Cuando empiecen a llegar los programas electorales de los diferentes partidos que se presenten a las elecciones autonómicas, ¿qué será lo más importante para usted, a la hora de decidir su votar?
Yo lo tengo muy claro. Por una vez y más allá de ideologías, nombres, filias y fobias; me iré al apartado de Ciencia y Tecnología y buscaré sus propuestas de financiación y su compromiso para traer a Granada el acelerador de partículas.
Todo lo demás va a pasar a un segundo plano, incluyendo las mutuas acusaciones por corrupción, el AVE, el Nevada, la fusión hospitalaria, la reconexión por Moreda -ejem- o la política cultural.
Conste que todo ello me importa. Y mucho. Pero el futuro de una Granada con cerca de 100.000 personas desempleadas de forma recurrente, por muchos récords que se batan de turismo, pasa por la ciencia. ¡Quién nos lo iba a decir! Tierra de vates y artistas, de leguleyos y jurisconsultos; Granada será científica… o no será.
Para ese cambio de modelo productivo del que todos los políticos hablan, pero nadie ve, el ariete, el mascarón de proa, es el acelerador de partículas de Escúzar, que requiere de una primera inversión de 30 millones de euros para seguir su andadura.
Cuando me asaltan las zozobras sobre el acelerador -qué es, para qué va a servir, por qué va a ser tan importante para nuestra socio-economía, si será rentable la inversión, el número de años que operará, los posibles riesgos de seguridad, etcétera- llamo a mi amigo Eduardo Ros, catedrático de la UGR y uno de los grandes especialistas en la cuestión, y me disipa cualquier duda que pudiera albergar. Y, créanme, Eduardo no vende humo.
Hace unos días estuve otra vez con él y me habló de los múltiples y variados beneficios colaterales de tener un acelerador de partículas en nuestra tierra. ¡Asombroso! Tanto que, como oiga una sola duda o titubeo con respecto a la financiación de este proyecto, en la Junta de Andalucía o en el gobierno central, juro que cojo el viejo trabuco de mi abuelo Vicente y me echo al monte.
Infórmense. Pregunten. Investiguen. Y verán ustedes como, hoy por hoy, el futuro de nuestra tierra y el pan de las nuevas generaciones de granadinos, pasa por conseguir que venga una de las tecnologías de futuro que ya es presente.
Jesús Lens