Un runrún muy habitual en esta ciudad es que Sevilla nos roba y que, por tanto, hay que granadinizar la gestión de monumentos como la Alhambra o de empresas como Cetursa, para evitar que los dineros que generan se pierdan por el Genil y terminen desembocando en el Guadalquivir.
El último en apuntarse a lo de ser más granaíno que las salaíllas ha sido Sebastián Pérez, quien ha señalado que “no vamos a tolerar que se sigan manejando la Alhambra y Sierra Nevada desde Sevilla”, esperando que los granadinos tengan una participación infinitamente superior en la gestión de la Alhambra y el Generalife como de la estación de Sierra Nevada. (Leer AQUÍ)
Este tipo de declaraciones corren el riesgo de convertirse en un bumerán: en cuanto el nuevo gobierno de Sevilla -negociado en Madrid- nombre a un nuevo Sultán de la Alhambra de su puño y letra y a un nuevo Señor de las Altas Cumbres de su cuerda… ¿van a permitir que les enreden desde la Plaza del Carmen? ¿Desde el Ayuntamiento de Monachil? ¿O cómo propone Sebastián que se granadinice su gestión? Porque el patronato de la Alhambra y el consejo de administración de Cetursa ya están integrados por personas granadinas y muy granadinas…
El gran problema al que se enfrenta Sebastián Pérez es que habla como si fuera nuevo en la plaza, un cándido recién llegado, casto y puro. Como si no hubiera ocupado cargos de altísima responsabilidad en el PP que condujo a la ruina al Ayuntamiento de Granada.
Un Ayuntamiento que, conviene recordarlo, es la casa de los líos, con un presupuesto prorrogado desde hace años y en el que los concejales de los diferentes partidos han sido incapaces de ponerse de acuerdo en nada realmente trascendental para la ciudad. ¡Y eso que todavía no acoge a ningún representante del partido populista de derechas!
Insisto: hace falta saber cómo se arbitrará la granadinización de los monumentos, empresas e instituciones más representativos de nuestra tierra. Lo mismo se trata de elegir a sus rectores y administradores de ámbitos de fuera de la política, con criterios exclusivamente técnicos. Lo que estaría muy bien… sino fuera porque vivimos en una sociedad en la que incluso las asociaciones de vecinos están politizadas hasta los cimientos.
Permítanme que, mientras no nos lo aclaren, sea escéptico con las proclamas granaínas y muy granaínas.
Jesús Lens