rosada de Julio Llamazares, “Las rosas del sur”, continuación de aquel, y con el que culmina un proyecto totémico: dieciséis años de viajes por la Península compendiados en más de 1.100 páginas de la mejor literatura de viajes que se puede leer hoy en nuestro país.

Tras diez años de espera, me abalanzo sobre el nuevo libro de Llamazares para leer las páginas dedicadas a las catedrales de Granada y Guadix. Y, como si de una metáfora se tratara, cuesta trabajo llegar a ellas, que están prácticamente al final de la narración, justo después de Málaga y antes de Almería, donde finaliza el fascinante recorrido iniciado por el viajero-escritor en la catedral de Santiago.

Ese viajero-escritor que, una vez dentro de nuestra catedral, la “observa con detenimiento sobrepasado por su majestuosidad. El viajero ha visto catedrales grandes, pero pocas como ésta en la que la falta del coro en la nave central hace que todavía parezca mayor de lo que es”. Continúa el autor con su relato, parafraseando al arquitecto Fernando Chueca cuando califica a la catedral de Granada como “la más noble capilla mayor del orbe cristiano”.

Y atentos a esta descripción, a modo de enigma: “El viajero, emocionado, se queda un rato ante ella extasiado por esa imagen con la que su autor logró la perfección suprema”. ¿De qué imagen habla Llamazares, quién es el autor y en qué lugar de la catedral granadina se encuentra? Tic-tac…

Jesús Lens

Recula el Supremo

¿Les llamamos “sorpresa” y “estupefacción” a los efectos provocados por el recule del Supremo en el tema de los impuestos y las hipotecas, debido a “la repercusión económica y social” generada por su histórica -e histérica- sentencia?

En el fondo del sainete subyace una cuestión jurisprudencial y unas importantes diferencias de criterio entre distintas Salas del propio Tribunal Supremo, con la Sala de lo Civil contradiciendo a la Sala de lo Contencioso-Administrativo. Sin embargo, lo que quedará en el imaginario colectivo es que la Banca siempre gana. La Banca como poder omnímodo, capaz de obligar a desdecirse al mismísimo Tribunal Supremo.

Finalmente será el Pleno de la Sala el que decida, el día 5 de noviembre, pero el daño ya está hecho: sea cual sea su decisión, la interpretación popular trascenderá los límites de los argumentos jurídicos, con la desafección y la pérdida de confianza en las instituciones básicas del Estado elevando notablemente su temperatura.

El Tribunal Supremo, además de contradecirse a sí mismo, generó un caos mayúsculo con el tema de la retroactividad o no de su sentencia y provocó un frenesí y un no parar continuo, con webs más o menos serias creando simuladores para calcular a cuánto ascendía lo que los clientes podrían exigirle a su entidad financiera.

¡Cuántos planes para viajar en las próximas vacaciones se hicieron! ¡Cuántas nuevas Smart TV se decidieron comprar! ¡La de inminentes arreglos en el cuarto de los niños que se trazaron sobre el papel!

Ahora que todo ello es papel mojado, ¿qué tal si fantaseamos -e ironizamos- con otras decisiones judiciales susceptibles de ser revertidas “por su repercusión económica y social”? Habría que empezar por la del Caso Nevada, ese pleito defendido por la Junta de Andalucía de una forma tan austera que sus letrados ni siquiera comparecieron. Un pandemónium por el que se nos condenó a los andaluces a pagar 165 millones de euros. Más intereses.

O el Ayuntamiento de Granada, hundido y arruinado… ¡que no le pague a la Rober todo lo que va perdiendo en los juzgados y compre más autobuses para reforzar la exánime línea 4!

Jesús Lens

Accidente en la circunvalación

Habría que consultar con el DataLab de Ideal qué tipo de noticias son las más habituales en la edición digital del periódico. Me apostaría una caña de cerveza y una tapa de morcilla a que, justo por detrás de la información del tiempo y los resultados de los diferentes sorteos diarios, aparecería un titular como el siguiente: “Un accidente en la circunvalación provoca retenciones en los accesos a Granada”.

Hizo falta que el pasado miércoles se produjese un accidente más grave de los normal, con un coche saltando la mediana, varios heridos y un atasco monumental, para que cayéramos en la cuenta de la insostenibilidad de un tráfico que colapsa la circunvalación un día sí y otro también.

¿Con cuánto tiempo de antelación hay que salir para ir al aeropuerto, por ejemplo? Salvo que le apetezca vivir un thriller de imprevisibles consecuencias, mi consejo es que salga con muuuuuuuuucho tiempo. Y que, después, se tome dos o tres cafés en Chauchina, si la cosa fue bien. Porque la amenaza de atasco en la circunvalación granadina es casi tan habitual como la de la cancelación de vuelos en temporada alta.

RETENCIONES EN LA CIRCUNVALACION
FOTOGRAFIA: ALFREDO AGUILAR

El éxito del Metro ha sacado a cientos de miles de coches de las carreteras, señalan las estadísticas oficiales. ¡Menos mal! Aún así, la situación del tráfico resulta caótica en nuestra Área Metropolitana y empieza a ser imprescindible y urgente analizar con seriedad la ampliación del Metropolitano a otros pueblos del cinturón granadino.

Y la otra gran cuestión: la segunda circunvalación. ¿Qué tal van esas obras? ¿A qué ritmo avanzan? ¿Cuánto retraso acumulan? ¿Qué partidas presupuestarias hay pendientes de aprobación y/o ejecución? ¿Qué fechas se barajan para su definitiva puesta en funcionamiento?

El gran efecto colateral de la continua y perenne tomadura de pelo con el AVE es que nos hemos olvidado de otras grandes obras pendientes, tanto o más importantes que las ferroviarias. Lo hemos dicho muchas veces y lo seguiremos denunciando: Granada adolece de un enorme déficit en infraestructuras. Un déficit que lastra nuestro desarrollo económico y social. De las canalizaciones de Rules al aeropuerto, pasando por la referida segunda circunvalación o el puerto de Motril.

Hablando de todo lo cual: ¿vieron ustedes el dictamen del grupo de trabajo de la Capitalidad Cultural Europea de Granada 2031, que propone la creación de siete nuevos museos? ¿Qué les parece?

Jesús Lens