Promesas por cumplir

El mismo día que arrancaba Fitur y nos abrazábamos y besábamos a nosotros mismos por las excelentes cifras cosechadas por el sector turístico en 2018, cenaba con un amigo cuya experiencia viajera en Granada, el verano pasado, fue nefasta.

Me encontraba en Zaragoza, disfrutando del festival Aragón Negro. El ambiente de la cena, informal, era alegre y desenfadado, por lo que aproveché para desgranar el programa de Gravite, el festival sobre el viaje en el tiempo cuya primera edición arrancamos el próximo martes. Al terminar, rematé mi entusiasta alocución con una de esas declaraciones de principios que, en ocasiones, te revientan la cabeza a modo de bumerán: “Granada es una ciudad a la que todo el mundo quiere venir”.

Porque uno de mis contertulios, premiadísimo escritor y colaborador habitual en prensa, estuvo en Granada el pasado agosto. Había reservado plaza hotelera en la Costa Tropical y el lugar que se encontró, por las muecas que ponía, debió ser un poema. Tras quejarse y protestar, consiguió que le cambiaran de hotel.

Y le llegó el turno a la Alhambra, por cuya visita le cobraron cerca de 50 euros a él y otros tantos a su pareja.

—Sería una visita guiada—le pregunté.

—Ni guiada ni leches. Fue una estafa en toda regla.

A esas alturas de la cena, yo ya no sabía donde meterme, qué decir ni cómo explicar lo inexplicable. ¿No habíamos quedado en que ya no era posible la reventa de entradas a la Alhambra?

Mi amigo me lo comentaba sin acritud. Pero me dejaba un último recado:

—La imagen para la ciudad es malísima, Jesús. Pésima.

Y tanto. De hecho, las caras de las personas que nos acompañan esa noche no hacían presagiar una próxima visita a Granada, precisamente.

¡Qué gran reto tienen por delante Juan Marín, Ciudadanos y el PP, con cuestiones como las planteadas! ¿Serán capaces de cumplir sus promesas de profesionalización -y hasta de granadinización- de la gestión de la Alhambra, signifique eso lo que sea que quiera significar? ¿Pondrán coto al desmán de los apartamentos turísticos? ¿Y a las estafas por Internet en el sector turístico?

Marín se ha quedado con Turismo, la joya de la corona de la economía andaluza. El PP se queda con la gestión de la Alhambra. ¡Suerte con el empeño! Es hora de cumplir las promesas realizadas en la campaña electoral.

Jesús Lens

El Valle encantado

Iba a utilizar al clásico de John Ford para hablar sobre el Valle de Lecrín, pero el pasado al que hace referencia “¡Qué verde era mi valle!” no sería justo ni acertado. Hoy por hoy, el Valle es un lugar feraz, vivo y palpitante.

Foto que hice desde la ermita del Cristo del Zapato

Tiro de memoria en busca de otros valles cinéfilos, pero como amante del western que soy, los que se me vienen a la cabeza son oscuros y de venganza, valles de violencia y de muerte. Y no es eso, no. Es precisamente lo contrario.

El pasado agosto, cuando viajaba por toda nuestra provincia para escribir la serie Verano en Bermudas, visité el Valle. Así comencé aquella crónica: “La Autovía de la Costa Tropical es una de las mejores cosas que nos han pasado a los granadinos, pero su rápido trazado conlleva un efecto colateral: olvidar que las carreteras secundarias también existen. Por ejemplo, las que nos conducen al Valle de Lecrín, una de las comarcas más exuberantes de Granada”. (Seguir leyendo AQUÍ)

No dejo de recordar aquella excursión cada vez que leo noticias sobre el proyecto de instalación de la llamada autopista eléctrica en el Valle. Las primeras informaciones hablaban de una inversión de 100 millones de euros y venían cargadas positivismo: beneficios, plantas fotovoltaicas, parques eólicos, riqueza, desarrollo… ¿Cómo no estar a favor de semejante maná?

Pronto empezaron a llegar las primeras críticas al proyecto. Las quejas de los ecologistas se dan por descontadas en este tipo de conflictos, pero que un buen número de vecinos, alcaldes, instituciones y empresarios se hayan aunado para levantar su voz contra los planes de Red Eléctrica de España resulta muy elocuente. (Leer AQUÍ la información de Jorge Pastor)

La plataforma “No a las torres” señala que la instalación de la autopista eléctrica provocaría un daño irreparable en el Valle de Lecrín e “incrementaría de forma exponencial el empobrecimiento y la despoblación, condenando al Valle a convertirse en un bosque de torres de alta tensión en lugar de ser el mejor ejemplo de olivar nazarí que existe y candidato a patrimonio mundial”. (Ver AQUÍ la galería de fotos que hice en 2008 y publicó IDEAL)

Tema arduo y complejo, pero los datos que van desgranando los vecinos y colectivos afectados dejan bien a las claras que se trata de un proyecto brutalmente invasivo cuyos teóricos beneficios podrían no compensar los perjuicios que arrostrarán. ¡Qué triste sería pasar del Valle Encantado a suspirar por su verdor perdido, quién sabe en aras de qué quimeras!

Jesús Lens

Juego de Truenos

El cine y las series de televisión pueden moldear, cambiar y transformar la sociedad. Es algo que sostengo desde hace tiempo y, de hecho, hasta he dado charlas para demostrarlo fehacientemente.

Entre otros, me gustaba poner como ejemplo a Pablo Iglesias regalándole las cuatro primeras temporadas de “Juego de Tronos” al rey, para que conociera “las claves sobre la crisis política de España”.

Tiempo después, en la pasada campaña electoral andaluza, Teresa Rodríguez volvió al ataque catódico e identificó a Adelante Andalucía como la Guardia de la Noche que, para acabar con los Caminantes Blancos, se compraba tres dragones. En un vídeo que no tardó en hacerse viral -y que caminaba sobre la delgada línea que separa lo moderno y actual del ridículo más espantoso- la líder de Podemos en Andalucía terminaba caracterizada como la Khaleesi andaluza.

¿Con qué personaje de la saga de R.R. Martin se identificaría Pablo Iglesias en sus sueños más íntimos? Por imagen, con alguno de los Stark, posiblemente, que para algo son los buenos de la función. Pero en su fuero interno y tan amante como es del tactismo y de las estrategias, fijo que fantaseaba con ser ese Meñique que, con su preclara inteligencia y prodigiosa visión de futuro, terminaría por dirigir los destinos de España.

La realidad, sin embargo, es tozuda y personajes tan poderosos como los de “Juego de Tronos” no se han avenido a desempeñar el papel impuesto por los dirigentes de Podemos: la tormentosa actualidad política española les ha dado uno de esos letales golpes de efecto tan característicos de la saga.

La maniobra de Errejón en Madrid y la renuncia de la granadina Carmen Lizárraga en Sevilla acaban de dejar reducidos a Iglesias y Rodríguez a la categoría de pérfidos Lannister escorados hacia la extrema izquierda más inmovilista.

Si por algo se caracterizan los Lannister es por no temblarles el pulso a la hora de laminar a sus rivales internos. Como sucede en la fértil y cruel imaginación de J.J. Martin, en Podemos no hay personaje que esté a salvo ni seguro de llegar con vida al siguiente episodio.

Y como ocurre con las sagas-río, resulta complicadísimo seguir la trama de Podemos, sus familias, marcas, confluencias, escisiones, purgas y traiciones sin el imprescindible resumen de todo lo acontecido previamente en la serie, al comienzo de cada capítulo.

Jesús Lens

Vegas: correr con sentido

No hay nada más satisfactorio que correr por una buena causa. A quien le gusta correr, por supuesto.

En realidad, correr ya es una buena causa en sí misma, que a estas alturas no vamos a recitar todos los beneficios y propiedades de la actividad física. Con moderación. O desmesuradamente. A gusto de cada cual y dependiendo de sus condiciones físicas… y mentales.

Pero correr por una buena causa, como la lucha contra la violencia de género, resulta especialmente reconfortante. De ahí que eligiera la cita de Vegas del Genil del pasado sábado para volver a las carreras sobre asfalto, tras dos años alejado de dorsales, cronómetros y demás zarandajas propias de la competición.

Hacía frío. Mucho. Y no entendía el empeño en hacerla nocturna, en pleno mes de enero, en lo más crudo del crudo invierno. Lo explicó la concejala de Igualdad, antes de darse el pistoletazo de salida a la carrera: se trataba de reivindicar el derecho de las mujeres a correr, también, de noche, sin sentirse asustadas o intimidadas.

Una buena declaración de principios que me encorajinó y me dio ánimos justo cuando el cuerpo me pedía refugiarme en la cafetería más cercana y hartarme chocolate con churros, al calor de alguna chimenea cuyo evocador aroma impregnaba el ambiente.

Seríamos unas 150 personas de la partida. En cuanto comenzó la carrera, el grupo se estiró como una serpentina y no tardamos en encontrarnos bastante solos, que el recorrido era sinuoso y estaba lleno de curvas, giros y recovecos. De ahí que sea preceptivo felicitar a la organización, que se tuvo que afanar para garantizar la seguridad de los atletas… y para que los rompetechos como yo no se despistaran en la maraña de calles de Vegas.

Disfruté corriendo. Y sufrí lo mío, también, que ya no tengo acostumbrados al cuerpo y a la mente a ese tipo de triscas. La primera recompensa fue cruzar la meta. La segunda, reponer líquidos en uno de los lugares más mágicos de Granada: el Charavinillo.

Habíamos estado en verano, disfrutando del frescor nocturno de la vega. En esta ocasión, Carol, mi cuate Pepe y yo nos arrimamos a la lumbre de la chimenea para disfrutar de unos sabrosos embutidos, unas setas a la plancha y de una morcilla picante con tomate que quitaba el sentido. Pero esa será ya otra historia.

Jesús Lens

ADN, ingeniería genética y código negro

¿Cuántos científicos se habrán tenido que enfrentar a la coletilla “jugar a ser Dios” a lo largo de la historia de la humanidad, mientras investigaban y trabajaban para mejorar las esperanzas y expectativas de vida de sus congéneres?

El más reciente -que conozcamos- es un científico chino que modificó los genes de dos bebés y que ha admitido otra fecundación con embriones alterados. He Jiankiu se ha declarado orgulloso por los logros conseguidos: “Puede ser la única manera de curar alguna enfermedad… si la tecnología está disponible, podemos ayudar a la gente que lo necesita”, explicó en la Segunda Cumbre de Edición de Genoma Humano, a finales del año pasado.

Sin embargo, sus colegas denuncian que ha traspasado límites éticos y deontológicos, yendo contra los códigos de buenas prácticas. ¡Qué difícil y complicado, delimitar este tipo de fronteras!

Acabo de leer “El error de Clara Ulman”, de la popular actriz, productora y ahora también escritora Cristina Higueras; una novela imprescindible en el actual panorama literario contemporáneo, con la cuestión de la ingeniería genética situada en el centro de la trama.

Descrito como “inquietante y subversivo thriller científico-criminal”, el libro de Cristina Higueras sitúa al lector frente a esa contradicción que, desde tiempos inmemoriales, ha asaltado a los seres humanos: ¿nos estaremos metiendo en terreno privado de Dios?

Como Prometeo, por ejemplo, cuando robó el fuego de los dioses para ponerlo a disposición de la humanidad, ganándose el castigo Zeus. O el mismísimo y celebérrimo doctor Frankenstein, no por casualidad bautizado como el Nuevo Prometo por Mary Shelley.

En el festival GRAVITE, el sábado 2 de febrero, vamos a hablar de todos estos temas. Porque la ingeniería genética fuera de control puede ser el Frankenstein del siglo XXI. Y lo haremos en un espacio mítico de Granada: el Teatrillo del hotel Alhambra Palace, un lugar que es un viaje en el tiempo en sí mismo. Participarán el escritor Fernando Marías, el forense Miguel Botella, el dibujante Javier Olivares -Premio Nacional del Cómic- y la propia Cristina Higueras.

Trazaremos un recorrido por el mito de Frankenstein desde su origen hasta la actualidad. Reflexionaremos sobre su representación gráfica, su conexión con la ciencia forense y la evolución operada en estos doscientos años, desde que Mary Shelley publicó su libro, allá por 1818.

Evolución que ha encontrado un filón extraordinario en las novelas criminales de Cristina Higueras. Si “El extraño del ayer” estaba protagonizada por un forense que se ve involucrado en un enigmático asesinato ritual, el personaje principal de “El error de Clara Ulman” es una científica especializada en genética dispuesta a llevar sus investigaciones hasta donde no se han atrevido sus colegas más osados.

Clones. ¿Quién no ha soñado alguna vez con tener un clon que haga las tareas más ingratas y fatigosas? Un clon que vaya a esa reunión que se prevé insoportable. Un clon que prepare la cena mientras nosotros leemos un par de horas, cómodamente tumbados en el sofá.

Un clon, también, por si necesitamos repuestos de partes de nuestro propio cuerpo. Un hígado, por ejemplo. O un corazón. ¿Por qué esperar el trasplante del órgano de un desconocido y rezar para que nuestro organismo no lo rechace, en caso de que aparezca, pudiendo tener a nuestra disposición, gracias al ADN y a las células madres, duplicados de nuestras propias vísceras?

A Clara Ulman, las cuestiones morales no le afectan. Ella es una brillante científica y, en su trabajo, deja a otros las disquisiciones éticas. Más complicado será, sin embargo, poder avanzar en sus investigaciones sin interferencias. Por ejemplo, de los accionistas mayoritarios de la nueva empresa que la ha contratado, española, trayéndola de vuelta de los Estados Unidos. Un fichaje de campanillas.

Clara despliega una inteligente estrategia para trabajar con desahogo en proyectos llamados a cambiar la historia de la ciencia. Y, sin embargo, cometerá un error de consecuencias imprevisibles.

Trama adictiva, personajes bien trazados y perfectamente creíbles, escenarios tan desasosegantes y asépticos que parecen sacados de una película de David Cronenberg y cuestiones éticas, morales y filosóficas de plena actualidad. ¡Y en formato de thriller!

Lo mejor de la novela de Cristina Higueras es que, a través del punto de vista que adopta a lo largo de la narración, obliga al lector a tomar partido. Y lo hace sin engaños, manipulaciones o subterfugios. La autora plantea una serie de situaciones a las que Clara se debe ir enfrentando a lo largo de la historia, forzándola a actuar en consecuencia. Y convierte al lector en juez. Y parte. Porque el lector se siente continuamente interpelado y concernido por las actitudes, las razones y las justificaciones de Clara. Pero… ¿hasta dónde será capaz de acompañarla?

“El error de Clara Ulman” demuestra, una vez más, que son las mujeres de este país quienes están escribiendo la novela negra y policial más apegada a la actualidad informativa del momento, tratando los temas de mayor relevancia social con gran maestría y una sólida solvencia narrativa y documental.

Jesús Lens