Lean, lean ustedes los informes que la Udef le ha pasado al Juzgado de instrucción número 2 de Granada para conocer cómo el gobierno municipal de Torres Hurtado le hurtó a nuestra ciudad algunas de sus posibilidades de despegue y crecimiento.
Informes que el brillante trabajo de Quico Chirino y Yenalia Huertas nos permite leer en Ideal y nos sirven para comprender, de forma prístina, por qué Granada es una ciudad de segunda división. Una ciudad maniatada que, salvo improbable puñetazo encima de la mesa de los granadinos, lo seguirá siendo por siempre jamás. (Leer AQUÍ)
Pongámonos en antecedentes. Con las maltrechas arcas municipales agrietadas, el Ayuntamiento se gasta el dinero que no tiene en conseguir que Granada sea una de las sedes del Mundobásket del 2014. Aun así, damos saltos de alegría y prorrumpimos en vítores, que un evento de esas características sirve para dinamizar la economía, además de permitirnos disfrutar del mejor baloncesto.
Se anuncia que, en el paquete de la concesión a Granada de la sede mundialista, se incluye la construcción de un gran pabellón deportivo, moderno y dotado de todo lo necesario para que las selecciones que compiten en Granada puedan entrenar en óptimas condiciones. Sería una infraestructura llamada a permanecer, a enriquecer la dotación deportiva de la ciudad. A atraer futuras citas competitivas de primerísimo nivel.
Entonces llegan los recortes, dictados por decisiones políticas, que no técnicas. Por ejemplo, quitar la climatización -total, ya sabemos que Granada no es una ciudad de extremos térmicos- o bajar la calidad del pavimento, que estos baloncestistas son muy delicados. ¿El espacio para la zona de masajes? ¡Mejor achicarlo y, en su lugar, sacar un par de locales comerciales! ¿Zonas de seguridad en torno a la pista central? ¡Menudo desperdicio! Tanto deporte y tanta puñeta.
Y de esta manera, con unos recorticos por aquí y otros por allá… ¡voilá! Nos quedan unos magníficos locales para abrir nuevos bares, cafeterías y hamburgueserías. Y todo ello, insisto, contra el criterio de los técnicos correspondientes, ignorados y ninguneados una vez más.
¿El resultado? En vez de unas modélicas y polivalentes instalaciones deportivas homologadas internacionalmente, una pista de hielo para aficionados usada mayormente para la celebración de cumpleaños.
Esta es la herencia recibida del gobierno del PP de Torres Hurtado: una ciudad a la que, en aras del interés particular, nunca dejaron de cortarle las alas.
Jesús Lens